En la comuna de Pedro Aguirre Cerda, casi cualquier cosa que se piense, se filme, se pinte o se grabe, pasa por el colosal hospital abandonado. Es su símbolo y, a la vez, su castigo. El último hito es la grabación de la serie El reemplazante, de TVN, que se filma en el Colegio Ochagavía y que se estrenará en el segundo semestre en 12 capítulos.

En ella, el actor Francisco Pérez Bannen es un ejecutivo que lo pierde todo y termina de profesor de matemáticas en el ficticio liceo Lautaro Alcázar, un establecimiento con todos los problemas de la educación chilena. Por las ventanas se cuela el frío y alumnos y profesores ven un Santiago gris, de casas bajas, cables enredados en los postes y, a lo lejos, lo único que sobresale de la niebla: los nueve pisos del edificio abandonado del ex Hospital de Ochagavía. Es una imagen de pesadilla. Quizá emulando una historia real del barrio, de la escuela Márquez de Ovando, cuyo patio vive a la sombra y sufre la humedad de la gigante mole.

No es el primer intento de plasmar esos muros firmes, pero tristes. El grupo Congreso grabó ahí el video del tema Estoy que me muero, en 1986. Luego lo usarían Lotty Rosenfeld y Pedro Lemebel para instalaciones y performances. Y una docena de artistas visuales más, grupos de rap y poetas. Hasta viajó al extranjero en la exposición 5 lugares, de Leonardo Portus, quien expuso su maqueta en París y Berlín en 2007. Hoy, una artista chileno-suiza está obsesionada con el edificio. "Quiere hacer una intervención. Pero se topó con que no hay información y tampoco la dejan entrar. La última vez que vino -hace unos meses- tuvo que entrar a escondidas a grabar unas escenas de su performance", dicen Ana María Saavedra y Luis Alarcón, directores de Galería Metropolitana, centro de arte de la comuna. La productora que hace la serie de TVN también lo intenta, pero aún no obtiene los permisos.

Para la Municipalidad es una pesadilla. La alcaldesa Claudina Núñez se queja: "tenemos clavados al centro de la comuna, el más grande monumento a la desidia. Desde que el Serviu lo vendió en 42.000 UF en 1999 (lo que cuesta pavimentar tres cuadras con sus veredas) a Inmobiliaria Mapocho no podemos hacer nada".

La alcaldesa envió solicitudes al gobierno de Bachelet, ahora al de Piñera para que lo incluyan en sus proyectos regionales, pero no recibió respuesta. "El último recurso es que el Juzgado de Policía Local le curse multas y haga un juicio de restitución por abandono", dice. Le pasaron la primera en marzo de este año.

Es también una pesadilla para la Inmobiliaria Mapocho, hoy parte de la constructora DLP a cargo de una serie de edificios en Las Condes. El Serviu les instruyó una demanda de $ 8.500 millones en 2009, por el abandono del proyecto de mall y de departamentos que se comprometieron a hacer cuando lo adquirieron en 1999. Pero en el juicio del Primer Juzgado Civil se culparon mutuamente de la falta de inversión, ya que el Estado también había comprometido accesos desde la Autopista Central, una plaza y arborización. La demanda está paralizada, de mutuo acuerdo, desde enero de este año.

Hasta los artífices del edificio sufrieron con su abandono. El arquitecto jefe del proyecto, Hernán Aubert Cerda, prácticamente hasta su último suspiro en abril de 2010 tenía una espina clavada. Su viuda Elizabeth Kock recuerda: "Hasta hace poco recibía propuestas de intervención. La empresa Siemens -que provee equipos médicos- se comprometió a terminar la obra a cambio de habilitarlo. Hubo otras propuestas desde Francia. Venía gente interesada. Estaba convencido de que debía seguir siendo un hospital". Aubert fue durante muchos años jefe de la entidad estatal Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios.

Esta institución recibió el encargo de Ramón Valdivieso, ministro de Salud de Eduardo Frei Montalva, para hacer el "Hospital del Empleado" (su nombre oficial). Aubert comenzó los planos, pero en el gobierno de Frei no se puso ni una piedra. Salvador Allende como era médico, lo repotenció. Inscribieron los planos en julio de 1970 y el 25 de enero de 1971 se dio el permiso de edificación en la Municipalidad de San Miguel. En marzo del 71 la constructora Neut Latour empezó las obras que terminarían en 45 meses. Sólo trabajaron 30, hasta septiembre del 73, cuando fue paralizado.

Juan Antilef, vecino que trabajó en la construcción, recuerda: "Instalamos azulejos hasta el mismo septiembre del 1973. Otra empresa armaba ya los ascensores".

Incluso en septiembre empezaron a llegar las obras de tabiquería para el ala norte donde estaría el centro de diagnóstico. En el ala sur funcionaría la hospitalización. Tendría 600 camas.

El arquitecto Aubert casi murió en el ex hospital. En octubre de 1973 llevó a las nuevas autoridades militares del Hospital Ramón Barros Luco a visitar la mole. Subieron hasta la azotea. Dio un paso en falso y cayó cuatro pisos por la caja del ascensor, rompiendo andamios y maderas. Tuvo una lesión cervical y contusiones graves. Sobrevivió sólo porque media 1,95 y era de estructura atlética. Nunca más quiso volver a la construcción.

El edificio quedaría abandonado en manos del Estado hasta 1999, cuando fue vendido en el 1% de su valor. Desde 2009 la Inmobiliaria Mapocho tiene prohibido a los artistas entrar ahí a grabar sus pesadillas.