Dieciséis meses después de que Pablo Iglesias presentara el manifiesto fundacional de Podemos, nadie en el mundo político de España puede ignorar que ese partido, surgido de los indignados del 15 de mayo de 2011, se ha convertido en un fenómeno y de alguna manera encarna la promesa de cambio político en el país.

Sin embargo, en los últimos meses han surgido algunas nubes para Iglesias y sus partidarios, como la reciente renuncia de Juan Carlos Monedero, el número tres del partido, que acusó a la dirigencia de estar llevando a Podemos demasiado hacia el centro, y los sondeos que ya no lo muestran como la niña bonita de la política española. Así, empieza a mermar su respaldo. De hecho, entre enero y mayo, este partido de izquierda cayó 7,4 puntos (del 23,9% al 16,5%), con lo que pasó de la segunda a la tercera posición en la intención de voto de los partidos políticos.

De cualquier forma, tras el éxito en las elecciones europeas del año pasado, Podemos deberá demostrar su verdadero peso en las elecciones municipales y autonómicas del domingo 24 de mayo y en los comicios generales de noviembre.

En esta entrevista con La Tercera, Iglesias hace un repaso a la situación política española, aborda las expectativas y problemas de Podemos como partido y habla de su visión sobre una estrategia para la construcción de una mayoría que produzca el fin del bipartidismo y un cambio político en España.

¿Qué le han ofrecido y qué ha rechazado?

La verdad es que nada. Muchas personas nos escuchan y nos dicen que han recuperado la ilusión, eso es maravilloso. Cada vez somos un actor político esencial, pero no nos vamos a conformar con ser una fuerza subalterna. Estamos aquí para formar parte del cambio político que es necesario y para eso es pertinente seguir trabajando en fórmulas y en el empoderamiento de la gente.

¿Su apuesta es la toma del poder?

Nadie puede tomar el poder a nivel individual. Allende les decía a los jóvenes más radicales: "Hemos tomado el gobierno, pero no hemos tomado el poder". La historia la cambian los pueblos.

Usted ha dicho que va por el voto transversal, no sólo por el de izquierda. ¿En qué es usted de derecha?

Tengo algo en común con los conservadores: me gusta la mano dura, pero no con los débiles, sino con los poderosos.

El historiador británico Arnold J. Toynbee decía que el mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan por ella.

Efectivamente, si no haces política, te la hacen otros, y cuando te la hacen otros, te pueden robar los derechos, la democracia y hasta la billetera.

Desde la presentación de Podemos, hace un año y medio, el partido no sólo ha jugado sus cartas en el escenario político, sino que también ha sufrido fuertes sacudidas de sus contrincantes. ¿Cómo afrontan la responsabilidad de plantear el cambio en el sistema de partidos y en el futuro escenario político de España?

Asumiendo las enormes dificultades que se plantean y con gran prudencia. Lo que tenemos ahora -independiente de lo que digan las encuestas- es un millón y medio de votos de unas elecciones europeas. Es verdad que se están abriendo muchas expectativas, que las encuestas apuntan una tendencia que señala que el cambio político en España es posible y Podemos es determinante en ese proceso. Pienso que esa perspectiva no sólo es una buena noticia para nuestro partido, sino que también lo es para el país, sin olvidar que las más difíciles están por llegar. Nos vamos a enfrentar a adversarios muy poderosos, que se opondrán a los cambios, va a ser un proceso difícil. El desafío de Podemos será conquistar por vía electoral el poder político para lograr las transformaciones. Todo esto plantea dificultades y escenarios complejos. Del mismo modo que podemos ganar, podemos perder, así es que necesitamos prudencia, humildad y seguir trabajando.

¿En qué momento está Podemos para transformar ese millón y medio de votos que usted menciona en un proyecto de cambio que requerirá tiempo y sumar más gente?

Estamos en el momento de la política, la que implica brindar inteligencia a circunstancias y contextos que no eliges tú. Nosotros no elegimos las etapas que tienen el curso político, son lo que son, y a partir de ahí es fundamental que juguemos con la máxima inteligencia para no dejar de ser útiles, para ser un instrumento político para el cambio. Sabemos bien que hacer política es buscar los mejores escenarios para el enfrentamiento, hacer política es provocar las contradicciones del adversario, y por eso también tenemos que aplicarlas a nosotros mismos en un contexto que puede ser difícil y deplorable para nosotros. Ahí es donde tenemos que demostrar que estamos a la altura política de las circunstancias. Si hemos acumulado suficiente inteligencia colectiva, si vamos a salir de nuestro proceso constituyente con un equipo con capacidad para tomar decisiones políticas para la gente, que sean adecuadas para el cambio político, o si por el contrario nuestros adversarios son capaces de llevarnos a terrenos que no nos favorecerán y que, por lo tanto, detengan esa experiencia de cambio.

Estamos a las puertas del inicio de un ciclo electoral que empieza ahora en mayo, que continuará con las generales a fin de año, y puede que haya también elecciones anticipadas en Cataluña. ¿Podemos ha adoptado ya una posición concreta? ¿Cómo contribuirá a la construcción de unas nuevas mayorías alternativas?

Es un debate muy complejo. Para Podemos el escenario electoral crucial son las elecciones generales, que será el que marque la posibilidad de alterar el escenario político en este país. Somos conscientes de la importancia de las elecciones municipales y autonómicas, pero es un escenario en términos estratégicos muy complejo. Nuestros adversarios van a tratar de utilizar los mayores recursos y el peso de todo su poder para afrontar en las mejores condiciones posibles las elecciones generales que sabemos que serán decisivas. Para nosotros la meta es cambiar el régimen de 1978 mediante unas mayorías capaces de hacerlo posible. El régimen estaría encantado de que su mayor desafío fuera un frente de izquierda. Pero eso a nosotros nos parece un error. Es fundamental la unidad popular por encima de la unidad de las siglas. Debemos diseñar una estrategia que tendrá que ser flexible para seguir siendo útiles a nuestra prioridad, que será el proceso de cambio político en este país. Podemos no estará en las elecciones municipales, pero nuestra gente promoverá y participará en candidaturas de unidad popular. Para nosotros la candidatura de unidad popular no son las coaliciones de partidos, sumas de siglas o frentes de izquierda, sino iniciativas ciudadanas para el cambio que asuman las primarias abiertas como metodología. En el caso de las elecciones autonómicas, Podemos estará con sus siglas.

¿Es prioritario llevar a cabo el cambio en los municipios y autonomías o su prioridad estratégica es ir madurando con un proyecto alternativo en las elecciones generales?

Es indudable que los dos procesos están relacionados, que el cambio es necesario que se dé en todos los ámbitos, pero en política a veces hay que correr. Vivimos en un momento político en que seguramente estamos ante una oportunidad histórica de desafiar al régimen político español, fundamentalmente al bipartidismo de dos partidos políticos (PP, PSOE), con la eventual concurrencia de fuerzas nacionalistas conservadoras que forman parte también de la "casta". Creo que ese es el objetivo y que las estrategias deben diseñarse en función de ese objetivo fundamental. De ahí debemos ver qué opciones se pueden dar. Insisto que respeto y admiro otras experiencias políticas que se han dado en otros ámbitos, pero debo decir que también existen algunos sectores en la izquierda que tienen que hacer una gran autocrítica de sus planteamientos y prácticas políticas. Es innegable que el fenómeno Podemos es el resultado del fracaso de la izquierda tradicional, que ha sido incapaz de hacer un diagnóstico de lo que sucedía en este país. Cuando dividió la política en España en un campo que establece exclusivamente como polos, derecha e izquierda, quien celebra esa división del campo político es la derecha, porque saben que siendo así llevan todas las de ganar. Pero nosotros entendemos que una estrategia de cambio que se aproxima mucho más a nuestra realidad se debe a apoyar a una mayoría social que está de acuerdo con que tienen que existir derechos sociales, que la corrupción es intolerable, que los privilegios de la clase económica dirigente son insostenibles, injustos y nos están llevando al desastre. Entonces, existirá la posibilidad de la construcción política de una mayoría social por el cambio. Dejarnos enamorar por la posibilidad de que la izquierda se tome la revancha ante muchos años de gobierno de derecha es trabajar para ellos, es no entender que el cambio político de este país exige analizar qué ha pasado, qué ha ocurrido en las elecciones europeas, por qué determinados discursos y figuras son capaces de movilizar la ilusión popular, mientras otras no lo consiguen. Cuando esas reflexiones se conviertan en un análisis compartido y se obre en consecuencia, creo que será mucho más sencillo entender la manera en la que se produce la transformación política en este país. El cambio de régimen no es un cambio cuantitativo, es un cambio cualitativo que tiene como consecuencia llevar el terreno de juego a otro escenario en el que se pueda ganar a los que llevan demasiado tiempo gobernando. Eso el PSOE lo supo siempre y no ha temido dejar de ser alternativa de gobierno hasta que hemos aparecido nosotros. Todos los actores políticos entienden que el mérito en el cambio de escenario que se ha abierto tras las europeas no es personal, ni es individual por parte de Podemos; tienen que entender cuáles son las claves fundamentales para que esa posibilidad, inédita en la historia política reciente de nuestro país: de que la oposición al PP ya no sea el PSOE, sino una fuerza política que debe plantear cosas radicalmente distintas a las que plantea el PP, disputarle el gobierno. Para eso tiene que haber una serie de cambios de mentalidades y de análisis, que no termino de ver que se estén produciendo.

¿Qué puede decirme del partido Ciudadanos, de Albert Rivera, que de pronto ha saltado a la palestra y que también habla de cambio?

Ellos no proponen realmente el cambio, lo de ellos es sólo un recambio.