Emilio Pellegrini y Silvia Ripamonti no lo podían creer: Manuel, el más tozudo de sus ocho hijos, quería ser futbolista. En una familia llena de profesionales e intelectuales, el anhelo del quinto de los hermanos parecía una herejía, sobre todo considerando las buenas notas que tenía el niño.
En esa época, Manuel comenzaba a forjar ese carácter fuerte y perseverante que lo ha caracterizado, y para conseguir el favor de sus padres estudió Ingeniería Civil en la Universidad Católica, al mismo tiempo que formaba parte del primer equipo de la "U". No fue para nada fácil. El fútbol y la universidad consumían todo el tiempo
del zaguero, que igualmente logró sacar la carrera en siete años.
"El papá no quería que se dedicara al fútbol, porque sentía que no le daría la estabilidad que le entregaría el ejercicio de su profesión, pero siempre lo apoyó y ahora está arrepentido de haber pensado eso, y muy orgulloso por lo que ha logrado Manuel", recuerda Pedro Pellegrini, hermano del entrenador.
Como en casi todos los desafíos que le han puesto en la vida, el ex DT de Villarreal salió adelante. Y, además, aprendió una lección: con trabajo y perseverancia, nada le sería imposible.
"Sabíamos que en algún momento esto iba a pasar.
Es la consecuencia lógica de todo el esfuerzo que ha puesto en todos estos años. Ha trabajado al máximo por su vocación. Estamos orgullosos de él hace mucho tiempo, no ahora porque llega a Real Madrid. Este es un paso más en su carrera", afirma su hermano Pedro.
El costo familiar
Pellegrini va bien encaminado a los 30 años de matrimonio con la también ingeniera Carola Pucci, con quien tiene tres hijos. Es la distancia de sus seres queridos lo que más le ha costado sobrellevar al técnico. "Su mujer es una santa. Ella se ha encargado de los niños para que él pueda
realizarse profesionalmente", dijo en una entrevista la madre del técnico. El apoyo familiar es vital para Pellegrini, por eso se comunica diariamente con su familia nuclear y varias veces a la semana con sus hermanos y padres.
Es en esas instancias y con sus amigos cuando el
DT muestra una faceta distinta a la frialdad que muestra habitualmente. "Manuel no demuestra sus emociones, es bastante discreto. Es reservado, introvertido, pero no hosco ni parco, como se ha dicho tantas veces. Tiene esa personalidad muy especial. Lo que menos tiene es de frío. Es muy simpático y divertido", confiesa su hermano menor.
Pellegrini es un obsesivo del estudio. Cuando no ve fútbol, estudia idiomas, artes, medicina o algún instrumento, lo que también le ayuda a rellenar espacios de tiempo y evitar la nostalgia. A veces le sirve y a veces no, pero este viernes, cuando vuelve al país, habrá varios brazos esperándolo. "Siempre que viene nos juntamos. Y esta vez habrá una razón adicional para celebrar", cuenta su hermano.