Los cantantes de ópera tienen la particularidad de sobrepasar la barrera del tiempo y transformarse en tesoros nacionales, que los seguidores de la lírica defienden como a la selección de fútbol. ¡Vaya uno a decir en Italia que Plácido Domingo canta mejor que Luciano Pavarotti! Lo insultan. Eso, a pesar de que Pavarotti se paraba en el escenario, abría la boca y sólo con su canto seducía al público. Y punto. Pero también hay otro tipo de cantantes, cuyas voces no son tan bellas, pero que con su arrojo sobre el escenario, capaz de dar un sello dramático a cada nota, dejan al público en un hilo, como en una especie de catarsis silenciosa. A este último grupo pertenecieron la soprano María Callas y, sin duda, el tenor chileno Ramón Vinay.
Vinay trabajó con los más grandes directores de orquesta de su tiempo: Toscanini, Furtwängler y Karajan. Cantó en La Scala de Milán, en el Covent Garden de Londres, en el Festival de Salzburgo y en el de Bayreuth (Alemania). Sus grabaciones del Otelo de Verdi, Tristán e Isolda y La Walkiria de Wagner son aún de referencia. Y en cada escenario al que subió pidió que pusieran en el programa: "Tenor from Chillán, Chile". Además, protagonizó la primera ópera que se transmitió en directo por televisión, desde el Metropolitan de Nueva York, para la apertura de la temporada de 1948.
Ramón Vinay Sepúlveda nació el 31 de agosto de 1911 en Chillán. Se ha dicho que fue en 1912. Pero su hija menor, Rosa Vinay, confirma a La Tercera que "la inscripción de su nacimiento es de 1911, aunque se pudo confundir con la de su hermano Otto, que es de 1912".
Hijo de Jean Vinay, un inmigrante francés, y Rosa Sepúlveda, fue el tercero de cuatro hermanos. A muy temprana edad murió su madre. En 1920, cuando Ramón tenía nueve años, su padre decidió volver con sus hijos a Francia. Vinay no regresaría a Chile en casi 30 años. A los 17 se instaló en México con su hermano Otto. Trabajó en una fábrica de cajas de cartón e inició sus estudios de canto con el mismo profesor de Pedro Vargas y Jorge Negrete. A los 20 años debutó en la ópera.
Se inició como barítono y pasó a tenor en 1943, en el rol de Don José, de la ópera Carmen, de Georges Bizet. Entremedio actuó en la película Fantasía ranchera, con Ricardo Montalván. Se casó con María de los Angeles Padilla y tuvo dos hijos: Ramón Jr. y Rosa. "Mi padre era una persona que teníamos que respetar y un padre ausente", recuerda ella.
Vinay era un tenor dramático. Cantó los papeles más pesados de la ópera italiana y prácticamente todo el repertorio wagneriano para su voz. Su caballito de batalla era Don José. Pero fue mundialmente conocido por Otello, de Giuseppe Verdi, en el que debutó en 1944 y al que no abandonó en casi medio siglo. La ópera está basada en la obra homónima de Shakespeare. Arturo Toscanini habría dicho que Mario del Mónaco (rival de Vinay en el papel) cantaba Otello, mientras que Ramón Vinay era Otello. Toscanini sabía del asunto. Fue parte de la orquesta que dirigió Verdi en el estreno en La Scala.
Gracias a Otello, Vinay volvió a Chile en 1948. Carlos Cruz-Coke, padre del actual ministro de Cultura, lo vio en esa oportunidad: "Para mí cambió la ópera: se dividió en antes de Vinay y después de Vinay, así como también podemos decir antes de la Callas y después de la Callas". Para el ex ministro de la Corte Suprema y crítico musical Orlando Alvarez, lo más impresionante era la sensibilidad y el cuidado que tenía en la interpretación: "Lograba compenetrarse con los personajes, imponerse por su presencia y transmitir esa pasión a los demás intérpretes".
En 1945 debutó en Nueva York con Carmen y se enamoró de Lushanya Mobley, una joven soprano que llamaban la "princesa india de la tribu Chickasaw". Dejó a su familia en México y se instaló con ella en Estados Unidos. Al año siguiente cantó por primera vez en el MET. Su carrera tomaría entonces un vuelo internacional que lo llevaría a los escenarios más importantes del mundo, lejos de sus hijos. A pesar de haber vivido tan solo nueve años en Chile, amaba volver, especialmente a Chillán, atestiguan sus cercanos.
Un Otello bohemio
Vinay era un profesional. Cumplía con los ensayos y tenía disciplina en el estudio. Pero al mismo tiempo era un gozador: "Después de la gala de Otello del 18 de septiembre, se fue a las fondas del Parque O'Higgins y se quedó hasta las cinco de la mañana cantando como loco", recuerda Carlos Cruz-Coke. "Era bueno para las mujeres y bueno para tomar. Era muy chilenazo en ese sentido".
Jorge Carrasco, gestor cultural de la Municipalidad de Chillán, conoció a Vinay en España. El lo invitaba a pasar el fin de semana a su casa y terminaban la juerga, por lo general, los martes: "Podía tomarse una garrafa de vino y no le pasaba nada", recuerda Carrasco. También participó en política.
Cantó en las concentraciones del DC Radomiro Tomic para la elección presidencial de 1970, cuando lo que pegaba era la Nueva Canción Chilena. Y apoyó el gobierno de Pinochet. En 1974 fue jurado en Viña del Mar. Cantó un aria de Otello y un dúo con Bigote Arrocet. Sin embargo, su preocupación principal siempre fue la ópera. Se despidió de la actividad el 22 de septiembre de 1969, en el Teatro Municipal, con Otello. En los tres primeros actos fue Yago, el enemigo del protagonista, y en el último asumió el rol principal. "La gente no paraba de aplaudir, las pergoleras del Mapocho le entregaron una bandera chilena hecha con flores. Fue un momento muy emocionante", recuerda Orlando Alvarez.
De ahí en adelante, el tenor pagó los costos de sus excesos. Se apagó la voz del cantante y también menguaron sus ingresos. Después de vivir en un castillo en Francia, pasó a España y, luego, tras morir Lushanya Mobley, su segunda esposa, fue internado en un hospital siquiátrico de EEUU. Los hijos del primer matrimonio, sin embargo, se lo llevaron a México, donde murió el 4 de enero de 1996, en Puebla. Según sus deseos, sus restos fueron sepultados en Chillán.
Aunque cantó 16 temporadas en el MET (1946-1961), la compañía no tiene previstos homenajes, dice a La Tercera el director del archivo, Robert Tuggle. El MET, explica, no suele celebrar el nacimiento de sus artistas. Sin embargo, al chequear su base de datos no encontró un buen perfil de él, "una omisión que será rectificada en las próximas semanas", asegura.
En enero de 2010 el Centro Cultural de la Municipalidad de Chillán inauguró la Sala Ramón Vinay, pequeño museo con algunas de las cosas rescatadas por sus hijos. Las celebraciones por el centenario de su nacimiento comienzan el martes, cuando se cumplen 15 años de su muerte, con la presentación en versión concierto de Carmen, a cargo del grupo Opera Clásica Santiago.