El mercado inmobiliario está poniendo sus fichas en el segmento de los adultos mayores, lo que se refleja en la creciente oferta de residencias integrales, en particular en Santiago. Según datos del INE, los mayores de 60 años representan el 13% de los chilenos hoy y tienen una expectativa de vida superior a los 80 años. Para 2025, equivaldrán al 20% de la población. Serán, en tamaño, más que los menores de 15 años, tal como ocurre en países más desarrollados.
Sus necesidades también han cambiado. Según Maribel Vidal, directora de planificación estratégica de McCann-Erickson, la búsqueda de una vida más larga y con mejor calidad de vida se refleja también en la demanda por comodidad. "La posibilidad de mantener un espacio privado, incluso a más avanzada edad, resulta una opción muy atractiva para este segmento", señala.
Actualmente, actores como Senior Suites, el mayor del mercado, Living La Dehesa, Hogares Alemanes y Villa Soleares compiten por este mercado. A ellos se sumó en el último tiempo Ambar Residence, firma vinculada a los socios de los hoteles Atton, entre otros inversionistas.
"Hace 15 años existían instituciones dentro de las distintas colectividades, como española, italiana, incluso alemana, que abordaban esto asistencialmente. Hoy, hay cerca de siete actores que desarrollan el tema. La oferta varió "desde una solución dada individualmente en una casa, a una oferta especializada", explica Sybella Grunwald, gerente general de Ambar.
Se trata de un sector en crecimiento. "La población de adultos mayores ha ido aumentando y eso genera demanda. Por otro lado, cuenta el crecimiento económico del país, hay más poder adquisitivo para acceder a estos servicios", agrega Rodrigo Neira, socio de Villa Soleares.
Aunque con matices, en general, los proyectos incluyen servicio de hotelería; es decir, son edificios con habitaciones o departamentos no amoblados, que incluyen alimentación, lavandería, aseo y acceso a los espacios comunes, como salas de juegos y ejercicios, además de servicios como supervisión médica y asistencia en la vida cotidiana. El precio: desde 35 UF hasta 70 UF mensuales.
El potencial es atractivo, afirman los operadores. "Afuera se ha consolidado como modelo de negocio y porque la gente mayor está en mejores condiciones", dice Isabel Margarita Lanas, gerenta general de Living La Dehesa. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que el 6% del total de adultos mayores está en una institución del tipo. "En todos los países desarrollados ha crecido el porcentaje de ocupación y algo similar se supone para América Latina", complementa Grunwald.
Entre los operadores, el mayor es Senior Suites, ligado a Empresas Cimenta, cuyos socios son Sergio Cardone, Antonio Tuset y Jorge Ayala, entre otros. Cuenta con tres residencias en Avenida Paul Harris, en Las Condes; una en Eliecer Parada, en Providencia, y otra en Sebastián Elcano con Bilbao, esta última con una inversión de 200 mil UF (US$ 9,3 millones), siete pisos y 250 camas.
A su vez, Ambar Residence inaugurará este mes su residencia de calle Pedro de Gamboa, en Las Condes, con 149 habitaciones y 7.300 m2, con precios, en promedio, de 45 UF mensuales. A la fecha, ha invertido US$ 10 millones y puede llegar a US$ 12 millones. El desarrollo está a cargo de Inmobiliaria Las Tranqueras, vinculada a los fundadores de la cadena de hoteles Atton. "Vimos una demanda creciente y una oferta restringida", afirma Grunwald.
Living La Dehesa, en tanto, pertenece a los controladores de Clínica Indisa -Juan Antonio Guzmán y Manuel Serra, entre otros- y al grupo Celta, ligado a la familia Saval, dueña del laboratorio Saval. Crearon el proyecto en 2003 y originalmente tuvieron un socio americano con experiencia en el negocio. "El edificio se ajusta a la norma americana para residencias de adulto mayor. Cerca de 8.000 m2 construidos, en cuatro plantas", detalla Lanas. Hace cuatro años tenían menos de la mitad de gente y hoy están a plena capacidad, con 100 adultos mayores, cuyo promedio está en los 84 años, en departamentos de dos ambientes, de 34, 36 y 44 m2, y la mensualidad depende de la habitación y los servicios. Los rangos van desde las 50 UF a las 70 UF. La ejecutiva agrega que reciben adultos autovalentes y otros que no lo son físicamente.
En este mercado también hay ofertas especializadas, como la de Villa Soleares, cuyos socios son el ex presidente de Colo-Colo Peter Dragicevic y Rodrigo Neira. Llevan 28 años en el negocio y reciben a adultos mayores, en su mayoría afectados de alzheimer. Son dueños de una residencia en Estoril, en calle Paul Harris: un edificio de 3.100 m2 construidos, en un terreno de 4.300 m2, y cuentan con 110 habitaciones. También operan desde 2010 otra residencia en calle El Director, que pertenece a una institución privada y dan servicio a 15 habitaciones. En ambas han invertido, hasta ahora, una suma superior a los US$ 6 millones.
Neira cuenta que ingresaron en el negocio, porque "era un nicho interesante", en momentos en que el mercado era atendido por viviendas familiares que eran adaptadas para asistir a adultos mayores. La tarifa en su caso bordea el $ 1 millón al mes, por residente. El ejecutivo aclara que es un negocio que no tiene el acento en lo inmobiliario, sino en el servicio. "Las rentabilidades vienen por ahí, pero dentro de márgenes discretos (...). Hoy piensan en crecer -de hecho, están en proceso de búsqueda de terrenos-, probablemente en regiones.