En los últimos días, la oficina legislativa de Guillermo Teillier se ha convertido en un punto obligado de reunión para los dirigentes opositores en Valparaíso. Algunos, como el senador DC Andrés Zaldívar, no habían visitado nunca el despacho ubicado en el séptimo piso del ala oriente, en cuyas paredes cuelga una portada de El Siglo que recuerda el triunfo de Salvador Allende en 1970. Pero ahora esos encuentros se han convertido en rutina y el flamante iPhone que el parlamentario está aprendiendo a usar no deja de sonar, luego de que en la Concertación asumieran que el timonel comunista puede ser el principal articulador de un acuerdo que ponga fin al conflicto educacional.

En la coalición aseguran que la prueba palpable de este nuevo escenario ocurrió a comienzos de la semana pasada, cuando Teillier gestionó el encuentro en que la oposición acordó una estrategia conjunta con la presidenta de la Fech, Camila Vallejo. En esa ocasión, señalan, la disciplina interna de la tienda de izquierda operó como en los viejos tiempos. La dirigenta estudiantil accedió a participar de la reunión después que el Comité Central acordara abrir instancias de diálogo en el Congreso. Y luego de que el propio Teillier, a través de su asesor directo en materia educacional, Marco Barraza, enviara recados a la vocera de la Confech para reforzar esa idea.

Su ascendiente sobre Vallejo y el presidente de la Feusach, Camilo Ballesteros, es uno de los aspectos que más se valora en la Concertación. También resaltan su pragmatismo. Una característica que, aseguran, se evidenció con fuerza en el pacto instrumental firmado en 2009, que permitió que el PC retornara al Congreso tras 37 años. Y que ha vuelto a aflorar en los últimos días, como quedó de manifiesto el jueves, tras una cita con el ministro de Educación, Felipe Bulnes. "El compromiso nuestro va en el sentido de que en esta discusión de presupuesto se puedan lograr algunos avances", sentenció Teillier, admitiendo que en la discusión presupuestaria no existe margen para lograr todas las demandas levantadas por los estudiantes.

En un principio, el presidente del PC se inclinó por entablar conversaciones con el gobierno para desactivar lo que entonces era un incipiente conflicto. A través del diputado UDI Gustavo Hasbún -con quien cultiva una buena relación desde hace años-, Teillier mantuvo contactos con el ex ministro Joaquín Lavín. Las condiciones del acuerdo pasaban por que Vallejo asumiera un rol preponderante en las conversaciones. Los acercamientos, sin embargo, se frustraron, luego de que el PC perdiera influencia al interior de la Confech a manos de los grupos ultra y Lavín fuera reemplazado por Bulnes, quien desechó a la tienda de izquierda como articulador y optó por fortalecer vínculos con la Concertación.

Tras meses de repliegue, y luego de que las encuestas evidenciaran una pérdida de apoyo en las demandas estudiantiles, Teillier y el círculo de hierro que lo rodea en el PC -Jorge Inzunza, Lautaro Carmona y Juan Andrés Lagos- se inclinaron por buscar puentes de diálogo. Un giro que fue bien visto desde la Concertación, y en particular en la DC.

Hace tres semanas, cuando Teillier aceptó sumarse a la negociación opositora, el timonel de la falange, Ignacio Walker, comentó en privado que la presencia del diputado daba más garantía de que otros actores, como el senador Alejandro Navarro, cumplirían su compromiso de seguir adelante con las negociaciones. En la lógica de la mesa DC, como afirma el secretario nacional, Víctor Maldonado, Teillier resulta un interlocutor confiable, porque "su partido lo acompaña" y, en consecuencia, si los estudiantes desahucian el acuerdo, no significa que el PC se retirará de la mesa de conversaciones.

En la Concertación existe consenso en afirmar que la relación con el PC cambió una vez que Teillier asumió la presidencia en 2005, tras la muerte de Gladys Marín. El diputado PPD Pepe Auth, ex militante comunista, que lleva las conversaciones en materia electoral con esta colectividad, asegura que Teillier, "con su estilo pausado, ha logrado reponer al partido reformista de antaño. Tiene sentido práctico".

Si bien Teillier no desterró las principales banderas de lucha de su colectividad -el fin del sistema binominal y el cambio del modelo económico-, en el PC recuerdan que rápidamente introdujo cambios estratégicos. Por ejemplo, morigeró sus críticas al gobierno concertacionista de Ricardo Lagos. E impulsó un acuerdo para respaldar a Michelle Bachelet en la segunda vuelta de enero del 2006, que supuso el cumplimiento de un petitorio de cinco puntos de parte de la nueva Mandataria, entre los que se incluía la modificación al binominal.

Así, su discurso se distanciaba del que defendió como jefe militar del partido en los años 80. Desde ese cargo, bajo la chapa de Sebastián Larraín, monitoreó las principales operaciones que realizó el FPMR, como la internación ilegal de armas por Carrizal Bajo, en la Tercera Región. Según dice un ex militante de su partido, fue precisamente el rol que desempeñó en la clandestinidad lo que legitimó internamente a Teillier como presidente de su partido. En particular, entre los sectores más duros de la tienda, donde la imagen de Gladys Marín era un ícono insuperable, y donde el carácter afable y el bajo perfil de este profesor de castellano generaban dudas respecto a su liderazgo.

En su vida política, sin embargo, ha dado señales de ser un comunista ortodoxo. En 1990, tras la caída de la URSS, se cuadró con Marín en el golpe de timón que dio para alinear al PC chileno, provocando la renuncia de dirigentes históricos que favorecían la idea de renovarse. Además, ha mantenido en pie una tradición no exenta de críticas: que el 80% de la dieta que reciben los parlamentarios vaya a las arcas del partido.

Hoy, Teillier concentra todo el poder junto con Inzunza, Carmona y Lagos. En ese núcleo se han tomado todas las decisiones políticas respecto al futuro de la movilización estudiantil. Y también se ha resuelto extender la alianza con la Concertación hacia otras áreas prioritarias, como son la salud y la reforma tributaria. El telón de fondo de estos acercamientos es un pacto electoral con miras a las elecciones municipales y parlamentarias. Hasta ahora hay un principio de acuerdo para que la oposición lleve candidato único en las 345 comunas del país. La discrepancia que no se ha resuelto es el mecanismo: mientras en la Concertación aspiran a realizar primarias, el PC apuesta por aplicar un pacto por omisión.