Mario Horton nunca ha visto una teleserie nocturna. No sabe del pedófilo de El laberinto de Alicia ni tampoco de otras vueltas de tuerca del género. Su ritmo de vida, asegura, no le permite verlas. Tampoco era muy fanático de las telenovelas antes de trabajar en ellas. Cuando chico, dice mirando hacia el horizonte -porque rara vez mira de frente al conversar-, vio algunas de Vicente Sabatini, "porque tenían un fundamento político entretenido". Al actor, que debutó como un tipo que quería ser nadador en Amor en tiempo récord, le preocupa ese valor agregado, y por eso habla de lo satisfecho que lo deja su papel de Gabriel en Los 80 y del rol que viene, como un integrante de la banda de Peleles, que parte en agosto y que marca el debut de Canal 13 en las telenovelas nocturnas.

Con dos meses de grabaciones, ¿en qué ha notado que es una telenovela para la noche?

En los temas. Son un poco más complejos que los que suelen tratarse en las teleseries de las ocho (piensa unos segundos). Tal vez son los mismos temas, pero tratados de otra manera. Que sea una banda de delincuentes plantea un conflicto moral que creo generará discusiones más adultas. No es una teleserie muy acentuada en lo sexual o que explote eso en pos del rating. Y eso es interesante.

Pero TVN, que partió en ese nicho, hace rato dejó el gancho sexual de lado. No es una novedad.

Puede ser. No veo muchas teleseries. Pero existe ese prejuicio de que una nocturna debe ser mucha teta y poto. Y no es necesario.

¿Ha visto alguna telenovela nocturna?

No, no he visto.

Estudió en la Universidad Arcis, que tiene una cierta mirada crítica a la TV. ¿Cómo lidió con eso cuando hizo su primera teleserie?

En un principio, con hartas contradicciones. No sólo por mi formación en Arcis; tengo una familia bien politizada y tenía todo un discurso que se solidificó mientras estudiaba en la universidad, que también era un poco antitele. Alguien podría decir que salí de la escuela "y altiro te pusiste a hacer tele". Y eso es verdad, pero surgió la oportunidad de tener trabajo.

¿Y qué le dijeron su familia, sus compañeros de escuela?

No mucho. Tengo la suerte de ser parte de ese paradigma: hace 10 años era distinto, pero se empezó a entender que la tele era una fuente laboral, que abría posibilidades en tu profesión, que conoces gente, que generas vínculos y que es trabajo y que es plata, y la vida es cara. Entonces, pese a que tenía contradicciones personales, el medio estaba empezando a cambiar.

¿Cuáles eran esas contradicciones?

Tenían que ver con algo ideológico, ser parte de una industria que mezcla cosas. Ves los comerciales de La Polar y después se sabe lo que pasa ahí, y tú terminas de hacer una escena, corte a comerciales y aparece la tarjetita que dice "endéudese". Pero empecé a entender que también ocupo un lugar en la tele que no necesariamente se tiene que relacionar con esos lugares.

¿Y ahora defiende la televisión?

Defiendo lo que considero que tengo que defender. Creo que en la televisión hay mucha basura. No me gusta la frivolidad, el sensacionalismo y cuando se hace todo por rating. La sintonía es parte de nuestro negocio, pero se pueden hacer cosas interesantes.

¿En su casa tiene televisor?

Sí, tengo tele.

¿Y la ve?

No mucho. Veo más cable que televisión nacional. Hace un rato ya que no veo teleseries, pero no porque rehúya de ellas, sino porque no tengo tiempo. Rara vez uno está en la casa a las ocho, y cuando llegas, estás preocupado de tu familia, no vas a estar viendo teleseries. Creo que hay ciertos estilos de vida que te permiten ver teleseries, y el mío no me lo permite.

¿Cómo maneja el ego, ser conocido, tener fan club?

Tengo perfiles falsos en Twitter, fotolog de fans... Me siento invadido a veces. A mí me gusta el anonimato, que nadie te esté mirando. Es algo que uno va perdiendo con esta pega y se echa de menos. Antes iba al estadio y las últimas veces ya no podía, porque la gente está preocupada de sacarte una foto, de "dame un autógrafo", y no puedes mirar el partido. Pero tampoco soy tan famoso. Es un costo de la pega y lo asumo como tal.

Líder intelectual

Horton viene llegando de grabaciones de Peleles y debe volver a partir. En la apuesta, que ya comenzó a exhibir publicidad en pantalla, interpretará a Ignacio Varas, un hombre que trabajaba en una empresa de transportes hasta que, junto a varios de sus compañeros, es despedido. La venganza da pie a la trama: deciden asaltar la empresa. Del grupo, su personaje es el líder intelectual y con los conflictos de los treinta y tantos: el tipo que lidia con trabajo, ser esposo y padre. Para dar con el tono, dice, vio películas de Guy Ritchie y la española Los lunes al sol. "En Chile hay un montón de cesantes, aunque te digan que los índices han bajado. Seguramente eso va a irritar ciertos lugares, pero, por otra parte, la gente tiene una necesidad de sentirse representada. Y eso es atractivo".

¿Cómo ve la competencia con El buen pastor, de TVN?

La clave está en la diferencia, porque TVN tiene una fórmula y les ha ido funcionando, pero lo que está haciendo Canal 13 es diametralmente opuesto a ese tipo de teleseries. A ellos les ha ido bien hace mucho rato, y me parece bien, pero creo que a los otros canales les toca también su momento, por el bien de la industria.

Grabará la teleserie y Los 80 al mismo tiempo. ¿Cómo lo hará?

De eso se encargan ellos... Yo empiezo a grabar Los 80 un mes después. Pero el personaje que hago es un secundario y terciario. Tengo un par de escenas por capítulo.

Pero es su papel más conocido. ¿Hacia dónde le gustaría perfilarse: series, telenovelas, teatro?

Me encantaría probar dirigir una serie en televisión. Tengo ideas que me encantaría desarrollar y hay conversaciones... Puedes hacer todos los años una teleserie y media de aquí a mi muerte, pero yo quiero hacer más cosas. Está súper bien este lugar, me da estabilidad, lucas, lo paso bien, ejercito el oficio. Pero no quiero pasar 40 años haciendo solamente esto.