Cada vez son más los niños con talentos especiales, a quienes se les hace más fácil el aprendizaje. Pero esta virtud en los estudios a veces se ve complicada por un problema que es difícil de llevar: la baja tolerancia a la frustración.

Es por esto que la unidad de extensión del Programa de Estudios y Desarrollo de Talentos, PentaUC, de la U. Católica implementó un curso para padres que apunta a ayudar a sus hijos a enfrentar los problemas en esta materia.

Carolina Vásquez, psicóloga de PentaUC explica que estos jóvenes con talento, por lo general se les hace más fácil el desempeño de las tareas académicas. Por esto, "al ser alumnos más autoexigentes, presentan baja tolerancia a la frustración", dice la psicóloga.

Para Oscar Lazo, profesor de del programa, la mayoría de los niños con talentos especiales tienen baja tolerancia a la frustración. "Es parte usual de ellos, aunque se da con diferentes intensidades. Se sienten así cuando las cosas no les resultan sobre todo en el contexto escolar".

En ese sentido, Lazo señala que estos niños, fuera de la sala de clases, aprenden otro tipo de cosas de diferentes maneras. "Desarrollan otras habilidades y otras maneras de pensar, y se frustran en el colegio, porque ahí la instrucción es muy pasiva y poco desafiante".

Cómo enfrentarla

El programa Penta UC, a través de su área de extensión, implementó un curso para padres para ayudarlos a trabajar con los niños que tienen este problema.

Allí, los apoderados reciben herramientas para enfrentar situaciones de frustración de sus hijos y se realizan foros, para que puedan discutir y contar sus experiencias.

Además, se les enseña que es importante que ellos exijan a los colegios "que haya un reconocimiento al talento de sus hijos y que deben haber metodologías o estrategias distintas que sean pertinentes para ellos. Los establecimientos deben ser capaces de dar otras actividades a los niños que terminan rápido sus tareas para que se vean desafiados y puedan seguir trabajando", dice Vásquez.

Los padres deben resaltar que es más importante el proceso y no el resultado. "Es importante cambiar el vocabulario cuando se juega o se hacen tareas", añade. Se debe recalcar el esfuerzo que realiza el alumno, más que las notas que obtiene. "Hay que felicitarlo por los intentos y hay que hacer que haga actividades en las que el niño no siempre es el mejor", añade la experta.

Paloma Prieto fue una de las apoderadas que participó de este programa. Su hijo, Gaspar (10), demostraba baja tolerancia a la frustración. Vásquez fue quien analizó su problema y se dio cuenta que cuando algo le costaba o no podía responder una pregunta, se enojaba mucho.

Para ayudarlo, Prieto señala que "en el curso para padres aprendí a reconocer ciertas actitudes de mi hijo que me ayudaron a entenderlo". Además, ha comprendido cuáles son las fortalezas del menor y las cosas negativas que merman su aprendizaje y cómo ayudarlo. Elementos clave, dice Vásquez, para mejorar la baja tolerancias a la frustración de los menores y ayudarlos en su desempeño escolar.