Potencial genético. Así se llama el conjunto de características que un individuo posee de acuerdo al aporte genético de su padre y madre. Sin embargo, algunas situaciones adversas, en períodos críticos de la vida, pueden interferir en esta expresión de genes e impedir que se logren estas particularidades.
Una de estas características, usada como marcador biológico, es la estatura. En teoría, la máxima altura se alcanza cerca de los 22 años, pero existen períodos críticos del crecimiento, como la gestación, el primer año, la infancia hasta los seis años, la pubertad y la adolescencia. Estudios internacionales han determinado que si en estos períodos hay problemas de alimentación, pobreza, estrés y condiciones poco favorables para el crecimiento, este potencial genético no se expresa en su totalidad, haciendo que la persona no alcance la estatura para la que genéticamente estaba programada.
Científicos de la U. de Chile, Católica de la Santísima Concepción y de California en San Diego (EE.UU.) comprobaron que el fenómeno también se da en Chile. Para ello, hicieron un seguimiento en la estatura de 11.600 chilenos de San Francisco de Mostazal, verificando, además, que la altura funciona como predictor independiente de mortalidad y factores de riesgo de enfermedad coronaria.
"En estudios de gemelos se ha determinado que alrededor del 80% del fenotipo de la estatura -expresión de la información contenida en los genes- depende exclusivamente de la información genética y 20% está modulada por factores ambientales externos", explica Elard Koch, investigador de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y uno de los autores del estudio.
"Las condiciones adversas en las primeras etapas de la vida dificultan que la persona alcance el 100% de su estatura potencial". Además, explica el experto, se generan otros factores que causan daño al organismo, como la respuesta inflamatoria, y trastornos como la hipertensión arterial, diabetes, dislipidemias y obesidad abdominal, "todos factores de riesgo para la salud adulta futura", dice. En síntesis, lo que ocurre en los períodos críticos del crecimiento, como gestación, primer año e infancia hasta los seis años, influye positiva o negativamente en la estatura y la salud de los adultos, "siendo etapas claves para prevenir enfermedades crónicas futuras", enfatiza Koch.
Resultados
La investigación registró altura, peso y calculó el índice de masa corporal. También se consideró el tabaquismo, hipertensión, colesterol, triglicéridos, educación, ingresos, antecedentes familiares, consumo de alcohol y diabetes. Los participantes fueron divididos en tres grupos, según estatura: baja (50% del total de la población), media (25%) y alta (25%). Para las mujeres, el rango de estatura baja fue menor a 156 cm; media, entre 156 y los 163 cm, y alta, por sobre los 163 cm. En los hombres, el corte para la baja estatura fue inferior a 168 cm; media, entre 168 y 173 cm, y alta, sobre los 174 cm.
Según el estudio, los chilenos que no desarrollaron su potencial genético y que se encuentran en el 50% de la población más baja (bajo 155 cm en mujeres y bajo 168 cm en hombres) poseen 35% de mayor riesgo de mortalidad general que los individuos más altos."Aquellos más bajos, no porque su padre o madre sean más bajos, sino porque no alcanzaron a desarrollar su potencial genético de crecimiento, no sólo concentran más factores de riesgo a lo largo de su vida, sino que hay factores vasculares estructurales que contribuyen", dice Koch. Las personas más bajas tienen arterias y venas más cortas y angostas, por lo que requieren una menor cantidad de grasa para que éstas se obstruyan. De acuerdo al estudio, los grupos de estatura media y alta tuvieron, respectivamente, un 25% y un 42% de menor riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares u otros males en comparación con el grupo de menor estatura.