No hay mejor publicidad que el escándalo. La ciudad y los perros, la primera novela de Mario Vargas Llosa, había ganado el premio Seix Barral, acumulaba algunas de las mejores críticas recibidas por una novela peruana jamás y había sido decisiva para el boom de la literatura latinoamericana. Pero los editores del sello Grove optaron por otro de sus efectos para venderla cuando la lanzaron en EE.UU.: el 11 de septiembre de 1966 publicaron un aviso en The New York Times con la imagen de la portada de la novela envuelta en llamas. Abajo se leía: "Una sátira social tan inquietantemente poderosa que 1.000 ejemplares fueron públicamente quemados en Lima".
Publicada hace 50 años, La ciudad y los perros vuelve a librerías en una edición conmemorativa que lanza la Real Academia Española en conjunto con Alfaguara. Se trata de una edición popular -vale $ 8.900- de tapas duras, que incluye estudios de los críticos Darío Villanueva, José Miguel Oviedo, John King y el escritor español Javier Cercas. Entre esos textos se vislumbra el impacto de la novela en la literatura hispana y también las dificultades que enfrentó Vargas Llosa. Desde censuras previas hasta amenazas cuando el libro llegó a la calle.
Inspirada en sus vivencias, Vargas Llosa relató la dinámica de crueldad y humillación que se daba en el internado militar Leoncio Prado. Era su historia: el autor terminó el colegio en la escuela militar, a merced de la violencia que convertía a cada a uno de sus alumnos en perros. Historia de aprendizaje juvenil, la novela también apela a algo mayor: el abuso en el internado es un eco del abuso de poder en Perú y Latinoamérica.
Obra infernal
Vargas Llosa empezó a escribir la novela siete años después de dejar el Leoncio Prado, en 1958. Ya tenía experiencia como periodista, estaba a meses de publicar su primer libro -Lo jefes, cuentos- y se había ganado una beca para estudiar en Barcelona. Puso el punto final al libro en 1961, cuando vivía en París. Uno de los primeros en leer el manuscrito, que aún se llamaba Los impostores, fue Julio Cortázar: "Es un libro de una violencia, de una fuerza nada común en nuestros países (…) escrito con un dominio total de la lengua", escribió el argentino en 1962.
Para esa fecha, la novela ya estaba en manos del editor Carlos Barral, del sello Seix Barral, quien contrató de inmediato la novela. En diciembre del 62, con el título de La morada del héroe, ganó por unanimidad el Premio Biblioteca Breve Seix Barral. Para que saliera a la calle hubo que lidiar con el franquismo: aunque el censor español de la época, Carlos Robles Piquer (director general de Información), consideró que era un "libro excepcional", pidió "suavizarlo". A regañadientes, Vargas Llosa lo hizo.
Publicado en 1963 en España como La ciudad y los perros -a sugerencia de José Miguel Oviedo-, será al año siguiente cuando explote en Latinoamérica: mientras en la prensa de Argentina, México, Uruguay y Cuba es celebrada como "una de las mayores novelas latinoamericanas de todos los tiempos", en Perú se enciende la polémica. El general José del Carmen Garín, fundador del colegio Leoncio Prado, dice que el libro es una "obra infernal" que "injuria la dignidad nacional". Llama a no leerlo.
Un grupo de cadetes repudia la novela públicamente y, en privado, evalúa atacar las librerías que vendan La ciudad y los perros. Hacen otra cosa: "Militares y ex alumnos del Leoncio Prado celebraron un auto de fe y quemaron mil ejemplares de las novelas en el patio del colegio", informará el propio Vargas Llosa en marzo de 1965 en Cuba.
Con ese episodio incendiario, la novela se publicó a fines de 1966 en EEUU. Al año siguiente, se lanzó en Inglaterra. Aplaudida por la crítica anglosajona, aunque con ventas moderadas, The time of the hero -como se llamó en inglés- abrió el camino para que el boom se extendiera por el planeta. En adelante, cada nuevo libro de Vargas Llosa se publicaría en inglés. Con los años, el cadete "Varguitas", el mismo que fue humillado y golpeado en el internado militar Leoncio Prado, pasaría a ser de la primera liga de los escritores del mundo.