La renuncia más reciente de un Pontífice a su cargo data de 1415 y corresponde a Gregorio XII. Fue el Papa 205 de la Iglesia Católica y su nombre era Angelo Correr (1406-1415). Su decisión puso fin al llamado Cisma de Occidente, período de la historia de la Iglesia en que varios papas se disputaron la autoridad pontificia entre 1378 y 1417. Correr era parte de la aristocracia veneciana y fue nombrado obispo de Castello en 1380.

El año antes de su elección como Papa fue nombrado cardenal presbítero de San Marcos por su antecesor Inocencio VII. En el Cisma de Occidente coincidieron tres Pontífices al mismo tiempo: además de Gregorio XII, el Papa de Roma; Benedicto XIII, el Papa de Avignon y el llamado "antiPapa". Con el concilio de Constanza, el emperador Segismundo obligó a dimitir a los tres pontífices, pero sólo Gregorio XII obedeció y después de él fue elegido Martín V.

Gregorio XII renunció voluntariamente el 4 de julio mediante una bula en la que además reconocía al concilio, por lo que el concilio de Constanza es considerado como válido por la Iglesia Católica. Gregorio XII falleció un mes antes de la elección del nuevo Papa, en octubre de 1417.

El caso más recordado por tratarse de una renuncia propiamente tal se remonta a hace más de siete siglos, cuando el Papa Celestino V (Pietro del Morrone ) abandonó voluntariamente el trono de San Pedro. Celestino V enunció a su función el mismo año de su elección, en 1294, tras señalar que no se sentía preparado para el cargo.