El 6 de abril pasado, el Juzgado de Garantía de Puente Alto formalizó a Camilo Villalobos Cruzat (26), sospechoso de una serie de robos de cajeros automáticos en distintos sectores de Santiago. El "Señor del oxicorte" era el líder de la desarticulada banda de "Los Faranduleros", que perpetró delitos de este tipo por más de $ 100 millones.

Tras allanar el domicilio del delincuente, lo que llamó la atención del Departamento de Investigación de Organizaciones Criminales (OS-9) de Carabineros fue la variedad de equipos que tenía para abrir los dispensadores y que estaban listos para ser utilizados horas más tarde. Entre éstos, un oxicorte con botellas, máscaras antigases, lentes de soldadura y 29 pares de guantes de lana.

Los robos de cajeros automáticos, según los registros de la policía uniformada, comenzaron a ocurrir frecuentemente desde 2008. Un informe elaborado por esa unidad muestra la cantidad de casos ocurridos entre el 1 de enero y el 9 de mayo de este año y lo compara con el mismo período de 2010. La principal conclusión fue que este tipo de delitos aumentó en 125%: de 91 a 205 robos.

El incremento de casos estuvo acompañado del aumento en la cifra de detenidos: según el documento, al que tuvo acceso La Tercera, este año se registran 119 personas aprehendidas, lo que equivale a 148% más que en igual período del año pasado.

Marco Jiménez, capitán del OS-9, sostuvo que "si bien hay un boom del robo de cajeros, no les va tan bien a los delincuentes por estos hechos. A veces, hacen verdaderos ridículos al tratar de robar los dispensadores, algunos se queman con el oxicorte u otros se lesionan las piernas al tirar el cajero".

Cambio modus operandi

Entre el 1 de enero de 2008 y el 16 de marzo de 2011, hubo 773 casos de robo de cajeros en el país. El 72,9% de éstos ocurrió en la R. Metropolitana.

Sin embargo, a diferencia de lo sucedido entre 2008 y 2010, este año, la policía notó un sostenido aumento en la utilización de vehículos robados para cometer el delito, pasando a ser la principal forma de actuar de estas bandas para lograr el robo (ver nota secundaria).

Los automóviles son usados para arrancar de cuajo el dispensador, tras unirlos mediante cadenas o cuerdas de acero. Asimismo, de acuerdo con los registros, "en el último tiempo, este método se utiliza, además, para destruir la parte frontal del cajero y sacar el dinero", dice Jiménez.

Según el reporte, mientras a la misma fecha de 2010 el método más usado era la utilización del oxicorte (48 casos; 75 veces en 2011), este año, el uso de automóviles para el atraco ocurrió en 118 oportunidades, mientras que en 2010 ocurrió 24 veces (ver infografía).

En el total de procedimientos, según la policía, se repiten cinco o seis modelos de vehículos.

Medidas

En marzo pasado, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, junto a Carabineros, se comprometieron a definir las categorías de riesgo delictual de los cajeros automáticos, a fin de determinar políticas preventivas. Estas se otorgarían de acuerdo con la ubicación y entorno de los dispensadores de dinero en la ciudad.

En la ocasión, el titular de esa cartera, Rodrigo Hinzpeter, en compañía del subsecretario de Prevención del Delito, Cristóbal Lira, anunciaron que los cajeros de "bajo riesgo" tendrán un sistemas de anclaje y circuitos cerrados de televisión, GPS y alarma sonora. Los de mediano riesgo, "vamos a intentar que pasen a ser cajeros empotrados, es decir, que el usuario de ellos sólo tenga acceso a una pantalla y a un teclado, además de la ranura por la cual sale el dinero", dijo Hinzpeter. Finalmente, según el secretario de Estado, los de "'alto riesgo' van a incorporar métodos de seguridad de última tecnología".

En esa línea, si bien aún no se han conocido más detalles de esa estrategia, durante la última semana de abril, el gobierno firmó con la Asociación de Bancos un acuerdo para definir cuál será la medida de seguridad a implementar.

Un grupo de expertos policiales, del Ministerio y representantes de las casas financieras definieron la implementación de un sistema de entintado de billetes, el que se activará cuando el dispensador sea sacado de su base o se abra su parte frontal de manera violenta.

Además, se barajaron otras dos opciones: instalar un chip a las gavetas, para que en caso de que los delincuentes logren trasladar el cajero, éste sea monitoreado vía GPS para ubicarlo.