El 30 de julio de 1937, decenas de jóvenes alemanes llegaron a Reino Unido para recorrer el país en bicicleta. Pero no se trataba de visitantes comunes: eran miembros de las Juventudes Hitlerianas, lo que desató la alerta de la inteligencia británica, el MI5. La prensa local dio a conocer en ese entonces que los jóvenes fueron ordenados por su gobierno a memorizar puentes, industrias e iglesias británicas para una posible invasión.

Pero eso no fue todo. Según revelaron documentos desclasificados recientemente del MI5, el líder de las Juventudes Hitlerianas, Hartmann Lauterbacher, se reunió en esos días con el fundador de los scout, Robert Baden-Powell. El servicio de inteligencia tuvo acceso a cartas escritas por Baden-Powell, donde agradecía al entonces embajador alemán en Londres, Joachim von Ribbentrop, el encuentro y su invitación para reunirse más adelante con Adolf Hitler, lo que finalmente no ocurrió por el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Ribbentrop fue quien, en 1939, firmó con Viacheslav Molotov el tratado de no agresión entre Berlín y Moscú.

El fundador de los scout le decía en su misiva al entonces embajador que en la ocasión "abrí los ojos al sentimiento de su país hacia Reino Unido, que debo decir, es exactamente el sentimiento que tengo yo hacia Alemania". El hombre agregó que "la paz verdadera entre las dos naciones dependerá de la unidad amistosa de las juventudes".

Admirador de Hitler

Según los documentos del MI5, el fundador de los scout era un gran admirador de Hitler y calificó su libro Mi Lucha, como una obra "maravillosa". Sin embargo, los reportes del espionaje británico afirman también que Baden-Powell pidió asesoramiento del gobierno para determinar cuál debía ser su respuesta ante la oferta de cooperación entre las Juventudes Hitlerianas y los scouts.

Los miedos del MI5 sobre las intenciones de la cicletada hitleriana se vieron confirmados en la Segunda Guerra Mundial, ya que países visitados previamente por las juventudes nazis, como Yugoslavia y Bulgaria, fueron después atacados. Según reportes de la época, las informaciones obtenidas por las jóvenes permitieron a las fuerzas de Hitler trazar mapas para organizar los ataques.