En la fábrica Juguetes Meyer, que data de 1937 y que está ubicada en la calle Chiloé, las reglas son claras: todos los juegos de salón pueden ser modificados, menos La Gran Capital. Creado en 1956 por Enrique Grau padre, el tablero, que promete convertir al competidor en "un próspero hombre de negocios", es hasta hoy uno de los juegos de mesa más preciados por los santiaguinos y supera otras versiones del producto, como Citypol, Metrópolis o el Monopoli de Hasbro.
Lanzando un par de dados, recurriendo a un banco imaginario o usando billetes de colores, y casitas de plástico, los jugadores de La Gran Capital pueden construir propiedades desde la Alameda hasta Los Dominicos, y luego cobrar rentas, rematar, hipotecar, vender o pedir préstamos. El que gana es el que lleva a la quiebra a sus contrincantes y se convierte en millonario. Lo mismo que su inspirador del Monopoly.
Si los fabricantes cuidan La Gran Capital como hueso santo es por su larga tradición. De hecho, a fines de los 90, cuando incorporaron el Hotel Hyatt o el Mall Alto Las Condes al tablero, recibieron reclamos. "Si fuéramos fidedignos con el crecimiento de la ciudad, deberíamos incorporar Lo Barnechea y La Dehesa, pero no sabría cuál casilla sacar. La gente quiere el juego clásico", explica Enrique Grau hijo respecto del último cambio que le hicieron al producto que su padre adaptó del famoso Monopoly que surgió en Estados Unidos a principios del siglo XX.
La última edición de este entretenimiento es la que llega a todos los supermercados y a los tenderos del barrio Meiggs. La fábrica Meyer cuenta que venden al año 20 mil cajas y que cada ejemplar cuesta $ 4.990. ¿Un dato curioso más? Que más del 55% de los compradores pertenecen a la Región Metropolitana.
Los santiaguinos Roberto Silva (Tillo) y Gabriel Navarrete (Garvo), ambos primos, fundadores de la editorial independiente Grieta Garbo, tenían 14 años cuando se volvieron adictos a este juego. Eran las 2 de la madrugada de un 1 de enero cuando los primos se reunieron en una casa a divertirse con el tablero y se amanecieron. Ambos querían edificar por completo en Ahumada, Providencia y Vitacura, los sectores más caros. "Jugamos hasta que el cansancio nos mató. Lo que pasa es que cuando La Gran Capital se extiende demasiado, es monótona. Por eso decidimos reinventarla", afirma Tillo, 10 años después.
Titulado El Gran Santiago -lanzado en septiembre de 2010 en la Galería Plop de la calle Merced-, persigue el mismo espíritu de La Gran Capital, pero éste no está compuesto por barrios, sino por íconos urbanos más populares, como las Farmacias del Doctor Simi, La Vega, el Terminal San Borja o Mundo Mágico, este último uno de los destinos más caros junto al Complejo Deportivo Juan Pinto Durán, que reemplaza al Estadio Nacional que conserva el de la fábrica Meyer.
El asunto es así: si se cae justo donde entrena la Selección Chilena se puede adquirir el recinto con sólo pagar $ 8.000 y cobrar, así, $ 2.000 a cada competidor que pase por su propiedad, más $ 1.500 por cada Bielsa que tenga en el casillero.
Pensado para un público adulto, irónico, con billetes ilustrados por artistas como Rodrigo Salinas y con diminutas mediaguas de madera en lugar de las casitas de plástico, El Gran Santiago incorpora lugares como los cafés con piernas del centro, un cine XXX y sex shops. Cada ejemplar oscila entre los $ 5.000 (si se escribe directamente a grietagarbo@gmail.com), o $ 7.000 (si adquiere en la Galería Plop). Ya han vendido 40 cajas del juego que cambió el suelo de Vitacura por los míticos Juegos Diana de la calle San Diego, y dentro del mazo de tarjetas hay una que se llama Fin del Mundo, ideada después del terremoto. "Si te aparece se te caen todas tus propiedades y, además, pagas por cada réplica", advierte Tillo.
Jugador del clásico Gran Capital, el planificador urbano de la Universidad Andrés Bello, Enrique Vial, mira detenidamente ambos formatos en su oficina de Lastarria. Ríe. Ninguna de las dos versiones incluye las autopistas ni las ciclovías, pero los tableros le revelan que Santiago "seguirá creciendo hacia al oriente y que el mejor negocio de la ciudad es el del suelo, lo que es un paraíso para las inmobiliarias".
Si violase la regla de la fábrica de Grau, Vial dice que integraría el sector de Bellavista como el centro de entretención a La Gran Capital, conservaría Vitacura como el más residencial y costoso, pero agregaría Isidora Goyenechea o el barrio El Golf, "que por el valor de su suelo comercial le está quitando el liderazgo al centro".
El profesional agregaría el Mall Chino en la versión de Grieta Garbo, porque ve en él el futuro Chinatown. "Esta es una versión para el ciudadano que camina, contracultural, porque son lugares con cuento o picadas que se transmiten de boca en boca. Se dice que está surgiendo un centro de Santiago al estilo Manhattan bajo y alto, que va a ir desde Estación Central a Américo Vespucio… Lo que ambos juegos nos recuerdan es que hay un patrimonio que no debiera perderse", dice.