Muy desorientado y con llagas en los pies fue encontrado el actor Marcelo Romo (1941) el sábado, a las 14 horas. "Su rostro se veía muy deprimido, extraviado", cuenta su hijo, Rodrigo. Se había perdido desde el sector de Coventry con Echeñique y casi 24 horas después -luego de que la cruzada se convirtió en trending topic local en Twitter-, tres estudiantes de periodismo dieron el aviso desde Plaza Baquedano, a siete kilómetros de su casa. Lo reconocieron por las teleseries de TVN.
Desde hace varios años Marcelo Romo no está en televisión. El alzheimer le pasó la cuenta en un oficio enlazado a la memoria. "En Sucupira estaba muy bien, pero en las últimas teleseries ya tenía problemas, se le olvidaban las líneas. Dejaron de llamarlo por lo mismo, pero nosotros entonces no sabíamos que estaba enfermo", dice Héctor Noguera.
Hoy la enfermedad está avanzada. Aunque aún conserva cierta independencia -lo cuida una nana en un departamento pagado por la familia-, su situación es delicada. Los costes están lejos de cubrirse con los 150 mil pesos de la pensión de la Comisión Valech. Sin previsión, el del fin de semana fue un nuevo capítulo en la difícil vida de uno de los actores chilenos más destacados antes del golpe de 1973.
Romo estudió Teatro en la Universidad de Chile. Recién egresado, junto a su compañera Diana Sanz fueron a una audición del Instituto del Teatro de la U. de Chile y terminaron protagonizando el primer Romeo y Julieta chileno (1964), dirigido por Eugenio Guzmán en el Teatro Antonio Varas.
"Buen alumno y buen actor", dice Diana, la carrera de Romo se dividió entre el galán que aparecía en las portadas de las extintas fotonovelas y teleteatros, y el versátil actor de las películas más importantes del Nuevo Cine Chileno: El Chacal de Nahueltoro (1969), de Miguel Littin; Voto más fusil (1971), de Helvio Soto, y Ya no basta con rezar (1972), de Aldo Francia, donde interpretó a un cura combativo. "Marcelo fue un galán y excelente actor. Trabajaba en televisión y era muy considerado por la gente", recuerda Noguera, compañero generacional y también en la obra del Ictus Humor para gente en serio.
A pesar de que su padre era uniformado, Romo militó en el MIR. Y a pesar, también, de ser un personaje muy reconocido en cine y TV, una semana después del golpe fue detenido junto a otras 80 personas, llevado al Regimiento Buin y torturado. Entre sus compañeros estaban los actores Hugo Medina, Francisco Morales y Coca Rudolphy.
Con Medina no se toparon en escenarios pero sí en reuniones. Tras un juicio militar y un juicio ordinario de ocho meses, no se encontraron pruebas y partieron al exilio en Inglaterra: "Allá hicimos una compañía, pero él no se integró, no estaba bien. Era un hombre solitario y no quiso ser parte de una compañía latinoamericana en el exilio. Era un galán y muy buen actor, una especie de romántico rebelde".
Exiliado luego en Venezuela, desarrolló una importante carrera en Venevisión y estuvo en una producción de Televisa (México), hasta que volvió a Chile en los 90 y se incorporó a TVN, donde realizó 14 teleseries, desde Amame a Pecadores.
Hoy no tiene jubilación. Fue estafado en el caso Inverlink y perdió el patrimonio de $ 70 millones que reunió en Venezuela. Actualmente, el Sidarte tramita una pensión de gracia que entrega la Presidencia. "Desde antes de esta situación él está en la lista de las próximas pensiones que se presentan antes de fin de año", asegura María Fernanda García, presidenta del sindicato.