El día en que Axa murió, Rodrigo Ruidíaz (45) quedó devastado. Vivían juntos hacía 12 años en una parcela de Chicureo. Ella fue la primera perra pastor alemán que tuvo , pero no la última. Han pasado 22 años desde que la conoció y ahora ya tiene 25. Nueve de ellos en su casa, el resto está repartido en su oficina -instaló una empresa de productos para mascotas- y entre amigos que los usan para competir.

"Nunca han mordido a nadie. El ovejero alemán es la más centrada de las razas de perros. Son cariñosos, entienden cuando son compañeros y cuando son guardianes. Es genético", cuenta Rodrigo. Hoy es el criador más importante de Chilcoa (Club Chileno de Criadores de Ovejeros Alemanes), que tiene más de 200 socios y lleva el registro genealógico de los ovejeros alemanes, organiza exposiciones y eventos relacionados con la cinofilia, es decir, todo lo que realizan los amantes de los perros por sus animales.

Los canes de Rodrigo tienen una vida envidiable, por la que él invierte alrededor de 500 mil pesos mensuales. Esto se destina a alimentación, cuidador, vitaminas, vacunas, antiparasitarios y veterinarios. Para transportarlos, cambió su auto por una Nissan Terrano.

El año pasado ganó 15 copas en la competencia más importante de Chilcoa, por tener al mejor reproductor y el mejor criadero del país. Desde hace cinco años que recibe el mismo premio.

Sus perros ganadores incluso viajan. Pero él paga el pasaje. Tres veces al año los lleva a Frankfurt o Nuremberg para cruzarlos con ejemplares tan bellos como los suyos. Por las noches, en su parcela, ellos duermen en caniles de 3x2 metros construidos especialmente para ellos: en el piso tienen madera para que se acuesten y en la parte posterior cemento para que "hagan sus necesidades", cuenta.

Todos sus perros tienen apellidos: Von Rutal. Von, porque en alemán significa "de", y Rutal ,porque es el nombre de la calle que habitó cuando chico en Vitacura. Nunca se ha esmerado tanto en escoger los nombres, pero hay dos que recuerda con cariño. Salomé, por el nombre de la canción de Chayanne, y Fangio, en homenaje al piloto argentino Juan Manuel Fangio.

Mónica Kustmann, jueza de competencia de perros e integrante de Kennel Club Chile, el más prestigioso criadero del país, explica que es fundamental que el dueño sepa cuál es la raza y el servicio que le puede prestar al humano un determinado can. "Debe saber cuál es la finalidad de la raza y que sepa cuál es la especialidad de esa raza. El rottweiler tiene un concepto de manada y cuidará a una familia, pero atacará a las personas ajenas. En un criadero siempre se sabrá la raza de un animal y, por tanto, la utilidad que puede prestar", comenta. "Los perros son animales. Son fieles y nobles, pero detrás de eso hay un manejo humano; si tengo un perro debo alimentarlo, cuidarlo y preocuparme de no dejar el portón abierto y que pueda escaparse", finaliza.