Un incendio ocurrido a mediados de 2000 redujo a cenizas un minimarket que con esfuerzo Bélgica Navea y su familia habían levantado en una de las poblaciones de Coquimbo. "Lo que no destruyó el fuego, lo hizo el agua", recuerda la mujer.
Bélgica dice que pese a quedar prácticamente en la calle, los sueños por ganarle a la vida no desaparecieron y fue así como junto a su marido y sus hijos, de 25 y 22 años, descubrieron la mezcla perfecta para embarcarse en un nuevo proyecto: abejas y flores del desierto más árido del mundo. Lo primero fue juntar el dinero para comprar un pequeño sitio en el sector de Quebrada Honda, libre de contaminación y ubicado a más de 40 kilómetros de la capital de la Cuarta Región.
"Comenzamos con cuatro colmenas y al año siguiente aumentamos a 10. Ahí, nos dimos cuenta que teníamos un tremendo potencial, porque vimos en la zona una floración que nadie había visualizado", cuenta la mujer.
Hoy, Bélgica es una microempresaria dedicada a la producción de miel con flores del desierto y desde fines de este año llevará sus productos a Canadá.
Cebollines, añañucas amarillas, alcaparras, lirios, churquis y la flor del palo negro fueron parte de las bondades a disposición de ella y su familia; flores que se convirtieron en los principales nutrientes de sus abejas.
"El nivel de producción no es tan alto, igual hemos tenido colmenas que nos dan hasta 30 kilos de miel por temporada, pero el promedio normal es de 15 kilos", cuenta la apicultora. Bélgica cuenta que se trabaja con un tratamiento totalmente orgánico y certificado por el Servicio Agrícola y Ganadero.
Son 45 minutos los que demora en llegar su familia hasta el sector. Sin embargo, la mayor parte de la semana optan por quedarse a dormir ahí. La jornada laboral, cuenta la mujer, comienza pasadas las siete de la mañana y culmina al atardecer.
Plataformas tecnológicas como internet o el simple "boca a boca" han sido la mejor publicidad que ha tenido su empresa familiar.
Bélgica dice que "estamos acá como cuatro días a la semana y luego bajamos a Coquimbo a entregar los productos. Nuestra idea es tener un local comercial, pero que no nos quite la libertad que tenemos de poder movernos entre la ciudad y Quebrada Honda. Hasta ahora, la entrega directa nos ha funcionado".
Por estos días, la microempresaria se siente orgullosa, ya que los distintos tipos de miel que produce podrán adquirirse por consumidores canadienses a fines de este año.
"Una pareja de empresarios chilenos radicados allá se llevaron mis productos como muestras hace un tiempo y ya está el compromiso de llevarse algunas partidas de nuestra miel en octubre", cuenta.
Ella asegura que no existe una fórmula para el éxito, pero sí cree que la clave está en ser feliz en lo que se hace: "Yo soy una amante de las abejas y respeto el trabajo que ellas tienen, y eso hace que el trabajo sea más fructífero, porque uno no las ve como una simple empresa que me genera dinero, hay que respetarlas y dejarlas que ellas hagan su propio trabajo".
Al menos un día a la semana, Bélgica Navea atiende a sus pacientes afectados, principalmente, por problemas reumáticos. Sí, porque desde 2004 la mujer se dedica, además, a la apiterapia, proceso que consiste en aplicar "la abeja viva" en las zonas afectadas de las personas. No sólo eso. También tiene una completa línea de productos cosméticos y de limpieza, que incluyen jabones de propóleo, champú, bálsamos y cremas de jalea real. La microempresaria asegura que estos mismos productos han podido conocerse gracias a la exhibición en ferias de emprendimiento apoyadas por el Indap.