Se llamaba Yang Guang y fue el segundo y último emperador de la dinastía Sui en China. Vivió entre 581 y 618 d.C. y bajo su mandato no sólo se efectuó la reconstrucción de la famosa muralla que hasta hoy bordea la nación asiática, sino que también se completó el Gran Canal que conectó a Beijing y Yangzhou para dar forma al curso fluvial artificial más grande del mundo. Además, el monarca era un aficionado a la poesía y la música, por lo que expandió el número de orquestas extranjeras en la corte de siete a nueve.
A primera vista, estos logros parecen obra de un líder que fue respetado y querido por sus súbditos. Pero en realidad, Yang Guang es recordado como uno de los peores tiranos de China, porque para concretar sus obras y deseos no tuvo compasión a la hora de urdir complots contra su familia y esclavizar a millones de personas para que funcionaran como obreros. Incluso antes de llegar al trono ya mostraba atisbos de su maquiavélico espíritu: logró que su hermano mayor, Yang Yong, fuera inculpado de traición para quedarse con el trono y se cree que incluso asesinó a su padre, el emperador Wen.
Luego, al llegar al trono se apropió de las cinco consortes de su padre y cuando su hermano menor, Yang Liang, lideró una revuelta contra él, lo condenó a cadena perpetua. Ni siquiera su lado artístico carecía de complots: mandó a matar dos poetas cuando averiguó que sus obras eran mejores que las suyas.
Su legado acaba de resurgir tras el hallazgo de su tumba en Yangzhou, ciudad ubicada 280 km al suroeste de Shanghai. El sepulcro fue encontrado en un sitio donde se iba a levantar un edificio y, además de inscripciones que revelan la identidad del monarca, la cámara mortuoria de 20 metros cuadrados contenía un cinturón de oro y jade y algunos adornos para puertas con forma de león.
En el lugar faltan restos humanos o ataúdes en ambos entierros, ya que habrían sido desvalijados por ladrones de tumbas. Shu Jiaping, director de la oficina arqueológica de Yangzhou, dijo a China Daily que la "tumba ni siquiera es tan lujosa si se la compara con otras de la era Sui, debido a su repentina muerte ocurrida luego que las revueltas en su contra lo obligaran a huir a Jiangdu, actual Yangzhou". Además, su techo está en malas condiciones porque anteriores edificios residenciales fueron construidos sobre la cripta.
Un déspota ambicioso
El descubrimiento no sólo permite recordar la negra historia de Yang Guang, sino que también prueba la falsedad de otro mausoleo ubicado a seis kilómetros de la tumba recién descubierta y que se creía albergaba el entierro del emperador. A diferencia de la deteriorada cripta, ese recinto ocupa 30.000 metros cuadrados y exhibe imponentes arcos, puertas y murallas. De hecho, el hallazgo de la cripta sorprendió a los residentes, uno de los cuales señaló que los obreros a menudo encontraban ladrillos en el lugar y pensaban que pertenecían a tumbas comunes: "Nunca se me ocurrió que era vecino de un emperador antiguo, aunque haya sido uno malvado".
En la construcción del Gran Canal, la Gran Muralla, barcos, numerosos caminos y palacios, Yang Guang -que pese a su temible fama sólo ocupa el séptimo lugar en una lista de los peores tiranos del país asiático elaborada por China.org.cn (ver recuadro)- reclutó a la fuerza a casi ocho millones de personas. Bajo la inclemente atención del monarca, la elaboración de los canales Tongji y Han tomó sólo cinco meses..., pero 50% de los hombres que ahí trabajaron murieron. Además, cuando el millón de hombres que esclavizó para edificar el canal Yongji probaron no ser suficientes, el emperador reclutó mujeres a la fuerza.
No sólo eso: también estableció impuestos excesivos sobre un pueblo que apenas sobrevivía, con el fin de financiar sus obras. Y mientras sus súbditos morían de hambre y sobreexplotación, Yang también se hacía famoso por escandalosas fiestas junto a sus concubinas, las cuales duraban toda la noche en el llamado Jardín del Oeste construido en Luoyang.
Cuando se hartó de los parajes del norte chino emprendió varios viajes a la actual ciudad de Yangzhou, siendo escoltado en cada ocasión por 200.000 soldados a caballo y casi 10.000 torres de batalla móviles.
Su ambición militar era igual de ostentosa: ordenó varias campañas que expandieron las fronteras de la dinastía Sui, una de las cuales llevó a la conquista de la actual zona central y sur de Vietnam, pero que produjo la muerte de miles de soldados debido a la malaria. Estas expediciones, junto con una serie de desastrosas campañas contra Goguryeo -uno de los tres reinos de la antigua Corea-, dejaron al imperio en bancarrota y desataron una violenta revuelta militar.
La rebelión de 618 acorraló a Yang Guang en Yangzhou. Al atraparlo, uno de los soldados le gritó: "Toda la tierra está enfurecida con usted. La ira no se limita a un solo hombre". A continuación, otro de los soldados lo estranguló.