¿Qué es lo que se imaginan los chilenos cuando se nombra al "Guatón Loyola"? Primero, la cueca. Al decir su nombre empieza a sonar en la cabeza la canción dieciochera del gordo que recibió cuánto puñete voló en el rodeo de Los Andes. Lo segundo, es recrear la imagen de un huaso maceteado, curadito y bueno para la fiesta. De esas dos ideas, sólo una cosa es cierta: Eduardo Loyola era bueno para la juerga. Pero nunca peleó en Los Andes y estaba más cerca de parecerse a Carlos Gardel que al roto chileno.

Es indesmentible. El mismo Loyola, en una entrevista que dio en los 70, sus descendientes y la familia de Alejandro Gálvez, el hombre que compuso la cueca -y que estaba presente cuando ocurrió la riña- confirman que "Lalo" quiso defender la honra de unas señoritas a puñetazo limpio en el rodeo de Parral.

Sí, fue en esa ciudad de la Región del Maule, cosa que no les gusta escuchar a los habitantes de Los Andes, pues la cueca dice claro: "En el rodeo de Los Andes, comadre Lola".

Y es por eso que este año el municipio cordillerano resolvió tomar cartas en el asunto y elaborar su propia versión del altercado, mezclando partes de la cueca con elementos imaginarios y hechos reales de la zona. Una historia de dos páginas que distribuyeron a unos cinco mil vecinos de la comuna, para que supieran qué contestar a los turistas cuando les preguntaran por el famoso gordo.

"La gente lo siente como una historia local muy propia. Cuando salían de Los Andes o venían turistas y les preguntaban por esta anécdota, ningún vecino sabía mucho más que la canción", cuenta el secretario municipal, Luis Rojas, para explicar la nueva versión de la historia que es la principal protagonista de las Fiestas Patrias en esa localidad.

Según la nueva historia, la pelea del "Guatón Loyola" ocurrió en los años 40, cuando él, que efectivamente era corredor y martillero en ferias de animales, se hospedaba en el Hotel Continental de Los Andes (ver nota secundaria). "La localización geográfica en que esto ocurre se lo van a atribuir todos los que están en discusión, pero no existe una confirmación histórica de si fue en Parral o Los Andes, eso forma parte del mito y la leyenda. Nosotros, como andinos de corazón, entendemos que esto ha ocurrido en Los Andes y así lo rescatamos", asegura el alcalde de esa ciudad, Mauricio Navarro.

Pero Bernardita Loyola Trivelli, hija del "Guatón", es tajante: "No es así, la historia está clara. Decir que les corresponde es mentira, estarían faltando a la verdad". Ella muestra la entrevista donde Loyola confirma que originalmente la letra cantaba "en el rodeo de Parral, comadre Lola". Según sus propias palabras, la historia ocurrió en 1954 y fue así: "Lalo", nacido en Quillota en 1925, estaba por entonces soltero y pesaba entre 90 y 100 kilos cuando se juntó con unos amigos en el fundo de Santiago Urrutia, "don Chanca", en Parral.

A sillazo limpio

Estando en el casino, tres tipos pasados de tragos comenzaron a molestar a las niñas que atendían las mesas. Al rato, se los encontró en el bar del lugar. "Palabras van, palabras vienen y desafío a pelear. Los carabineros apaciguaron el asunto, pero como insistimos, el oficial preguntó: '¿quieren pelear?', y cómo dijimos que sí, puso las reglas. 'Nadie se mete, peleen', dijo, y peleamos". Loyola esquivó sillazos en el suelo, y todo terminó cuando un amigo suyo hizo como que sacaría algo de su ropa (un arma), "y (el que peleaba conmigo) se espantó. En verdad, era un manojo de llaves", contó. Gálvez tomó nota de todo y se puso a trabajar en secreto.

Al otro día, Loyola era el encargado de presentar a las candidatas a reina del rodeo, pues tenía mucha labia y gustaba de andar arreglado. Se compraba la ropa en Flaño o Scappini. "Siempre andaba con su camisita, con gomina, perfumado. Fumaba Kent. Decía 'yo soy Gardel', porque le encantaba el tango. Era de campo porque trabajaba ahí, pero era muy compuesto y tenía un millón de amigos, era muy conocido. También fue reservista de la Católica", dice su hija.

Cuando Loyola llegó un poco machucado a cumplir su rol de animador, "había mucha sonrisa en todas las caras", contó. El público les pidió una cueca y cuando comenzaron a bailar, notó que la melodía de la famosa Aló Aló, había sido modificada con la historia de la noche anterior. "Ahí me sorprendieron", dijo. Gálvez, que era del grupo de amigos de "Lalo", había alcanzado incluso a ensayar la canción con el grupo folklórico que animaba el rodeo.

A la que no le gustaba la anécdota era la madre de Loyola, pero su esposa, María Luisa Trivelli (con la que se casó en 1957), gozaba con la historia. Su familia sólo lamenta que "Lalo" no haya vivido para ver su boom. Murió en 1978 y flaco, pues en 1971 le detectaron várices en el intestino.

¿Y qué dicen en Parral?

En la VII Región, Mariana, la hija de "don Chanca", recuerda que siempre que había rodeo, Loyola se quedaba con ellos: "Estábamos acostumbrados a verlo en la casa, porque era como de la familia", dice, mientras que otro Urrutia, Atiliano, cuenta que el "guatón" era "muy amigo de sus amigos, buena persona y muy respetado". ¿Quedó el "guatón" como cacerola, como dice la canción? "La rosca que se armó no fue para tanto, pero como andaba este señor Gálvez, aprovechó que también se alojó en la casa y se inspiró", asegura.

El edil de Parral, Israel Urrutia, dice que la comunidad está molesta con lo de Los Andes, porque "no corresponde que se adueñen de historias que no son de ellos. Cuando pasan estas cosas, es cuando nos damos cuenta de que las ciudades más pequeñas vamos perdiendo identidad. Ya nos ha pasado con Neruda y ahora la historia de repite. Ojalá que todo el mundo sepa que el combo se lo pegaron en un rodeo en la medialuna de Parral y no en otra parte. La historia tiene que contarse como es". Su par de Los Andes se justifica en que la iniciativa "rescata la tradición".