ES MEDIODIA en Santiago y en la esquina de Mirador con Rondizzoni los clientes de El Rey del Mote con Huesillos se aglomeran aturdidos por el calor. "Deme un Bicentenario heladito, maestro", le dice un viejo cliente a Ramón Palacios (50), el nieto postizo de quien fundara el quiosco en 1935.

Palacios coge rápidamente un copón de vidrio del tamaño de un guante de boxeo y después de sumergir un cucharón en una olla de 70 litros repleta de hielo, vierte el líquido acaramelado sobre el huesillo arrugado. El vaso de boca ancha es devorado por el cliente sentado en una de las 10 sillas de plástico que forman una hilera en la vereda. Terminada la tarea, lanza el cuesco a unos baldes. "Aquí compiten por achuntarle al basurero, claro que no todos tienen puntería", cuenta.

Este rey se mueve ágil por el pequeño castillo de madera que atiende junto a tres ayudantes, justo detrás del Club Hípico. Cuando el brebaje comienza a agotarse, cruza la calle y trae refuerzos desde una bodega, donde la fruta lleva tres horas hirviendo. Ramón tenía sólo 20 años cuando llegó a trabajar a la picada. "Antes atendía autos, porque cuando Rondizzoni era la única vía hacia la costa, muchos tomaban un mote con huesillos al paso", cuenta.

Sirviendo el refresco en vasos de vidrio grueso y desde $ 600, el consumo del quiosco alcanza su peak en diciembre y enero: vende 200 litros diarios.

En el otro extremo de Santiago, en la calle Lastra, de la comuna de Independencia, otro emprendedor se jacta de tener el mejor mejunje callejero. Nelson Morales, gerente general de Mote con Huesillos Copihue, ha llegado a tal nivel de sofisticación a costa de la bebida nacional, que incluso tiene portavasos de cartón con su marca. Y tuvo otra idea mejor: fabricar grandes bidones para que el mote con huesillos llegue a las mesas de grandes familias. Se llenan desde $ 3.900 y los bidones pueden llegar a los 10 litros.

Copihue existe desde 1978 y fue fundada por el Sindicato de Maniceros de Santiago. Pero desde que cambió de imagen en 2005, ha visto crecer sus ventas en 300%. "Todo entra por la vista", cuenta Morales sobre el momento en que decidieron echar abajo la casa de adobe y construir, en el mismo sitio, una fábrica cuya infraestructura evoca una sucursal de McDonald. Nunca imaginó que se transformaría en representante de una de las picadas imperdibles de Santiago. "Aquí se han hecho eventos de la UDI. Y este año nos invitaron a la Parada Militar. También estuvimos en La Moneda. A Piñera, eso sí, se lo tuve que servir en copa", ríe. Morales tiene, además, 50 carros de acero inoxidable que están en el centro. Dice que pronto le gustaría llegar a Las Condes, porque para él el mote con huesillos no es privativo de "Plaza Italia para abajo". De momento, sólo está presente en el sector oriente a través de uno de los carros de Nuts 4 Nuts, de Luis Martínez ("El Conejo"), que está a la salida del Metro Escuela Militar.

Historias tiene por mil. Como las del vaso de litro apodado El Guatón Romo. "Recuerdo que en los 90 la Policía de Investigaciones venía harto y lo bautizó así", revela quien fabrica huesillos descarozados. La empresa de Nelson crece. claro que a medida que lo hace, también aumentan los problemas: "Hay personajes que se dedican a recoger los vasos de Copihue de los basureros para luego venderlos a los moteros que se ponen en Franklin", advierte el gerente. Mientras, en Rondizzoni e Independencia la caja no para de sonar.