El último vals. El documental de Martin Scorsese que retrata la muerte del grupo The Band marcó el nacimiento de la sociedad entre Carlos Fonseca (50) y Manuel García. "Lo conocí mientras estábamos trabajando para el evento Cien años, mil sueños, que se hizo en 2008 en homenaje a Allende, y me cayó bien. Lo encontré proactivo y con un ego controlado. Al final, terminamos como amigos y le regalé esa película", recuerda el mánager en torno a la alianza que se materializó un año después, pero que esta temporada arrojó sus resultados más vistosos. Con Fonseca, el ex Mecánica Popular escaló como una de las figuras musicales más trascendentes de 2011, capaz de despachar cinco mil copias de su último título, S/T (2010).
Pero la cosecha es recíproca. El posicionamiento masivo de García consolida a Fonseca como el representante más diestro y persistente de la escena local. Un trabajo inaugurado hace casi 30 años con Los Prisioneros, banda asociada a fuego con su nombre y con la que estuvo en todas sus vidas. "No tengo un método estudiado, pero, cuando tomo a un artista, lo protejo con todo", define. Y en el 2011 del trovador hay un hito ineludible: su debut en el Festival de Viña. ¿Hubo algún temor en aceptar esa oferta? "No fue algo categórico, pero él tenía sus miedos, pensaba qué iba a decir su público y esas cosas. Pero sentimos que éste era el momento. Lo único que me preocupa es que, a partir de la plataforma masiva, su música se convierta en algo demasiado efímero y light, porque la exposición no es su razón de ser. Estamos trabajando para eso, porque es el mejor cantautor chileno en mucho tiempo".
Hace un par de años la irrupción del ariqueño precisamente se asoció con una prolífica escena de cantautores locales, que mezclaba desde Gepe hasta Chinoy y Nano Stern. Fonseca modera y dice que una de sus primeras tareas fue distanciarlo de esa generación. "Es que ellos, y todos los que puedas mencionar, tienen sus limitaciones y responden a un nicho muy específico... pero Manuel es un tipo completísimo, que escribe, compone e interpreta bien. Así que lo primero que hice fue sacarlo de ese fenómeno, porque estaba rodeado de mucha gente joven que se aprovechaba de su figura y lo empezó a meter en eso. Sin desmerecer a gente como Gepe, él tiene sus límites, aunque también ventajas que Manuel no posee, como su perfil internacional. Pero él es mucho más completo que ellos y, si se sigue hablando de trovadores, es por el éxito de Manuel, porque muchos se estancaron, como Camila Moreno o Chinoy".
Como una suerte de reverso de su actual triunfo, el representante enfrentó en 2009 el fin de uno de sus dirigidos en pleno ascenso, Teleradio Donoso, debido a la partida de su líder, Alex Anwandter, hoy solista. Fonseca sigue: "Ellos tenían una gran proyección y podrían haber llegado al Festival de Viña este año. Pero hubo problemas de ego e inexperiencia. Todos saben que Anwandter se fue de la noche a la mañana. Y nunca más hablé con él, porque se convenció que él era todo y, bajo su opinión, era mejor estar solo que acompañado de un lastre, que era como veía a sus compañeros. Pero no le ha resultado".
Pese a su juicio, los proyectos de Anwandter han gozado de buena crítica. "Pero de buenas críticas no se arma una carrera", zanja. "Teleradio lo tenían todo, pero fueron tres años de esfuerzos que quedaron en nada. Y aquí sucedió que él se fue a Europa de vacaciones y, poco antes de volver, me escribió un mail en que me decía que suspendiera todos los shows con Teleradio. Le pregunté por qué y me dijo que hablara con su mamá. Yo le dije que no quería hablar con su mamá, sino que con él. Y por otra persona me enteré que la banda terminaba. Pensé que era un error que siguiera como solista, porque había escuchado los demos y me parecían bien, pero no para decir 'este tipo sí que la va a hacer'. Pero lo que más me chocó es su egoísmo gigantesco y su actitud cara de palo. Ahí cerré para siempre esa puerta".
La pregunta cae obvia: ¿Le pasó lo mismo con Los Prisioneros? El ejecutivo contrapone: "Para nada, nos dimos tanto que no podría sentirme herido con ellos. Sólo con Jorge no he hablado más, porque tuvimos una gran pelea en Cali en 2005, en donde yo sentía que Los Prisioneros ya eran un caballo muerto, pero él no lo quería reconocer". Fonseca volvió a mirar su vida con el trío sanmiguelino en septiembre, cuando trabajó en la reedición, en CD y vinilo, de su discografía. Además, proyecta el estreno digital de los títulos del conjunto. Finalmente, quiere reeditar el álbum Desiertos, de La Ley, y ultimar una autobiografía que comenzó a escribir este año bajo la asesoría de un periodista. "Tengo un trabajo interesante, pero me ha costado escribir. No sé si a tanta gente le interesan las cosas que cuento", cierra.