Sé que cuando voy a una farmacia van a ofrecerme cosas que no necesito. Sé cómo funcionan. Me van a ofrecer el medicamento más caro. De ahí salieron esos chistes que tanto me gustan sobre "decir la verdad". "¿Por qué no nos decimos la verdad? Dime que me estái' ofreciendo la hueá' más cara y que la otra la tení' escondida". No queda más que soslayar el tema y seguir caminando. Yo no me quedo ahí, veo por qué está pasando. No sé si tengo la respuesta, a mí me corresponde hacer humor…, de las noticias, de la TV.

El dinero no hace la felicidad..., la compra hecha. No, broma. Pero ayuda un montón. Bastante. Yo ganaba el mínimo. Después entré a televisión y cambiaron las lucas. El dinero es un factor más. Puedo darles un mejor estilo de vida a mi hija, a mi mujer. Pero hay otras cosas que te hacen más feliz: sin mis amigos al lado, sin mi equipo o mis manos para poder hacer magia, yo no sería nada.

Ni siquiera he estado en el Festival de Viña y ya tengo 100 mil seguidores en redes sociales…, ni que fuera Kramer. Ese feedback es muy importante. Cuando me ofrecieron ir al Festival del Huaso del Olmué no tenía miedo a que me censuraran. Era una oportunidad. El trato fue simple: si me censuran, no voy. Me respondieron: "Haz tu pega". Tenía mucho miedo, porque nunca actúo para públicos tan masivos. Entonces mi pregunta era cómo voy a controlar a la gente. Lo otro era que no me entendieran y dijeran: "El hueón pesado…".

No soy ningún anarco del humor para decir que las empresas no sirven, el tema es cuando pasái' al abuso. El caso Penta me pareció el epítome de la miseria política. Además, es lo más actual. Eso de bajarse los pantalones frente al empresariado, para después estar pagando los intereses, me parece que habla muy mal de los que nos representan. ¿Para qué estái' ahí? ¿Para cumplir con los intereses de quién?

Estudié un tiempo Derecho. El primer año en la escuela mi mujer se quedó embarazada y nos cambió la vida. Me puse a trabajar. En la universidad me gané la buena onda de un profe. Llegué a una clase vestido de mago: de terno, con mi maleta de mago y mi sombrero de mago. "Y usted, ¿qué hace a esta hora y vestido así?". Un compañero dijo que yo hacía magia y el profe me pidió un truco. Lo hice y se cagó de la risa. Después me conversaba: "¿Oye y cómo hací' eso?". A veces ni llegaba a clases; aprobé el ramo sólo por eso.

Hasta los 12 años había vivido en Temuco y de ahí me vine a Santiago por el trabajo de mi mamá. Pero fue la mejor infancia, porque estuve mucho tiempo en scouts, desde los seis años. Allá hay muchos lugares para donde ir y hacer campamentos. Y el tema de scout me fascinaba: ahí estaban mis amigos. Todos los fines de semanas eran una aventura distinta. Teníamos conexión con la naturaleza…, jugar nomás.

Cuando llegué a la capital era como el huaso del curso. Tenía otras costumbres, otro lenguaje. Mi mamá era la inspectora general del colegio. Ella es profesora. Estuve en ese colegio, que era particular. Era otra realidad. Eran otros autos, otras casas, otra forma de relacionarse. Y en el colegio seguí igual y peor, haciendo todas las estupideces que se podían hacer.

Nunca me gustó estudiar, y mi recuerdo del colegio es de estar haciendo bromas, tonteras en el recreo. No era rebelde, sino que eran bromas sanas. Siempre estuvo eso de querer hacer reír. Hacía como que me caía de la silla y los demás se reían. Una vez tiré una silla en plena clase y le llegó a un compañero. Tenía esos arranques de locura y estupidez. Eran "bromas". Y yo era bien cobarde. Hacía las cagadas y después me escondía.

Mi abuelo siempre tenía esa talla rápida, siempre se estaba riendo, pero nunca le gustó que yo me dedicara al humor. Para él era ser médico o abogado. En ese sentido era: "Saque un título, no se dedique a la magia". El tenía un humor muy blanco. Me preguntaba si quería "jugar al tren". Yo gritaba "¡sí!", y me decía "hazte humo". Ahí me tenía que ir. Siempre me lo decía con humor.

A mi vieja le faltan dos años para jubilar y estamos viendo el tema de la AFP. Dónde está su plata. Nos reímos y ahí van saliendo chistes. "¿Y qué vai' a hacer después de jubilar?". "Poner una pyme", me responde. "¿Y con qué plata vai' a ponerla? ¡Mira lo que te toca después de los 60! Es nada". Con esas conversaciones entendemos que hay algo mal. Es tragicómico: ¿Trabajái' toda tu vida para no recibir nada? ¿Qué sucedió con ese dinero que debía crecer o mantenerse? Ahí se pasa a hipérbole.

Veía rutinas en televisión, me reía, me las aprendía y después las repetía para hacer reír. Veía El Chavo del Ocho e intentaba hacer los mismos gags. Siempre recurría al humor de golpes, de caerse, como el de Los Tres Chiflados. Después me puse a ver humor en el Festival de Viña, y era recurrente en mí estar atento a los humoristas. Mi mamá me grababa en VHS las rutinas. Como yo era chico, no me podía quedar hasta tan tarde. Tenía ocho o nueve.

Admiro mucho a Chaplin. Era un cabrón…, un cabrón que hacía todo bien. Revolucionó la comedia, revolucionó el cine. Entregaba un mensaje en cada película. En Tiempos Modernos, por ejemplo -que es una joya del séptimo arte- el tipo la dirigió, la musicalizó, hizo la escenografía, hizo el montaje. O sea, era un tipo que todo lo hacía bien. Fue y es una de las personas más importantes del cine, de la comedia, y es lo que a mí -quizá- me gustaría llegar a ser.

Con un amigo hicimos un espectáculo de magia donde la premisa era "extraterrestres". Pero fue un espectáculo tan malo, de tan bajo presupuesto... La idea era muy buena, un buen concepto. Pero estuvo muy mal llevado a cabo. Lo estrenamos en el teatro Cachafaz. ¡Vendimos entradas! Querían ver mi show, ilusionados. Duraba una hora y a los 20 minutos lo paramos. "Discúlpennos, pero no vamos a seguir. Esto es muy malo". Devolvimos la plata.

Tengo unos tatuajes que me hice porque sí. Tengo la portada de la banda In Flames, de uno de los discos más malos que tienen… Pero me gustó tanto ese pájaro de la portada que me lo tatué. También tengo tatuajes de cartas, que representan la magia que me ha hecho crecer en la vida. Además, tengo las iniciales de mi abuelo, que falleció hace tres años, quien me inculcó el tema del humor.