Mauricio Israel al habla desde Tel Aviv: "Vuelvo a Chile, voy a dar la cara como hombre, voy a enfrentar a los tribunales de justicia de mi país y lo que tenga que pagar, lo voy a pagar. Quiero que la gente sepa que no soy un prófugo. Estoy dispuesto a enfrentar a las personas que les debo plata, a enfrentar los cargos que me correspondan. Me han tratado de delincuente, de estafador, de la peor manera. He sido víctima de una campaña horrorosa, espantosa, violenta en mi contra".

Israel da su primera entrevista en casi un año. Está en un departamento que arrienda hasta julio. Viste una polera blanca. Habla con energía, a través de Skype. Se emociona. Y el ex comentarista, que salió de Chile el 23 de diciembre de 2008, dejando deudas y que hoy enfrenta un pedido de extradición en el proceso judicial por la supuesta falsificación de firmas en dos cheques, se desahoga, días antes de abordar el avión que lo traerá de regreso. "Quiero que se conozca la verdad, pero no mi verdad, sino la que aclaren los tribunales. Y espero que cuando eso suceda, la gente logre poner en perspectiva lo que le pasa a cualquier chileno que debe plata, pero que de repente está expuesto a los medios de comunicación y que a mí me dieron como bombo en fiesta y dijeron las cosas más atroces e increíbles. Espero que después esas personas se pongan la mano en el corazón y digan 'en realidad lo matamos a este gallo... Lo matamos'", sigue el ex comentarista deportivo.

"Porque a mí me mataron. Una parte de mí se murió el año pasado, una parte del amor que tenía, una parte de la seguridad que tenía, una parte de lo que era Mauricio Israel se murió. Hicieron un asesinato público, me lincharon en la plaza, sin que hubiese habido ninguna acción judicial, porque hasta ahora no hay ningún fallo que diga que el señor Mauricio Israel es un estafador. No tuve ninguna posibilidad de defenderme. Yo no quería hablar, ¡porque qué iba a decir! ¿Cómo enfrentas esto? Y al final, la manera de enfrentarlo es ir a Chile y dar por terminada esta cuestión", señala.

La confesión

La ex figura de La Red lleva un año y dos meses en Israel. Desde el 22 de febrero de 2009 es ciudadano de ese país. Pero asegura que cuando salió de Chile iba a ser por un período corto. Que en el camino todo se puso peor. Y tomó otro rumbo. El publicista gesticula. No ahorra detalles. "Cuando salí de Chile era por un rato. Nunca pensé que me iba a quedar tanto tiempo. Venía de dos años muy malos y sicológicamente estaba muy afectado. Los primeros cuatro meses estuve en Ra'anana y había días enteros en que no me podía levantar. Lloraba todo el día. E inmediatamente se empezaron a decir mentiras sobre mí. Y me asusté. Todo lo que se dijo me generó una impotencia tan grande, que hizo que me fuera quedando, más por angustia que por no querer enfrentar a la justicia. Siempre he dicho que he cometido errores, pero no delitos. Entonces, esa primera etapa fue marcada por mucha inseguridad. Era un vendaval de mentiras. Y para mí era muy difícil entrar a desmentir cosa por cosa, porque era mi palabra contra la palabra del resto", comenta.

Detallando que "partieron diciendo que vivía en un kibutz, después que me tenía que casar para obtener la ciudadanía. Y hay que imaginarse el dolor de mi familia al escuchar en un canal de televisión donde trabajé ocho años, al que le di mi vida durante ese tiempo, decir 'tengo información cierta de que Mauricio Israel va a aparecer muerto en un río', porque los prestamistas me iban mandar a matar. Por eso quise guardar silencio, porque dije: 'algún día las cosas tienen que caer por su propio peso'". Entonces, cuenta Israel, "si bien entré con visa de turista al país, posteriormente, al tratar de alargar mi estada, hubo una sugerencia del Ministerio del Interior de que mejor hiciera los trámites de absorción, y soy ciudadano israelí desde el 22 de febrero de 2009".

El comentarista se fue estableciendo en su nuevo país. "Empiezas a aterrizar y logré estabilizarme. Me puse a estudiar. Aprendí el idioma. Empecé a trabajar. A mantenerme. Al principio recibí ayuda del Estado, 300 dólares mensuales durante cinco meses. Apareció mi amigo Andrés Numhauser, que me ayudó a pararme, colaboró muchísimo. Y ahora estoy viviendo en Tel Aviv, trabajando en el área de telemarketing, lo que permite sobrevivir, mantener a mi familia".

En el continente asiático, Israel armó su hogar en el barrio de Ramat Aviv. Su departamento tiene una habitación más living-comedor-cocina. Allí, afirma, pasa solitarios días. Responde que no tiene pareja. Que comparte sólo con dos matrimonios chilenos a los que conoció durante sus tiempos de estudiante. Que su pasatiempo es leer el popular diario Yedioth Ahronoth, porque le regalaron una suscripción por seis meses. Que en ocasiones especiales arrienda un Volkswagen Golf del año 2001 por diez dólares al día, para movilizarse. Y que allí también vivió un proceso de introspección. Señala que "me sirvió para darme cuenta de muchas cosas mías. Errores que cometí que no tienen nada que ver con temas penales, sino con temas valóricos". Pero llegó el punto en que Israel decidió su regreso. Y sobre eso, asegura que "de repente me veo enfrentado a un pedido de extradición y a una segunda querella, que yo sé que es falsa, porque a mí se me acusa de haber falsificado firmas, timbres y huellas dactilares (ver recuadro) y es una burda mentira. Eso provoca un cambio de switch y tú dices 'basta, llegó el momento'".

Por eso, hace meses comenzó el proceso que lo traerá de vuelta. "El primer paso fue decirle a mi estudio jurídico que buscara las condiciones necesarias para poder volver a Chile dignamente, sin tener que pasar por ciertas cosas que no debería pasar... Aquí tengo la tranquilidad de tener el respaldo de poder enfrentar un proceso de extradición sin mayores problemas, y quizá podría optar por el camino de defenderme de la extradición, que probablemente no me la den y es un proceso bastante largo, que puede demorar de seis meses hasta tres años. Pero después de poner los pies en la tierra, me di cuenta de que lo que había sucedido no era tan grave y que sí estaba dispuesto a enfrentar a la justicia".

El relator deportivo explica que, además, hay otra razón para el viaje a Santiago: "Si bien hoy estoy parado, no estoy asentado. Tengo una estabilidad relativa, pero estoy lejos de mi familia y mis hijos, que han sido vapuleados. Por lo tanto, necesito recuperarme emocionalmente y la única manera de recuperar esa estabilidad es terminando todo esto, para poder allá, acá o en cualquier lugar, comenzar una vida, como cualquier persona". Sin embargo, aún no hay una fecha concreta para su regreso. El explica que "hay ciertos pasos legales que hay que dar, pero va a ser en un cortísimo plazo. No puedo decir fecha, pero va a ser mucho antes de lo que la gente se imagina. En una primera etapa voy, me voy a defender, después regreso y más adelante se verá".

El publicista de 48 años termina su relato. Y ante la pregunta de si está arrepentido de haber partido del país, contesta: "Uno se tiene que arrepentir de las cosas que no hace, no de las que hace". Después piensa unos segundos. Y da su respuesta definitiva: "Aunque quizá nunca debí haberme ido de Chile".