NO lo puedo evitar: Matías me cae mal. Al segundo día de haber nacido me di cuenta de que me iba a tocar mucho más duro que con sus dos hermanos. El no lloraba, chillaba. Todo el día. Me acuerdo que a la clínica llegaba gente a conocerlo, con regalos, y lo único que se escuchaba en el ambiente era su llanto. Eso me decía que en la casa me iba a convertir en su esclava...

Me di cuenta, que me caía mal cuando tenía como un año y medio. Empecé a verbalizar una queja que, hasta ese momento, era interna, pero repetitiva. Desde que era chico, Matías no lloraba por una razón específica. Nunca era cólico o algún dolor. Era maña. Quería que lo tuviera en brazos todo el día. Siempre exigía brazos, pero solo los míos. Se despertaba todas las noches, en promedio unas tres veces, y ahí empezaba de nuevo: llanto y brazos para hacerlo dormir. Me acuerdo de una escena repetida: era guagua -debe haber tenido 10 meses-, quería su leche y chillaba y chillaba. Su papá le llevó la mamadera y él la tiró lejos. Tenía que ir yo a pasársela en la mano y solamente ahí se la tomaba. Nos manipulaba desde chico. Cuando estaba con posnatal lo único que yo quería era volver a trabajar.

Matías es pesado. No es de sonrisa fácil. Es bueno para dar manotazos. Yo le pego en las manos despacito para que aprenda que eso no se hace. Y ahí no llora. Pero se queda mirándome desafiante. He comentado esto con mis amigas que lo conocen y algunas me dicen que les pasa lo mismo con sus hijos, que son un azote... Tal vez ellas no se atreven a decir que les caen mal.

¿Si siento culpa porque me cae mal? No, porque es como externalizar una sensación. Sé que suena fuerte, especialmente porque mis otros hijos me caen bien, pero los quiero a todos por igual. Ese no es el tema. Matías es... a ver, es como mi pobre angelito: te irrita, pero lo miras y es rico igual.

Yo me doy cuenta de que hay gente en mi familia que lo toma menos en cuenta. Es que él no se va con nadie que no conozca bien. Ni con las abuelos ni con sus tíos. Sólo conmigo, su papá o la nana. Por eso yo trato de no salir mucho con él, para ahorrarme malos ratos. A lo más voy donde gente que ya sabe cómo es.

Matías es el segundo de tres hermanos. Tengo claro que todos los niños son distintos de carácter y que necesitan su tiempo. También veo que ha ido mejorando en pequeños detalles, pero sigue siendo muy distinto a los otros. Eso no significa que piense en llevarlo al sicólogo o algo así. ¿Por qué no me puedo quedar con esa mejora y creer que va a ser más dócil con el tiempo? Con el mayor, Joaquín (6), se adoran. Joaco es muy guaguatero, buen hermano y Mati lo tiene como su modelo y lo imita en todo. Eso no quita que si viene a saludarme o a despedirse de mí mientras lo tengo en brazos, le tiré un manotazo. Pero el Joaco es muy tranquilo, nunca reacciona, todo lo toma como un juego. Con Juanpa (1) se lleva bien, cumple el rol de hermano más grande: lo cuida y avisa cuando llora.

A veces me pregunto si es mi culpa que sea tan parado en la hilacha. Yo siempre fui rígida con los niños, de ejercer la autoridad, de poner reglas y que las sigan al pie de la letra, y a Mati también se las pongo, pero reconozco que con él cedo y que, a veces, no me la puedo. Por ejemplo, con los niños siempre anduvimos de la mano en la calle para evitar riesgos. Y a él no le gusta y no tengo cómo ganarle ese gallito. Me supera. No tengo cómo imponerle autoridad en algunas cosas. A veces lo miro y pienso que tiene casi tres años y me da susto cuando tenga 5, porque no sé cómo lo voy a parar. Es demasiado manipulador. Sabe perfectamente con quién portarse bien y con quién mal. Cuando no estoy se porta increíble. El show me lo guarda a mí.

Ahora que va al jardín aprendió palabras nuevas. ¿Sabes con lo último que llegó? "No, tonta" o "sale". Así me trata. Pero allá se porta súper bien. Dejó los pañales con las tías y va al baño solo. Jamás se ha hecho ni pipí. Y en la casa, nada. Si le saco los pañales se hace en cualquier parte. Lo he sentado en el baño, me he quedado con él media hora, le he ofrecido dulces, lo he amenazado, lo he dejado ahí solo llorando a gritos... y no hace.

Rechazo

A veces me da miedo que sea como uno de sus hermanos. Su papá tiene dos hijos. Uno tiene 13 años y es muy complicado. Por ejemplo, el fin de semana fuimos a la playa, llevé las leches contadas para todos los niños y él se tomó escondido las cajitas de leche de los demás sabiendo que cada uno tenía la suya.

A él le importa un cuesco la persona del lado y me da miedo que Matías sea así. Aunque creo que Mati no debiera ir para allá. Es inteligente y manipulador, pero no es malo. Le duele si su hermano chico llora. Lo consuela. A veces es generoso. Y adora a Joaco.

Yo lo quiero mucho, pero su forma de ser de ahora me agota. Tal vez porque los otros no son así. Además, me da lata que sea más demandante que mi guagua. Mucho más. Y sé que no debería ser así. Va a cumplir tres años.

Nunca lo he conversado abiertamente con mi marido, pero él me escucha decir "este cabro me tiene agotada". Yo creo que igual sospecha. Pero para él es distinto porque pasa mucho menos tiempo con él. Cuando llega, Matías ya está acostado o llega a acostarlo a una hora que ya está con las revoluciones bajas. Yo me llevo todo el trabajo de dedicarme a él… sin ver a mi guagua.

Si le dijera, yo creo que me entendería. No creo que le duela. El sabe que lo amo, con todo el corazón, pero me dan ganas de man darlo a la punta del cerro.