Era el rostro más carismático al frente de Boney M. En plenos años 70, cuando el ritmo y el exceso eran la norma, Bobby Farrell se consagró como un showman íntegro, asiduo al torso desnudo y los movimientos habilidosos.

Un legado que ayer tuvo un abrupto final: a los 61 años, el artista fue encontrado muerto en la habitación de un hotel de la ciudad rusa de San Petersburgo, donde la noche del miércoles tocó con su grupo (que revivía los temas de su banda madre). La noticia fue confirmada por su agente, John Seine, quien agregó que hasta ahora se desconocían las causas. El ejecutivo aseguró que su dirigido no se sintió bien ese día y que desde hace 10 años presentaba problemas coronarios y gástricos. La fiscalía de la ciudad precisó que el vocalista no mostraba señales de muerte violenta.

Roberto Alfonso Farrel, su verdadero nombre, nació en Aruba y con los años se mudó a Holanda y Alemania. Fascinado con su manera de bailar, el productor Frank Farian lo integró en 1976 a los ya creados Boney M., experimento que siguió la saga de la onda disco: aunque no tenían el talento de KC and the Sunshine Band o Earth, Wind & Fire, la vocación melódica de temas como Daddy Cool, Rivers of Babylon y Rasputin era innegable. Farrell dejó el conjunto en 1982, regresó en 1985 y volvió a renunciar un año después. Boney M. -que pasó por el espacio Vamos a ver, de TVN, y que tuvo en sus filas al músico chileno Carlos de los Reyes- se desintegró en 1989, pero el cantante siguió usando la marca.