El 3 de diciembre de 1937, y tras haber sido trasladada del hospital psiquiátrico de la localidad de Pergine Valsunaga (en el norte de Italia), Ida Dalser sufrió una supuesta hemorragia cerebral y murió a los 57 años en la isla de San Clemente, frente a Venecia. Ocho días después, Italia fue expulsada de la Sociedad de las Naciones al mismo tiempo que Benito Mussolini inauguraba una ciudad dedicada exclusivamente a la construcción aeronáutica y afianzaba su apoyo a los nacionales en la Guerra Civil Española. En medio de la popularidad del Duce, los italianos supieron poco y nada de la muerte de la primera mujer de éste y menos se enteraron de que un hijo de ambos era internado en un manicomio de Milán. El primogénito de Mussolini (de nombre Benito Albino) moriría de tuberculosis a los 26 años, en 1942, lejos de la sombra del dirigente italiano.

La historia de la primera esposa del dictador era casi desconocida en Italia hasta que en 2005 un documental de la RAI (televisión pública italiana) presentó los hechos. Al mismo tiempo, el periodista Marco Zeni publicó el libro La mujer de Mussolini, donde, a través de testimonios y documentos, revivía la malograda relación de Mussolini con Ida Dalser, una cosmetóloga de buena situación económica que ayudó al futuro Duce a levantar su carrera política. El pequeño gran detalle de la convivencia fue que en su juventud el creador del Partido Fascista fue más bien ardiente socialista y bajo este credo Dalser lo conoció, se enamoró y tuvo un hijo de él. El resto fue una larga historia de abandono.

La crónica de Ida Dalser y el Duce es el material que alimenta la película Vincere, del director italiano Marco Bellocchio. La cinta se estrena el jueves en el país tras pasar por Cannes en 2009, donde la crítica la elevó a un sitial de honor entre los estrenos de la muestra. Con 70 años, Bellocchio integra aquella generación dorada de los años 60 que renovó el cine peninsular influido por la Nueva Ola francesa. Del grupo (donde destacan el fallecido Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci y los hermanos Paolo y Vittorio Taviani), Bellocchio es el que mejor ha envejecido y sus cintas siguen concitando el interés de los festivales.

Premiado en Berlín y Venecia y responsable de obras como I pugni in tasca y Buenos días, noche, Bellocchio presentó su nuevo filme Sorelle Mai (un documental sobre su propia familia en un pueblo italiano) en el Festival de Venecia y en la ocasión se refirió a Vincere.

¿Qué le atrajo de Dalser?

Siempre he tenido una fascinación por los personajes paralelos, a pie de página, que están al lado de los que hacen la historia con mayúsculas. Todos sabemos que Mussolini tuvo muchas amantes, aunque su esposa Rachele Guidi (por la que abandonó a Ida Dalser) fue la "mujer oficial". Hay un claro contraste entre Ida Dalser y Rachele Guidi. La primera era una mujer adelantada, tenía ideas propias, se gastó toda su fortuna en financiar el diario Avanti! de Mussolini, era apasionada y rayaba casi en la demencia. Guidi, en cambio, era una esposa italiana pasiva, que asentía a su esposo. Ni siquiera sabía leer muy bien.

¿Por qué Dalser se transformó en un problema para Mussolini?

Era una persona que iba a los periódicos, demandaba en los juzgados, se hacía escuchar. En un momento en que Italia apoyaba a Mussolini, Dalser era su única oposición. Por eso los agentes del gobierno la recluyeron en un asilo junto al hijo del Duce. Mussolini no habría permitido nunca una mujer que estuviera a su altura.

Melodrama futurista

Protagonizada por Giovanna Mezzogiorno como Ida Dalser y Filippo Timi en el rol de Benito Mussolini, Vincere plantea los esfuerzos de la mujer por hacerse escuchar al mismo tiempo que da a entender que no cuidó de la mejor manera a su hijo Benito Albino. La cinta tiene iconografía futurista en sus imágenes a través de su puesta en escena, sus rápidos movimientos de cámara y la energía desbordante de Timi como el joven Mussolini.

Fundado en 1909 por el poeta Filippo Marinetti, el futurismo consideró que el cine era el arte por excelencia en cuanto expresaba movimiento y velocidad. Marinetti (obsesionado con la violencia y la guerra) se transformó en el artista oficial del fascismo y esta es una de las razones por las que Bellocchio tiñe de citas futuristas todas las escenas donde aparece el dictador.

Si Mussolini es el futurismo, ¿qué representa Dalser?

Ella es el melodrama, la corriente que predominaba inmediatamente antes en Italia. Todas las escenas donde aparece Giovanna Mezzogiorno tienen ese aire de ópera, de gran gesto, de siglo XIX. El futurismo, por el contrario, reaccionó ante esa estética. Sin embargo, y he aquí la gran contradicción, cuando Mussolini toma el poder también se transforma en un personaje melodramático, grandilocuente. Por eso llamo a mi película un melodrama futurista.

El director italiano es consciente de la enorme seducción que Mussolini ejerció en el pueblo italiano y lo explica de esta forma: "Era un conquistador, pero no como Berlusconi, que es más bien un Don Juan. A Mussolini se le puede aplicar el sentido romano del término. El hombre que viene,ve y vence. De ahí el título de la película. El tipo admiraba a Julio César, a Napoleón y tenía clara la importancia de la imagen".

¿Le gustaba el cine?

Le gustaba que su imagen estuviera presente en todas partes y tenía claro el poder del cine, la radio y los diarios. Como también lo tuvieron claro otros autócratas como Lenin. No olvidemos que Mussolini creó el Festival de Venecia y los estudios de Cinecitta.