De las pifias al aplauso. De las silbatinas más terribles al reconocimiento total de una barra bulliciosa. Juan Manuel Olivera no lo olvidará. Anoche, una "palomita" de él terminó con cinco años de sequía en Universidad de Chile. El larguirucho, el criticado uruguayo, esta vez se iba a casa con la satisfacción de haber dado vuelta las opiniones de una hinchada que no lo quería ver ni en pintura.
Un momento aciago para el ariete fue cuando salió sustituido ante Cruzeiro, por la Copa Libertadores: se llevó la rechifla más fuerte contra un jugador universitario durante esta temporada. Y ayer, con la misma franqueza con que recibió esos ataques, vio otro espectáculo y miró hacia la hinchada que entonaba "¡Olivera, Olivera!", en los momentos que recibía la medalla por el título.
El mismo atacante lo reconoce y narra todo lo que vivió en este torneo: "Pasé momentos muy malos (las críticas), pero siempre le dije a mis compañeros que confiaran en mí y ellos siempre me apoyaron. Fui tildado de villano y ahora dicen que fui el héroe. Yo mantengo los pies sobre la tierra". Y si bien al final fue aplaudido, a los cinco minutos del duelo recibió otra dura reprimenda, cuando perdió un cabezazo que ya se cantaba como gol...
Sergio Markarian no se abstrae del momento que vive Olivera, comentando que, "francamente, Juan Manuel fue esencial en esta campaña. Siempre hizo goles importantes. Si se fijan, siempre anotó el primer o segundo gol, y esos son los más difíciles".
Se emocionó el "flaco". Pese a todo, fue a la barra a celebrar la corona, arriba de la reja y besando la camiseta. Y no sólo le recuerdan su gol, sino que también una pelota que salvó desde la línea.
Los momentos tristes, de todas formas, seguirán formando parte del él. "Esto es para mi familia, porque cuando volvía con bronca ellos siempre me apoyaron. Y ahora me salieron las cosas, en los momentos cuando el club lo necesitaba, en los playoffs (hizo cinco goles)".
Muy de cerca, el vicepresidente de la "U", Carlos Heller, mira toda la escena y alaba el trabajo del cuestionado jugador, asegurando que "siempre confié en él, que se llevó el gran peso durante varios partidos. Fue resistido por la hinchada. Era el villano para muchos de ellos y ahora terminó de héroe".
Olivera, quien tiene contrato con los azules hasta fin de año, agradece, pero no esconde un deseo: emigrar a otro equipo. "Ojalá mi actuación tenga repercusión, porque siempre es importante conseguir un título, más si uno aporta con goles".
Es momento para que festeje. En su casa, bien entrada la noche, lo esperaban con los brazos abiertos.