Pasan los tiempos y el inquieto mocoso de pelo tieso y piernas delgadas se reinventa constantemente, co-mo sucedió en mayo pasado, cuando se estrenó con éxito Papelucho historiador, una versión teatral, donde el aventurero niño era una figura animada que desde una pantalla interactuaba con actores de carne y hueso.

Pero fiel a su origen como libro ilustrado, es en el lenguaje de las viñetas donde la creación de Marcela Paz tenía una deuda. Esa misma que ahora es saldada cuando, a partir de este miércoles, con La Tercera circule las historias completas de Papelucho en formato de cómic. Se trata de los 12 libros escritos por Marcela Paz desde 1947 hasta 1974, los que aparecerán de la misma forma cronológica que las publicaciones originales.

Realizada por la empresa local Workshop Creative Studio, bajo la supervisión del ilustrador Alejandro Rojas, las historias fueron adaptadas por Fernando Rivas y la serie contó con la supervisión directa de Paula Claro, la hija de Marcela Paz (cuyo nombre real era Ester Huneeus) y quien maneja los derechos del popular personaje infantil.

"Es una buena posibilidad para que los niños se acerquen a la lectura a través de la historieta. Eso nos parece interesante, simpático. Además, las historias están muy bien sintetizadas, más o menos en un 30%", comenta sobre el proyecto que demoró un poco más de un año en su ejecución, incluyendo dibujos y guiones.

La colección comenzará a distribuirse este miércoles, con La primera historieta: Papelucho, donde el curioso niño decide escribir un diario de vida, porque "es bueno dejar un diario cuando uno se muere para que la gente comprenda lo que uno era por dentro y conozca sus intenciones", anota.

El primer cómic está lleno de episodios divertidos: Papelucho intenta domesticar a un ratón o formar un criadero de jaibas. También se presenta a los integrantes de su familia: su hermano Javier, su hermana Ji, la nana Domitila y sus padres.

Si bien las diferencias formales de Papelucho son mínimas en relación con lo que se conoce, el personaje se actualizó a los parámetros visuales del formato cómic, con colores más planos y con historias que privilegian el dinamismo. Para Claro, este nuevo lenguaje es parte de la evolución del personaje, que debe adaptarse a los nuevos tiempos y formatos, tal como lo hizo en la obra teatral Papelucho historiador y en los audiolibros que han sido editados.

"Es diferente de forma, pero sigue siendo muy fidedigno", recalca Claro. "La maravilla de Papelucho, independiente del lenguaje, es que lo que le sucede es lo mismo que les ocurre a todos los niños. Es igual a todos y esa es su maravilla", dice.

El mejor ejemplo es la obra teatral, que este sábado pasado se montó en Frutillar. "Me llegaron cartas de niños diciendo que aprendieron un montón gracias a ella. Me impresiona que por muchos estímulos tecnológicos que hoy existan, los sentimientos e imaginación de los niños sean igual que siempre", finaliza.