LA PRIMERA patente de la que se tiene registro data del 23 de abril de 1867 y su función original era ser usada para etiquetas en la ropa. Un poco más abajo del documento y, entre paréntesis, decía que también se podía usar para juntar papeles. Así comenzaba la historia de un objeto que nos acompaña hasta nuestros días, una historia que no está exenta de disputas y mitos en torno a su creador: ¿quién fue realmente el hombre que inventó el clip?
Lo cierto es que hasta 1899, fecha en que se data la patente más antigua que permitía fabricar el clip con la forma y diseño que conocemos hoy, más de 50 patentes se presentaron en EE.UU. y otros países con diversas propuestas para este invento que llegaría a formar parte del paisaje cotidiano. Un invento que a diferencia de otros -como el teléfono, las llaves o incluso los libros- se ha mantenido tal cual, inalterado, con el paso de los años durante ya más de un siglo. Tal ha sido su impacto, que la disputa en torno a su creador todavía genera divisiones. Incluso, Adam Smith menciona a la industria que le dio origen en su libro La riqueza de las naciones.
Origen desconocido
Según el libro La evolución de las cosas útiles, del profesor estadounidense experto en innovaciones tecnológicas, Henry Petroski, el clip como lo conocemos hoy nunca fue patentado, lo que dio origen a una verdadera "guerra" entre inventores de la época: decenas competían entre sí por colocar en el mercado su novedoso objeto. La batalla llegó al punto que hasta el día de hoy se tejen mitos para explicar quién fue el responsable del clip. Es lo que ocurre en Noruega, donde defienden la tesis de que fue el ciudadano de ese país, John Vaaler, el padre de este invento.
Hacia 1901, Vaaler llegó a obtener patentes en Alemania y Estados Unidos para su clip, que si bien se asemejaba al que conocemos, era menos práctico y funcional debido a que carecía del último giro interno del alambre, que le da gran parte de la sujeción. Lo que no sabía este inventor era que su "novedad" ya se comercializaba en otras partes del mundo, como Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero ello no detuvo a sus compatriotas para incluirlo en enciclopedias y diccionarios locales como "el verdadero inventor" del clip desde el año 1950 en adelante. En Estados Unidos, en tanto, se considera que la invención debe ser adjudicada a William Middelbrook, quien en rigor no patentó un clip, sino una máquina para fabricar este objeto. Esta patente, que fue introducida en 1899, es el registro más antiguo de la fabricación, con un modelo exactamente igual al que hoy existe en la mayor parte de oficinas y casas del mundo.
El valor de un clip
Pero la importancia de este invento va mucho más allá que su capacidad para sujetar papeles. En La riqueza de las naciones, Adam Smith destaca que la industria del acero -que lleva al desarrollo de los clips- demostró que la división de labores era el camino para la industrialización de la sociedad, que por aquellos años se dividía entre los que abogaban por mantener una fuerte presencia de la mano de obra artesanal, en contraposición con la fría industria mecanizada de la Revolución Industrial.
Según el libro, 10 trabajadores tomando parte en 10 diferentes fases del proceso de fabricación de estos objetos para sujetar papeles podían llegar a manufacturar 48 mil por día. En contraste, la misma labor realizada por un solo trabajador no llegaba a exceder de las 20 unidades al día.
Henry Petroski destaca en su libro que el valor más importante del clip es su diseño y usabilidad: al ser un utensilio de trabajo destinado al papel, que funciona a la perfección, fácil de producir y con un costo muy bajo de comercialización, se cuenta entre los pocos objetos que debido a su simpleza permanece inalterable en el tiempo.