Señor director:
La medición multidimensional de la pobreza en la encuesta Casen muestra una maduración de la valoración de indicadores complementarios al ingreso para enfrentar la exclusión social. La dimensión de educación y las variables asistencia, rezago escolar y escolaridad consideradas deben ser los índices más relevantes para formular políticas públicas de educación en el corto plazo, ya que impactan directamente en la medición de pobreza y, por cierto, en su reproducción intergeneracional. De esta forma se fortalece la actual ley de inclusión dándole coherencia al proyecto país.
Esta nueva forma de mirar la pobreza nos interpela a identificar qué espacios falta crear y asegurar para casi 150 mil niños y jóvenes que se encuentran fuera del sistema. Es una gran oportunidad para pensar en la oferta y calidad de nuestro sistema como una responsabilidad compartida y avanzar hacia una respuesta coherente para con los incorrectamente llamados "desertores escolares", ya que las oportunidades desarrollan las capacidades y no al revés.
En el contexto de los presupuestos que se están formulando en los ministerios de educación, justicia y desarrollo social, se deben contemplar políticas de reingreso de estos estudiantes e iniciativas que los integren a la sociedad. No hacerlo es generar más desigualdad.
Liliana Cortés Rojas
Directoras Ejecutiva
Fundación Súmate