Una columna de humo y gases de 10 kilómetros de altura, una pluma de cenizas que atravesó hasta Argentina y que cubrió por completo Bariloche; rocas del tamaño de un melón arrojadas a más de 30 kilómetros, y la evacuación de 3.500 personas, fueron algunos de los efectos visibles que dejó ayer la erupción del cordón El Caulle, entre los volcanes Puyehue y Monte Blanco, a 70 kilómetros de Osorno.
La actividad de la zona comenzó a registrarse en abril pasado, con esporádicos temblores que, en las últimas semanas, aumentaron en intensidad: ayer, al menos 27 movimientos sísmicos perceptibles -algunos de más de seis grados en la escala de Mercalli- sacudieron la zona y generaron la alerta roja, decretada pasado el mediodía.
Luego, a las 15.15, una explosión que generó una fractura de cinco kilómetros marcó el inicio de la erupción, lo que elevó la alerta de cinco a seis grados. En ese momento, una columna de humo y gases de 10 kilómetros de largo y cinco de ancho comenzó a ser expulsada desde el macizo volcánico.
Evacuados
La ceniza no tardó en traspasar la frontera y llegar, con el viento hacia el sureste, hasta Bariloche. La ciudad argentina quedó cubierta de material volcánico, lo que obligó a cerrar el aeropuerto.
A partir de la emergencia se cerró el paso fronterizo Cardenal Samoré y 21 localidades rurales de las comunas de Lago Ranco, Futrono, Río Bueno y Puyehue -en las regiones de Los Ríos y Los Lagos- fueron evacuadas completamente, en un proceso que el Vicepresidente Rodrigo Hinzpeter calificó de tranquilo. "Hemos recibido colaboración, ayuda y comprensión de los ciudadanos, que tienen que tomar la difícil decisión de evacuar", dijo.
Las familias fueron llevadas a cuatro albergues para 580 personas, en los pueblos de Entre Lagos y Riñinahue. Durante la tarde, albergues como el de la escuela de esta última localidad ya tenían su capacidad máxima de 200 personas, según contó a TVN la profesora del establecimiento, Yeimmi Obando.
En el complejo Termas de Puyehue, 130 huéspedes optaron por quedarse en el lugar. El gerente del recinto, Claudio Soto, dijo que la ceniza "no cayó a nuestro sector, así que no tenemos olor a azufre, no está lloviendo ceniza. Está bastante tranquilo".
En el paso fronterizo y los caseríos evacuados, personal policial y de gobierno debió protegerse con mascarillas.
Muchos lugareños no accedieron a ser evacuados y optaron por quedarse cuidando su ganado. Al respecto, el intendente de la Región de Los Lagos, Juan Sebastián Montes, dijo que existe preocupación por los efectos nocivos de la ceniza en las actividades agrícolas y en el ganado. "Son más de dos mil cabezas de ganado, que dan sustento a muchas familias, y estamos evaluando medidas al respecto, como la evacuación", dijo.
Según el biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne, la situación "podría tomar días y semanas" en volver a la normalidad.
Impacto en Bariloche
Los efectos de la erupción volcánica se dejaron sentir con fuerza en la ciudad argentina de Bariloche, ubicada a más de 120 kilómetros de la zona de la erupción.
A las 16.45 de la tarde la ciudad transandina ya anochecía bajo una espesa capa de cenizas provenientes del cordón volcánico chileno. La situación obligó a cerrar el aeropuerto local.
En las calles, incluso, capas de hasta tres centímetros de cenizas cubrían la calzada e impregnaban con un fuerte olor a azufre los jardines.
La situación se tornó tan preocupante, a medida de que avanzó la tarde, que la Defensa Civil de Bariloche recomendó a la población evitar la exposición a la ceniza volcánica, acumular agua potable, quedarse en sus casas y salir sólo si es necesario a la vía pública. También pidieron evitar los acaparamientos en supermercados y bencineras.
Según agencia Reuters, el ministro de Defensa argentino, Arturo Puricelli, dispuso que el Ejército y sus recursos sean desplegados en la provincia de Neuquén, en apoyo a las poblaciones afectadas por la erupción volcánica.