No iba a los museos, pero creció rodeado de valiosas obras de arte. Se cuenta que parte importante de la niñez de Josep Ros Ribas transcurrió en medio de cuadros, ocultos en casa por su tío, un restaurador de arte. Mientras las piezas se salvaban de los robos y bombardeos de la Guerra Civil, el niño aprendía de composición, luz y encuadre. Aunque no se convirtió en pintor, la experiencia ciertamente dio frutos.
"Es el único fotógrafo que conozco que sabe fotografiar el teatro, el nacimiento de un espectáculo en las horas precedentes a un estreno", dijo alguna vez acerca de su trabajo el célebre director francés, Patrice Chéreau. Su opinión tiene fundamentos. Testigo oculto de incontables espectáculos, el español Ros Ribas ha capturado con su cámara muecas, llantos y otros momentos irrepetibles sobre las tablas, convirtiéndose así en una figura imprescindible para las últimas tres décadas del teatro español. En el marco del Festival Santiago a Mil, una exposición rescata lo mejor de su trayectoria.
Más de 100 fotografías dan vida a Ros Ribas. Fotógrafo de escena, muestra inaugurada recientemente en el Centro Gabriela Mistral (GAM). Organizada por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior de España (SEACEX), el Centro Dramático Nacional (CDN) y el Teatro Nacional de Praga, ésta incluye sus primeros trabajos y los más recientes. El objetivo: rendir homenaje a toda una vida dedicada a las tablas.
Montajes a cargo de reconocidos directores, como Georges Lauvadant, Patrice Chéreau, Tomaz Pandur y Adolfo Marsillach, han pasado por el ojo de Ros Ribas. Cámara en mano, éste se ha transformado en un espectador habitual para las salas y festivales más importantes del Viejo Continente, como la Scala de Milán, el Teatro Español, el Teatro del Odeón, el Festival de Salzburgo y el Grec de Barcelona.
Concebida para amantes tanto del teatro como de la fotografía, la muestra se pasea por los espectáculos más importantes de España y varios del resto de Europa. Están los clásicos (Shakespeare y Chéjov), las vanguardias (Brecht y Beckett) y piezas de autores actuales, como Koltés, Fabre y Carles Santos. Entre las obras inmortalizadas por Ros Ribas figuran, por ejemplo, El rey Lear, Cosí fan tutte, Fedra, Hamlet, Sweeney Todd y 2666; esta última basada en el libro de Roberto Bolaño.
"Yo fotografío emociones", dijo Ros Ribas en una oportunidad. Sin haber estudiado fotografía, el español ha hecho de su trabajo una herramienta para dramaturgos, iluminadores y escenógrafos. Su pasión por las artes escénicas lo llevó incluso a fundar el prestigioso Teatro de Lliure, de Barcelona. Como no tenía pasta de actor y difícilmente le dejarían dirigir, un teatro de su propiedad le permitiría pasearse, con total libertad, por ensayos y funciones.
Tomadas desde distintos ángulos, las fotografías son un registro del amplio abanico emocional presente en las artes dramáticas. Dolor, ira, alegría y desconsuelo son algunas de las expresiones que dominan las piezas, y que manifiestan la capacidad del fotógrafo de identificar el punto álgido de cada escena. En palabras de Chérau, "es de los pocos fotógrafos que saben fijar el momento en el que un actor se abandona y se deja llevar por su personaje".