Nuestras madres, nuestros padres, una serie de televisión de tres capítulos presentada por la cadena pública ZDF, remeció la memoria colectiva de Alema- nia, cautivó cada noche a más de siete millones de espectadores y recibió el elogio de haber sido el primer intento de confrontar a los alemanes de hoy con el pasado que protagonizaron sus padres, madres, tíos y abuelos en la época más oscura de la historia alemana reciente: la Segunda Guerra Mundial.
Gracias a una iniciativa personal de Nico Hofmann, un famoso productor de 53 años que tuvo el coraje de confrontar a sus padres y a un trabajo laborioso de Stefan Kolditz que dedicó 10 años para elaborar el guión de la serie, la nación germana siguió en pantalla una historia que dejaba en evidencia que los asesinos no fueron sólo los nazis, sino todos aquellos que decidieron vestir el uniforme de la Wehrmacht, el Ejército que luchó para hacer realidad el sueño de Hitler.
La serie relata la vida de cinco amigos. Una enfermera que desea ir al frente de batalla, una cantante que acepta como amante a un alto oficial de la Gestapo para hacer carrera, un joven judío- alemán que termina luchando contra los nazis en el frente polaco y los hermanos Friedhelm y Wilhelm, a quienes la guerra los convierte en asesinos de niños y ancianos en el frente oriental.
La serie comienza en Berlín, donde los cinco amigos ríen y beben en el verano de 1941 y se despiden con una promesa. "Nos volveremos a ver en la próxima Navidad". La serie culmina con el reencuentro de los únicos tres sobrevivientes en el mismo local y el director deja escuchar un comentario en "off" de uno de ellos. "Muy pronto sólo habrá alemanes y ningún nazi en este país".
En efecto, el alto oficial nazi, después de quemar su uniforme, luce traje y corbata en un escritorio oficial y dice que su experiencia es requerida y necesitada para reconstruir el país. El resto, los únicos perdedores de la tragedia, deambulan entre las ruinas de la gran ciudad sin saber lo que les depara el futuro.
"La serie Nuestras madres, nuestros padres impone un nuevo hito en la cultura del recuerdo alemán", señaló la revista Der Spiegel, en un amplio artículo de portada que recibió el título "El trauma eterno. La guerra y los alemanes". De hecho, el mérito de la serie no es otro que mostrar que el terror nazi y la locura del dictador fueron apoyados por un Ejército invisible de alemanes que sacrificaron sus vidas aun mucho después del suicidio del dictador. Son los famosos "verdugos voluntarios de Hitler", como los bautizó el escritor Daniel Goldhagen en su libro del mismo nombre, donde defiende la tesis de la culpa colectiva del pueblo alemán y sostiene que los germanos no sólo sabían, sino también apoyaron el Holocausto debido a un "antisemitismo eliminacionista".
La trilogía es fruto de una serie de conversaciones que sostuvo Nico Hofmann con sus padres. Su madre, Ulla, de 82 años, confesó en una entrevista que sentía pavor de ver la cinta producida por su hijo y admitió que había sido educada para creer que Hitler era una especie de padre colectivo de la nación y que había dado las gracias a Dios después de saber que Hitler había sobrevivido a un atentado. "Aún me avergüenzo de ello", confesó al periódico Bild. "La trilogía muestra lo que realmente sucedió en la guerra y, por eso, es necesario verla", añadió. "Si llegamos a llenar un poco el silencio que hay en muchas familias acerca de la guerra, entonces esta película será un acontecimiento televisivo", dijo Heike Hempel, directora de programas de ficción de la cadena ZDF.