Claudio Husain, uno de los refuerzos con mayor trayectoria de Audax Italiano, no esperó las réplicas del último jueves. Dos días después del megaterremoto del 27 de febrero, el argentino hizo sus maletas, se despidió de los dirigentes y abandonó Chile para nunca más volver, al menos a jugar en algún club.
La sensación de miedo no fue exclusiva del ex volante de River Plate y la Selección. La mayoría de los extranjeros que sufrieron por el fuerte sismo y sus réplicas quedaron afectados por una experiencia que no conocían. "Se juntaron muchas cosas. Aspectos familiares y, sin duda, que lo del terremoto incidió fuerte para tomar la decisión de irme", reconoce Husain.
Tan drástico como el mediocampista fue el delantero de Everton Federico Pérez. El jueves recién pasado, tras la réplica (6,9 la más alta) y la alerta preventiva de maremoto, el transandino le pidió a su dirigencia terminar el vínculo. "Estaba complicado porque no jugaba mucho, pero el terremoto terminó por apurar su decisión de pedir rescindir su contrato. Lo aceptamos, porque estaba muy mal", explicó Antonio Bloise, presidente de los "oro y cielo".
El mismo directivo tuvo que convencer a otro argentino, Juan Manuel Olivares, de que se quedara. "Estaba decidido a irse", apuntó. Y en Unión Española, el ecuatoriano Giovanni Espinoza ya tenía listas sus cosas para abandonar el país, pero una conversación con las autoridades del club y perder tres años de contrato terminaron por abortar su determinación.
La mayoría de los extranjeros, eso sí, prefirió quedarse. Aunque varios en condiciones de vida distintas. Los de Everton y Wanderers, por ejemplo, dejarán sus departamentos para habitar en casas (ojalá de un piso). Lo mismo sucede en Ñublense. "Nadie renunció, pero todos van a cambiarse. Mientras no se arregle esto, sus familias siguen fuera del país", explica el directivo chillanejo Juan Ramírez.
En la "B" hubo más miedo
La estampida de internacionales fue mucho más dura en los equipos de Primera B. Curicó perdió a dos figuras, los paraguayos Braulio Armoa y Wilson Méndez; Rangers, también a tres paraguayos: José Pedrozo, Roberto Moreira y Marcelo Rolón; Naval, a los argentinos Jorge Detona y Andrés Navarro; Concepción, a los transandinos Matías Sepúlveda y Andrés Colombo.
Lo más complejo se da en Talca, donde todos los jugadores que no eran de la ciudad (chilenos y extranjeros) vivían en el hotel Amalfi, el que quedó inhabitable luego del terremoto. La situación se complica más, puesto que son seis los futbolistas que, por ahora, no tienen solución habitacional y el resto del plantel rojinegro, en solidaridad con sus compañeros, tomó la decisión de no entrenar ni jugar hasta que esto se arregle por completo.