Tim Burton no es un director que se ponga melancólico ni reflexivo con el paso del tiempo. El cineasta, a sus 58 años, no intenta forzar una imagen más madura de sí mismo. Si bien en los años recientes se le vio incursionando en un proyecto alejado de su terreno de confort, como fue la cinta biográfica Ojos grandes, el cerebro detrás de películas como Beetlejuice, El joven manos de tijera y El gran pez no deja pasar mucho tiempo sin volver a una historia que le permita hacer gala de su particular estética, dentro de mundos de fantasía. Solo que, tras 31 años de carrera, la fórmula Burton genera tantos defensores como detractores, y si bien poco se cuestiona su estilo visual, la solidez de las historias es más debatible.
Los últimos diez años resultan un buen ejemplo de los extremos del director: nominado al Oscar por Sweeney Todd, criticado pero taquillero con Alicia en el País de las Maravillas, y simplemente destrozado con Sombras tenebrosas.
Ahora Burton insiste con su fórmula más conocida en Miss Peregrine y los niños peculiares, basada en el aclamado libro visual del mismo nombre. La cinta hace uso de varios de los elementos favoritos del cineasta: una obsesión por lo gótico, inadaptados sociales e imaginería grotesca, tanto en sus héroes como en sus villanos. Todo sin dejar de ser una historia familiar.
Jake (Asa Butterfield) es un adolescente solitario que tras encontrar a su abuelo misteriosa y violentamente asesinado, comienza a seguir pistas dejadas por este hacia un orfanato abandonado en Gales, que oculta un misterio: escondidos en una realidad paralela, congelada en 1943, vive un grupo de niños y jóvenes con diversas habilidades sobrehumanas, que son cuidados por Miss Peregrine (Eva Green), una mujer perteneciente a una raza capaz de controlar el tiempo, que mantienen a los niños ocultos del mundo real y de un grupo de otros "peculiares" que los buscan para asesinarlos, liderados Mr. Barron (Samuel L. Jackson).
La cinta, que llega el jueves a Chile, lideró la taquilla durante el fin de semana en Estados Unidos, aunque sin transformarse en un fenómeno. La crítica, como es la tónica de Burton en el tiempo reciente, se vio dividida. "La película privilegia estilo sobre sustancia. Para competir con lo mejor de Burton, su grupo de rarezas necesitan más corazón", aseguró la revista Entertainment Weekly, mientras que Rolling Stone opinó: "La cinta termina demasiado sobregirada y familiar, con Burton repitiendo un manual de grandes éxitos de sus películas".