Es el día más largo del año y los mapuches lo saben desde tiempos ancestrales. Para ellos, es el día en que se produce el renacer de la vida, es su We Tripantu o año nuevo en mapudungún.

Para las culturas indígenas andinas, por su parte, es el día en que el sol debe ser alimentado y abrigado, ya que vienen los tiempos en que se esconde. Así, el Inti Raymi, en quechua, o Machaq Mara, en aimara, es el año nuevo que se celebra con una fiesta dedicada al astro solar.

Hoy se celebra el Día Nacional de los Pueblos Originarios, quienes entre el 21 y el 30 de junio le dan la bienvenida a un nuevo año en sus respectivas culturas.

En todas estas cosmologías esta fecha implica "el término de un ciclo y el comienzo de otro. Es el renacer de la vida, el rebrote de la naturaleza", según explica el antropólogo mapuche Eugenio Alcamán. Para mantener este ciclo, hay que agradecer por lo recibido: la reciprocidad, más que una ley, es una forma de vida, afirman distintos miembros de comunidades indígenas. En quechua, por ejemplo, se le denomina ayni.

La reciprocidad, entonces, se manifiesta en ritos y sacrificios simbólicos, los que son elementos comunes en las fiestas de las diferentes etnias. "La celebración tiene distintas formas y se hace en distintos lugares del país. Siempre se cumple una rogativa el día anterior", explica Eugenio Alcamán, quien agrega que estas "se hacen con ramas que miran hacia el este, lugar donde nace el sol, o con ofrendas de maíz u otros alimentos. Así se da las gracias por lo recibido y se pide que continúe entregando este nuevo año".

En la cultura andina existe la tradición de armar fogatas o realizar velatones. "Se le devuelve parte de su calor al sol. Pero, también, se le abriga, se le cuida como él nos cuida y nos brinda la vida", explica Rosa Mamani.

Para ellos, la tradición es recibir el año nuevo esperando la salida del sol en un cerro. "La montaña es sagrada. Antiguamente, los achachilas (antepasados) pensaban que su cerro era el más grande, el más poderoso. Y allá donde vamos, buscamos un cerro donde celebrar", cuenta Mamani. Un ejemplo de esto es que en la Región Metropolitana las comunidades andinas de Recoleta celebraron el Inti Raymi en el Cerro Blanco el pasado jueves.

Los antepasados también son un elemento que está presente en la celebración del año nuevo mapuche a través del Yeyipun, ceremonia sagrada en la que se invoca a los ancestros y se les informa que se está cumpliendo el ritual del We Tripantu. El machi, líder espiritual mapuche, es el puente con los antepasados. Este rito fue uno de los que se realizaron en San Bernardo el viernes pasado, día en que se comenzó a celebrar en el pukará del cerro Chena, antiguo asentamiento indígena, el año nuevo.

El festejo siempre termina con comidas y bebidas alcohólicas, las que previamente son ofrecidas y compartidas con la pacha mama, la madre tierra. Entre los aimaras, una comida típica es la kalapurca, especie de guiso con papas, ají y carne. Mientras que para los mapuches, el asado de cordero es un elemento típico para finalizar la celebración. Todos los rituales realizados en la celebración involucran música y bailes ancestrales.