Es el gran estreno de fin de año de Disney, con una campaña publicitaria que empezó hace casi tres años, un presupuesto que, trascendió, bordearía los US$ 300 millones -convirtiéndola en una de las cintas más caras de la historia- y esperanzas de transformar a un filme ochentero de culto en el taquillazo de fin de año. Con ese peso llega el jueves a la cartelera local Tron el legado, una secuela del filme de 1982 Tron, que esta vez trae al hijo del protagonista entrando a un mundo computacional para intentar rescatar a su padre, que quedó atrapado allí hace años.
Al menos desde el punto de vista de la recaudación en la taquilla, la película protagonizada por Garrett Hedlund, Olivia Wilde y Jeff Bridges - la estrella del filme original- no debería tener problemas. Parte de eso será gracias al aporte de lo acumulado por la venta de entradas en formato 3D, porque el uso que hace Tron el legado de la controvertida tecnología realmente saca partido a la herramienta. En este caso, lo logra con una sensibilidad más cercana a Avatar, que aprovechaba no solo la posibilidad de que elementos sobresalgan de la pantalla, sino que también usándola para dar mayor sensación de profundidad a los escenarios. El 3D, además, cumple una función narrativa, ya que solo entra en acción una vez que el protagonista llega al mundo virtual del videojuego, en un claro guiño que refiere al uso del color y blanco y negro en El mago de Oz.
La estética y la puesta en escena también contribuyen a que el despliegue visual se convierta en la mayor fortaleza de la cinta. Aprovechando los avances tecnológicos desde la original -y el considerable aumento en presupuesto-, los efectos especiales son de primera línea; los diseños de las motos, naves y trajes resultan perfectos para las secuencias de acción, y el mundo computacional realmente convence y le da un barniz de estilo a toda la historia.
Otro punto llamativo conseguido por los efectos digitales es que Bridges interpreta a dos versiones de sí mismo. Una es Kevin Flynn, el protagonista original que ha estado atrapado por más de dos décadas en el juego; y la otra es una versión 30 años menor, que como el villano de la historia, Clu, representa a la versión computacional que Flynn creó de su persona y que luego se rebeló. Ese efecto se logró gracias a la técnica digital conocida como motion capture. "Tomaron algunas de mis antiguas películas y llamaron a mi esposa para que diera el visto bueno final. Fue todo muy extraño y el resultado fue como cuando por primera vez escuché mi voz en una grabadora, muy, muy raro", contó el mismo Bridges sobre el proceso.
Bridges no es el único miembro de la producción de 1982 que se repite el plato. A la secuela también regresa Bruce Boxleitner, que antes era uno de los protagónicos, pero ahora hace poco más que un cameo; y Steven Lisberger, que dirigió y escribió el original y ahora figura como productor. De hecho, Bridges dijo que una de las razones por las que aceptó participar en la secuela fue precisamente que Lisberger volvía a participar, debido a que le daba garantías de que se conservaría el espíritu de la primera.
Claro que si la apuesta visual del filme resulta futurista, en lo que a la historia se refiere, los libretistas optaron por una narración clásica y hasta algo chapada a la antigua. Así, la anécdota central de Tron el legado tiene a Sam Flynn, hijo del protagonista original, siguiendo una pista para encontrar a su padre, que desapareció misteriosamente hace dos décadas, dejándolo como el principal dueño de un imperio de videojuegos. Esa pista lo lleva a ser absorbido al mismo mundo virtual donde el rol de Bridges desapareció hace dos décadas. Lo que sigue es una mezcla entre película de reencuentro entre padre e hijo y épica sobre la posible aniquilación de la humanidad, con algunos toques, que nunca llegan a puerto, de preguntas con ambiciones teológicas y existenciales.
Al son de Daft Punk
Otro elemento fundamental de la producción es su banda sonora, compuesta por el dúo francés electrónico Daft Punk. La música, que incluye 24 temas interpretados por una orquesta de 85 músicos y grabada en un estudio en Londres, no solo sirve como telón de fondo para la acción, sino que contribuye de manera notoria al ambiente y actitud del filme. El dúo, además, hace un cameo en la película, como es tradicional, con cascos tapándoles las caras. "Este proyecto es, por lejos, el más desafiante y complejo en la que nos hemos involucrado. Grabar con esta orquesta ha sido una experiencia muy intensa", dijo Thomas Bangalter, uno de los miembros del grupo, a la revista Dazed and Confused sobre el proyecto. El disco con el soundtrack se editó el lunes pasado, como una antesala al estreno mundial de la película, que a Chile llegará con 92 copias.
Aunque la crítica todavía no da su veredicto, las reacciones iniciales han sido favorables. "Los efectos especiales del siglo XXI y la partitura dance vanguardista hacen que el viaje visual sea impactante, pero la premisa se mantiene tan increíble como siempre. Con todo, este estreno de Disney aumentado con 3D ofrece lo suficiente para atraer a legiones a ver esta reverente nueva versión, que debería recaudar un botín en el mundo", apuntó Variety en su tempranera crítica. Y la revista británica Empire opinó: "Esta es una película de impactante brillo moderno, fusionado con un sincopado soundtrack de Daft Punk, poblado de sirenas estilizadas y machos musculosos, y que hace gala de paisajes electroluminosos. De pronto, Tron se volvió cool".