Son las 11 y media de la mañana y Frank Gallagher sube a uno de esos aparatosos trailers que están estacionados en los estudios de la Warner, en pleno Hollywood. Tiene el pelo graso, la barba a medio crecer y el aspecto de venir recién despertando de una noche feroz. Viste una camisa leñadora, una polera verde -que ya parece tela de cebolla- y luce una vistosa venda en la mano izquierda que sugiere que la madrugada tuvo mucho más que sólo acción etílica.

Enfiestado y todo, el tipo sonríe y ofrece la mano buena antes de sentarse, soltarse los cordones de los zapatos y dejar que de a poco vaya apareciendo el hombre al que tiene atrapado desde hace varias semanas. "Interpretar a este cretino ha sido algo maravilloso", murmura William H. Macy (60) a La Tercera, después de un gran suspiro, como si estuviera recién despertando de un sueño, de un largo trance, y entrando de lleno en una de las tantas actividades promocionales de la nueva serie que lo tiene a él, y a este prendido de Gallagher, como protagonistas: Shameless.

"Es difícil responder qué es lo que tiene Frank de William H. Macy", teoriza el actor estadounidense, considerado de culto y conocido, principalmente, por sus papeles en Fargo (1996), de los hermanos Joel y Ethan Coen, y Magnolia (1999), de Paul Thomas Anderson. El mismo hombre que a partir del próximo 20 de marzo aparecerá en la pantalla chica como el conflictuado protagonista de la serie que estrenará I-Sat, en su señal de cable, y que en Estados Unidos ya suma cuatro episodios al aire con buenos resultados de crítica y audiencia. "Frank (Gallagher) no es un buen tipo. Es un narcisista, un adicto y un alcohólico y puede convertirse rápidamente en un tipo insufrible. Pero creo que lo que le he aportado a este personaje es una dosis de encanto y humor".

Shameless es la adaptación estadounidense de una serie británica del mismo nombre creada por Paul Abbott y que en ese país acumula ocho temporadas desde 2004 hasta la fecha. La historia, ya está dicho, se centra en Frank Gallagher, un clásico gringo clase media que enfrenta a duras penas la paternidad de seis cabros chicos y -tarea mucho más compleja aún- también tiene que lidiar con una severa adicción al trago. Una suerte de antihéroe que le pelea a la vida en Chicago y que asoma como uno de los personajes más incorrectos, o menos convencionales, que hayan aparecido en la pantalla en el último tiempo.

"Este rol ha sido completamente nuevo para mí", confiesa Macy. "Este es un tipo que está borracho todo el día, lo que es delicioso de interpretar, pero también es un personaje que tiene muy pocos momentos de redención. Mis amigos me preguntan sobre qué trata el programa y me doy cuenta que es difícil de comparar, porque si miras alrededor no hay nada que se le parezca. Creo estar seguro que en la televisión nunca se vio un personaje tan detestable en un rol principal y eso habla de los riesgos de la televisión actual", agrega.

Macy es uno de los muchos nombres del cine que, en el último tiempo, han saltado a la televisión con roles principales. Lo que, por cierto, no significa que esté enfrentando el ocaso de su carrera: el mismo Macy alcanzó notoriedad entre 1994 y 1998 por su rol de David Morgenstern, en la serie E.R., y este "retorno" a la pantalla chica habla más bien de los buenos contenidos que se están dando en esa plataforma. "La televisión es hoy lo que el cine fue en los setentas", explica Macy, en sintonía con lo que críticos y analistas de medios han observado en los últimos años.

"Nuestro show es moderno y adulto y es demandante tanto para uno como actor, como para la audiencia. Shameless no sólo habla de este padre alcohólico: también habla de un país recesivo y de una familia con muchas necesidades. El país sufre, la gente está sufriendo, y creo que hemos hecho algo que está en sintonía con esa rabia de la gente. Como la que siente Frank. Me gustaría pensar que estamos hablando de esa rabia".

Macy sabe que, aunque Gallagher asoma como algo inédito en su repertorio, estos antihéroes fílmicos y ahora televisivos le calzan a la perfección. "Ciertamente tengo el look de un americano promedio. Creo que mi cara, en ese sentido, hace mucho. Además, cuando haces algo bueno en Hollywood van a querer que lo hagas de nuevo. Y el rol de Jerry Lundegaard en Fargo (papel por el que estuvo nominado al Oscar como Mejor Actor Secundario) fue un rol definitivo para mí". Sobre la forma de trabajo, el actor es de los que confía más en el trabajo duro y el guión que en el talento y la improvisación. "Soy de los actores que creen que todo lo que necesitas viene del guión y te lo dan los escritores. Me gusta ensayar, a pesar de que hay algunos que piensan que no es bueno, porque los más bellos accidentes ocurren cuando la cámara está encendida. Yo, en cambio, me crié en el teatro y me gusta cuando las líneas están bien aprendidas. Los escritores siempre saben mejor que los actores".

Sin embargo, Macy admite que algo de la propia experiencia hay en Gallagher: "Me gradué de la secundaria en 1968, así es que obviamente tuve alguna experiencia con drogas ilícitas (risas). Ahora, tuve una infancia segura. Gracias a Dios, mi madre bebía un poco, así es que sé algo sobre tener un cercano con problemas de alcohol. Pero la verdadera ironía de todo esto, es que dejé de beber hace un año. Aunque no sé si podríamos hablar allí de improvisación (risas)". El primer capítulo de Shameless se estrena a las 22 horas del próximo domingo 20 de marzo, a través de la señal de I-Sat.