El 4 de agosto de 2011, Mark Duggan fue asesinado a tiros por la policía en Tottenham, al norte de Londres. Los disturbios generados por la muerte del joven mestizo se extendieron rápidamente, causando explosivas y violentas manifestaciones en la capital británica, Birmingham y otras ciudades importantes de Inglaterra.
Sin embargo, su asesinato no fue la única causa de los disturbios, sino que la muerte del joven de 29 años encendió una serie de problemas sociales y disputas que, según los expertos, aún no se resuelven por completo.
“Hubo un comentario de David Cameron (el primer ministro británico en ese entonces) de que era criminalidad pura y simple. Y pensé, no es nada simple, es muy complejo. Creo que la gente se involucró por muchas razones diferentes. Nunca podré tolerar ningún tipo de violencia o daño a la propiedad, pero creo que la ira y la frustración surgieron de muchas cosas diferentes, con el caso de Mark Duggan como catalizador. Una gran cantidad de jóvenes que, con razón o sin ella, se sintieron agraviados y en algunos casos abandonados”, señaló al diario The Guardian Betsy Blatchley, exvicaria de la Iglesia Anglicana de San Lucas en Hackney.
“Cuando ocurrieron los disturbios, yo era una de las personas que asesoraban al entonces primer ministro David Cameron. Estábamos haciendo todo lo posible para volver a poner al genio en la botella (...). En ese momento, los jóvenes sentían que estaban sujetos a niveles inaceptables de vigilancia excesiva y había una sensación de privación de derechos. Se dijo que el tiroteo de Mark Duggan fue el motivo de los disturbios, pero ese no fue el caso, fue simplemente la chispa. Estuvimos trabajando durante años dentro de la comunidad y muchos se sintieron abandonados y olvidados por el establishment. En pocas palabras, la sociedad estaba rota”, dijo al mismo diario Derrick Campbell, exasesor de Cameron sobre delitos violentos.
“Entonces, toda esa frustración clandestina, junto con el hecho de que los jóvenes sintieron una sensación de injusticia y oportunidades reducidas, todas esas cosas juntas crearon la tormenta perfecta”, agregó Campbell.
Sin embargo, The Guardian advierte que las condiciones que generaron estos disturbios en Inglaterra hace una década aún existen.
El diario británico publicó datos recopilados por YMCA England & Wales en las áreas más afectadas donde tuvo lugar el 49% de los delitos -Haringey, Croydon, Southwark, Birmingham y Manchester- para ver cómo han cambiado las cosas desde entonces.
Entre 2010-2011 y 2019-2020, el presupuesto nacional para servicios juveniles se redujo en US$ 518 millones, lo que equivale a un 73% menos, mientras que algunas de las áreas afectadas han experimentado recortes aún mayores. En Haringey, donde se originaron los disturbios, el presupuesto de servicios para jóvenes cayó en un 85%.
En las otras áreas analizadas, el presupuesto de Southwark para jóvenes disminuyó un 82%, el de Birmingham un 80% y el de Croydon un 79%, mientras que la reducción en Manchester estuvo en línea con el promedio nacional.
Basándose en los datos del proyecto Reading the Riots, The Guardian entrevistó a 270 personas que estuvieron involucradas en los disturbios de 2011. Si bien las cifras de detenciones y registros han disminuido en general, los británicos negros siguen siendo mucho más propensos a ser atacados por la policía que los británicos blancos.
A raíz de los disturbios, la entonces secretaria del Interior, Theresa May, anunció que se revisaría el sistema de detención y registro, y el uso de estas tácticas se redujo considerablemente. Sin embargo, en los últimos años han vuelto a subir.
Además, el gobierno británico anunció esta semana que estaba considerando relajar permanentemente las restricciones sobre la sección 60, que no requiere que un policía tenga una sospecha razonable de delito antes de registrar a alguien.
En 2010-2011, la policía de Inglaterra y Gales detuvo y registró a 115 de cada 1.000 personas negras, en comparación con 17 de cada 1.000 personas blancas, según datos recopilados por Stopwatch, una organización que monitorea a las fuerzas policiales. Esto significa que las personas negras tenían 6,7 veces más probabilidades de ser registradas, mientras que en 2019-2020, los negros tenían 8,9 veces más probabilidades de ser detenidos que los blancos.