A casi un año del primer deceso por Covid-19 en Estados Unidos, el país sobrepasó la barrera simbólica de las 500 mil muertes a causa de la enfermedad. Aunque se considera que la primera muerte oficial por coronavirus en el país fue en los alrededores de Seattle el 29 de febrero, la oficina del forense del condado de Santa Clara -en el área de Silicon Valley, California- reveló en abril que tres fallecidos habían sido considerados víctimas del virus el 6 y 17 de febrero y el 6 de marzo.
Superando los 28 millones de casos y 511 mil fallecidos, el país ha alcanzado varios hitos dramáticos en los últimos 12 meses. El virus quitó a Estados Unidos un año completo de la esperanza de vida promedio, la mayor disminución desde la Segunda Guerra Mundial. Además, ningún otro país lo supera en cuanto a muertes durante la pandemia. Más estadounidenses han fallecido a causa del coronavirus que en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam juntas.
De acuerdo a la Casa Blanca, el Presidente Joe Biden planea un evento conmemorativo en el que usará “su propia voz y plataforma para tomarse un momento para recordar a las personas cuyas vidas se han perdido y las familias que aún sufren, en lo que todavía es un momento muy difícil en este país”, anunció el viernes la portavoz Jen Psaki.
Sin embargo, los pronósticos no son tan oscuros. Mientras los funcionarios se apresuran en implementar el calendario de vacunación en medio de las fuertes tormentas invernales -cerca de seis millones de dosis se perdieron debido a los retrasos por el clima- el número de casos de coronavirus en Estados Unidos cayó por quinta semana consecutiva, y las hospitalizaciones por Covid-19 están en su nivel más bajo desde principios de noviembre.
Aproximadamente 59.800 pacientes de coronavirus estaban hospitalizados en Estados Unidos el viernes pasado, un 55% menos que durante el peak de la pandemia el pasado 6 de enero, según The Covid Tracking Project. La cifra del viernes es la primera por debajo de los 60 mil desde el 9 de noviembre.
De acuerdo al mismo sitio, la tasa de positividad de los test a nivel nacional promedió cerca de un 4,8% en los últimos siete días, hasta la madrugada del sábado, marcando la primera vez que cae debajo del 5% desde octubre, y muy inferior al del peak invernal de 13,6%, a principios de enero.
Estas cifras dejan bien posicionado al gobierno para continuar con la reapertura, considerando que la Organización Mundial de la Salud recomendó no reabrir hasta que la tasa de positividad de la prueba sea de 5% o menos durante al menos dos semanas.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses se mantienen en alerta ante una nueva variante descubierta por primera vez en Reino Unido -aparentemente más infecciosa que la original- que podría generar un repunte de los contagios en el país durante el próximo mes. Ante esta posibilidad, las expertos en salud pública han insistido en la importancia de la rapidez de las vacunas y seguir tomando los cuidados necesarios.
Pese a que el ritmo de vacunación se desaceleró un poco durante la última semana, hasta la mañana del sábado más de 42,8 millones de estadounidenses habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19, y casi 17,9 millones habían sido inoculados con dos dosis, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Ante este escenario esperanzador, el inmunólogo y asesor de Biden, Anthony Fauci, advirtió a CNN que los estadounidenses aún podrían necesitar mascarillas en 2022, incluso si se cumple con el calendario de vacunación y se van relajando las otras medidas. También señaló que, dependiendo de las variantes que vayan surgiendo, las personas ya inoculadas podrían necesitar otra inyección de refuerzo.