Afganistán, pandemia y el inicio de una nueva estrategia diplomática de EE.UU.: los temas que marcarán el primer discurso de Biden en la ONU

El Presidente de Estados Unidos hablará el martes en Nueva York ante la Asamblea General, y se espera que diga que "no cree en la idea de una nueva Guerra Fría".


Después de una serie de semanas de malas noticias para la Casa Blanca, el Presidente Joe Biden dará hoy su primer discurso en la sesión inaugural de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Partiendo por los desastrosos resultados luego de la retirada de las tropas estadounidense de Afganistán, Biden ahora también tiene que lidiar con las consecuencias del Aukus, la alianza militar con Australia y Reino Unido, y por la cual Francia perdió un contrato de billones de dólares con el país oceánico. Por esto, y como señal del enojo galo, Emmanuel Macron abandonó la idea de participar telemáticamente en la Asamblea General, dejando en su lugar al ministro de Relaciones Exteriores Jean-Yves LeDrian. Esto, además de la retirada de los embajadores franceses tanto en Washington como en Camberra.

Por estos días, coinciden los analistas, el Presidente estadounidense enfrenta una crisis de credibilidad internacional, en el momento en que necesita a la ONU más que nunca. Con el calentamiento global alcanzando el punto sin retorno, las relaciones cada vez más tensas entre las superpotencias y una pandemia que ha aumentado las desigualdades entre países más ricos y los más pobres, Joe Biden tendrá que hacer mucho más que borrar el legado de Donald Trump.

Si el lema de Trump en relaciones exteriores fue “America First” (Estados Unidos Primero), desde el inicio de su gobierno Joe Biden ha respondido con “America’s Back” (Estados Unidos está de vuelta): “Vamos a trabajar en nuestras alianzas y comprometernos de nuevo con el mundo (…) El liderazgo norteamericano debe enfrentar este nuevo momento en el que el autoritarismo avanza, incluyendo las ambiciones crecientes de China para rivalizar con Estados Unidos, y la determinación de Rusia para dañar y quebrar nuestra democracia”, indicó en un discurso de febrero.

El cambio de timón que pretende instalar el mandatario deberá reparar cuatro años de aislamiento y desconfianza para con las organizaciones internacionales: durante su gobierno, Donald Trump detuvo casi todos los programas y tratados en los que Estados Unidos estaba involucrado, incluyendo el Programa Nuclear de Irán, el Acuerdo de París respecto al cambio climático y el Pacto Mundial sobre Migración. La filosofía del republicano quedó clara en su discurso para las Naciones Unidas en 2018: “Jamás rendiremos la soberanía de Estados Unidos frente a una burocracia global (…) rechazamos la ideología del globalismo, abrazamos la doctrina del patriotismo”.

Biden, en cambio, entiende las Naciones Unidas desde una perspectiva práctica: los Estados Unidos son sencillamente incapaces de aislarse totalmente del mundo. “Él cree que aquellos que aseguran que organizaciones como la ONU disminuyen a EE.UU., están del todo errados. El apoyo de otras naciones, y el trabajo en coaliciones bajo el liderazgo norteamericano mejora la seguridad del país”, declaró para Foreign Policy su exportavoz en el Senado, Norm Kurz.

Esta confianza en las Naciones Unidas estuvo a prueba en los años 90, cuando un grupo de senadores ultraconservadores dirigidos por Jesse Helms propuso desfinanciar la ONU. En ese entonces Biden, que ejercía un cargo alto en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, juntó fuerzas con el embajador de la ONU, Richard Holbrooke, oponiéndose a la iniciativa de Helms.

“Es probable que Joe Biden sepa más sobre las Naciones Unidas que cualquier otro presidente en los años recientes, a excepción de George H. W. Bush, que fue embajador en la ONU”, afirmó para el portal de NPR Richard Gowan, director en International Crisis Group.

Una fuente de gobierno le dijo a The Associated Press que Biden dirá que “no cree en la idea de una nueva Guerra Fría con un mundo dividido en bloques”. Esto, en medio de la rivalidad entre Washington y Beijing. El mandatario estadounidense quiere que la comunidad internacional sepa que ha “cerrado el capítulo sobre la guerra” y “abre un capítulo dedicado a la diplomacia estadounidense personalizada, decidida y eficaz, definida por la cooperación con aliados y socios (de Estados Unidos) para resolver problemas que no pueden ser (resueltos) por la fuerza militar”.

Uno de los altos oficiales de la Casa Blanca confirmó que en el discurso del Presidente para la Asamblea General, este anunciará “una cumbre internacional dedicada a derrotar la pandemia, para la cual las invitaciones ya están siendo enviadas”, señala Foreign Policy. Este es uno de los principales problemas que ha enfrentado la Administración americana: sus intentos para empezar una campaña de tercera dosis a su población han sido criticados por la Organización Mundial de la Salud, dado que aún hay muchas partes del mundo donde todavía no llegan a aplicarse una primera dosis contra el Covid.

El otro problema global que será protagonista en la Asamblea General de las Naciones Unidas este año es el cambio climático, en miras a la cumbre que se celebrará en Glasgow en diciembre de este año, la COP26. Por lo mismo, Biden sostendrá esta semana una reunión con Boris Johnson, primer ministro británico y huésped de la conferencia.

Bajo las órdenes del Presidente norteamericano, el enviado especial de Estados Unidos para el Clima, John Kerry, está dedicando la mayor parte de su tiempo en conseguir que los 196 países miembros asuman compromisos más audaces en miras a reducir sus emisiones de carbono. Para eso, se está valiendo del alarmante informe publicado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, que entre otras cosas asegura que la temperatura mundial ha aumentado 1,1 grados Celsius, que esta subida no tiene precedente en al menos dos mil años, y que esto se debe, sin lugar a dudas, a la influencia humana.

Además del cambio climático y la batalla contra el Covid, también se tratará en la Asamblea la situación en Afganistán con la toma del control por los talibanes, el golpe de Estado en Myanmar, el vacío político en Haití, el pacto nuclear con Irán y los conflictos bélicos en Etiopía, Yemen y Siria.

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