Agustín Squella: “La convención no puede cambiar las reglas”
El doctor en derecho y constituyente por Valparaíso-Viña aborda la organización por bancadas que ya quedan en evidencia entre los constituyentes electos, como la "Vocería de los Pueblos", que llamó a desconocer el acuerdo del 15/N. "Habrá grupos dentro de la convención, y eso es natural, y se formarán por afinidades de distinto tipo, pero ojalá no se transformen en bancadas, es decir, en cuerpos cerrados sobre sí mismos, excluyentes y bajo la dirección de un jefe al que todos se someten", advierte.
“La convención no puede cambiar las reglas”. Así de simple es la respuesta que el constituyente del distrito 7 de Viña-Valparaíso Agustín Squella adopta ante la polémica carta de 34 de sus pares que plantearon no subordinarse a las reglas impuestas por el Acuerdo por la Paz de 2019, que tras el estallido social inició el camino a un proceso de cambio a la Constitución.
El también reconocido profesor de derecho y premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, electo como independiente en cupo del Partido Liberal, precisa, por ejemplo, que a él tampoco le gustan los dos tercios establecidos por ese acuerdo para sancionar el contenido de la nueva hoja de ruta, pero que el único que puede alterar esos parámetros es quien los fijó, es decir, el Congreso.
¿Qué le pareció la carta de los 34 convencionales que habla de “no subordinarse” al Acuerdo por la Paz? ¿La considera “belicosa” o qué otro adjetivo utilizaría?
No la considero belicosa, sino equivocada en cuanto a que la convención, que se estableció y eligió en base a reglas, pueda ella mañana, una vez constituida, cambiar esas reglas. El único que podría hacerlo es el que fijó tales reglas, o sea, el Congreso Nacional, mas no la propia convención. Por lo demás, la subordinación no es al llamado Acuerdo por la Paz, sino a las reglas constitucionales que surgieron de él.
¿Es una tensión extra a la convención antes de instalarse?
La tensión existe desde hace ya mucho en el país y la convención no podrá ser ajena a ella, pero su cometido es tan especial, único, relevante -elaborar una nueva Constitución-, que lo mejor sería evitar cualquier palabra o acción que pudiera perjudicar la instalación y funcionamiento de la convención. Tenemos una oportunidad única en la historia de Chile y debemos hacer lo que esté a nuestro alcance para no perjudicarla, así nos pudieran mover las mejores intenciones.
¿El haber participado en la elección de mayo configura de por sí una especie de compromiso de que las reglas se respetarán tal cual?
Claro que sí. Eso es lo mínimo. A mí nunca me ha gustado la regla de los 2/3 para los acuerdos de la convención, pero no podría desconocerla.
¿Ese tipo de declaraciones podría llevar a deslegitimar el proceso?
No lo creo. La convención será un organismo de 155 integrantes y todavía no se encuentra constituida ni instalada, y, por tanto, aún no comienza a actuar como tal.
¿Qué sucedería si en el reglamento cambian las reglas sobre los dos tercios o alguna otra ya definida, qué impacto tendría?
Así como el reglamento de una ley no puede cambiar a ésta, sino solo desarrollarla y complementarla, del mismo modo el futuro reglamento de la convención no podría alterar las reglas constitucionales que dieron origen al proceso en que nos encontramos. Algo así he enseñado por más de 50 años en mi Escuela de Derecho y no podría desmentirlo ahora.
Esta es la segunda declaración de un grupo transversal de constituyentes (hubo una anterior por el medioambiente), ¿cómo ve esta conformación de bancadas transversales por temas, en la misma lógica que los parlamentarios, ayudan o no ayudan al proceso de redactar una nueva Constitución?
Habrá grupos dentro de la convención, y eso es natural, y se formarán por afinidades de distinto tipo, pero ojalá no se transformen en bancadas, es decir, en cuerpos cerrados sobre sí mismos, excluyentes y bajo la dirección de un jefe al que todos se someten. Aun a riesgo de parecer candoroso, ¿sabe lo que a mí me gustaría? Que todos los grupos que se formen me invitaran a alguna de sus reuniones para conversar de la manera más libre, distendida e informal posible acerca de nuestras respectivas posiciones. Es de esa manera como las personas y los grupos humanos podemos desarrollar confianzas recíprocas y avanzar en el ejercicio de llegar a acuerdos o de persuadirnos unos a otros.
Algunos han señalado que esta declaración de convencionales es antidemocrática, ¿efectivamente cree que está en juego la democracia en este tipo de cartas grupales?
La democracia nunca debería estar en juego. No es algo que podamos tratar como si fuera nada más que producto de un azar. Es la forma de gobierno que nos hemos dado y que todos -o casi todos- decimos preferir, y la nueva Constitución, que no prescindirá de ella, sí podrá mejorarla desde el punto de vista de sus instituciones. Esta es una de las razones de por qué nos encontramos en un proceso constituyente: mejorar nuestra democracia.
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