Aída Baldini es una de las mujeres que más cerca han estado del fuego durante los últimos 30 años. Llegó a la Conaf en 1992 y, aunque no tenía mucho que ver con el combate de incendios forestales en esa época, su rol la transformó en 2017 en la primera mujer en ocupar el cargo de gerenta de protección contra incendios forestales de la Corporación Nacional Forestal. Su ascenso llegó en un momento crítico, en medio de la recordada “tormenta de fuego”, la temporada en que se registró la mayor cantidad de incendios en la última década.
Y aunque ahora las condiciones son similares a ese año (van 5.138 incendios desde el 1 de julio, un 3% más que el total de la temporada pasada), la evolución que ha tenido el departamento de Baldini es evidente. Aumentaron la flota de aeronaves casi cuatro veces, se ha instruido de mejor forma a las cuadrillas y poseen un monitoreo satelital de todo el territorio.
¿Cuánto ha cambiado el escenario de los incendios forestales en el país?
Ha evolucionado mucho. Ahora hay muchos más incendios, pero también es porque, como los estamos monitoreando por satélite, tenemos mucha información disponible. Sin embargo, en los últimos 13 años de sequía se ha visto un nivel de estrés hídrico tan grande que hace que los incendios sean cada vez más agresivos.
Se ha dicho que para prevenir el fuego, ocuparán el fuego ¿Cómo funciona eso?
Estamos comenzando a implementar las quemas prescritas para, precisamente, reducir el nivel de combustible en el medioambiente. Hace poco tuvimos un incendio en San Juan y para evitar que se propagara se quemó toda la maleza que había debajo de los bosques, sin hacerle daño a los árboles.
¿No va en contra de las campañas de reducción de emisión de CO2?
Mucha gente critica eso, pero en verdad sería mucha mayor la emisión si es que no se hicieran. El mundo está evolucionando a hacer estas mantenciones para controlar el fuego.
Desde de 2017 que aumentaron el presupuesto para combatir incendios. ¿A qué responde esta decisión?
Sí, la inversión se multiplicó ocho veces. Se venía advirtiendo desde hace tiempo. En ese momento teníamos una aeronave por región y si nos veíamos superados, le pedíamos recursos a la Onemi y arrendábamos lo que estaba en el mercado. Hubo varias luces amarillas, hasta que llegó la tormenta de fuego de 2017. Y ojo, porque este año ha estado con condiciones muy similares, pero ahora contamos con 61 aeronaves, con el Hércules como el avión más versátil, que ha estado trabajando incluso en el incendio de Tierra del Fuego.
¿Cómo se trabajó ese incendio?
Lo más complejo fue la lejanía. Para poder controlarlo hubo que mover a personas y recursos, cruzando el estrecho de Magallanes, para apagar un incendio que se dio sobre bosques que llevaban cortados al menos unos 50 años, entonces había mucha madera muerta, por eso avanzó tanto. Por suerte, los sectores de turbas no se quemaron, porque estaban con bastante agua. Además, tuvimos la suerte de que había maquinaria contratada por el MOP construyendo caminos, y que justo había terminado cuando comenzó el incendio, por lo que los contratamos para realizar cortafuegos. Si no, quizás aún estaríamos con el incendio.
¿Cómo son los índices de intencionalidad de los incendios forestales del país?
Ha ido aumentando año a año y hoy son los incendios que nos aportan la mayor cantidad de superficie quemada. Estos incendios tienen el único sentido de hacer daño y son distintos a los que hace un pirómano, porque ellos lo hacen por ver el fuego, no por dañar una zona determinada.
Biobío y La Araucanía son las dos regiones que, por lejos, superan los índices de siniestro. ¿Tiene que ver con el conflicto mapuche?
Prefiero llamarlo conflicto territorial, porque no estoy segura que sea solo por el tema mapuche. Pero es un hecho que hay una intención de que haya incendios, porque en muchas comunidades no nos dejan ingresar a controlarlos. Nos derriban árboles en el camino o, simplemente, nos amenazan con armas para que nos vayamos.
¿Es común que a las cuadrillas de Conaf las amenacen con armas?
Es usual que nos amenacen con armas en La Araucanía. Por eso es que, antes de entrar a las comunidades, les preguntamos si podemos ingresar, sin riesgos. Muchas veces la gente quiere que vayamos, pero no pueden porque hay otras personas, ajenas a la comunidad, que están prendiendo fuego. Son muchas las comunidades que están sufriendo producto de los incendios, por eso es que no podemos hablar de un conflicto étnico o mapuche, sino de uno territorial.
¿Y se pueden querellar contra estas personas?
Como el daño no es hecho directamente a Conaf, no podemos presentar querellas. Sí podemos colaborar con las policías y fiscalía, cuando se están haciendo investigaciones.
¿Y esas investigaciones se han resuelto?
No tengo ese dato, pero son muy pocas. Encender un incendio es muy fácil e incluso teniendo un video, prácticamente debe mostrarse en flagrancia a una persona para que sea procesada.