En menos de 10 días, el gobierno de Argentina presidido por Alberto Fernández enfrentó una debacle electoral en las primarias legislativas cuyos resultados amenazaron con fracturar la coalición peronista, el Frente de Todos, al exponer una serie de diferencias internas con la vicepresidenta, Cristina Kirchner, lo que obligó al gobierno a renovar el gabinete y preparar una serie de medidas de emergencia para corregir el rumbo de la Casa Rosada, con la mirada puesta en recuperar la confianza y los votos de los argentinos antes de las elecciones legislativas del 14 de noviembre.

“El domingo pasado el pueblo dio un veredicto. A lo largo de la semana escuché a muchos y a muchas, porque quiero entender por qué la gente votó como votó. Quiero dedicar un minuto para hacer unas reflexiones. Nosotros cuando la gente no nos vota, nos enojamos con nosotros. En realidad nosotros debatimos de cara a la gente”, señaló ayer Alberto Fernández durante el acto de bienvenida a los nuevos funcionarios del Ejecutivo.

El Presidente de Argentina, Alberto Fernández, abraza al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, luego de jurarlo en la casa de gobierno en Buenos Aires, Argentina.

En una breve y esperada intervención, el mandatario no enfatizó el rol que tomó en los últimos días Cristina Kirchner, pero sí arremetió contra la oposición con críticas al alcalde bonaerense, Horacio Rodríguez Larreta, y al expresidente Mauricio Macri. “Queremos todos ser parte de un país que se integre, que funcione unido, que trabaje con mucha fuerza para sacar de la postergación a los que han quedado postergados. Primero, por la situación económica heredada y después por el malestar que a todos nos causó la pandemia. La pandemia nos distanció, algunos promovieron ese distanciamiento, otros lo aprovecharon para dividirnos”, enfatizó el mandatario.

La remodelación en el Ejecutivo se da después de la presión de la expresidenta argentina para realizar profundos cambios ante la arremetida de la oposición en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en las que el oficialismo solo logró un 31% de respaldo a nivel nacional. Pese a la oposición inicial el mandatario, aceptó cambiar a seis ministros. Entre las modificaciones aparece el arribo del gobernador de Tucumán, Juan Manzur, que asumió como nuevo jefe de gabinete en reemplazo a Santiago Cafiero, que llegó al ministerio de Relaciones Exteriores ante la abrupta salida del canciller, Felipe Solá.

Según el diario argentino Clarín, aún cuando se había desatado la crisis interna, fue la publicación de la carta de Cristina Kirchner en la que pidió al mandatario “honrar la voluntad del pueblo argentino”, lo que provocó que Alberto Fernández suspendiera su viaje del fin de semana a México para asistir a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Ante esto, Solá vivió un “papelón diplomático” porque se enteró que debía presentar su dimisión cuando estaba en la última escala del viaje de 14 horas, por lo que la silla de la representación argentina quedó vacía en el encuentro internacional, después que la propia vicepresidenta pactó la llegada de Cafiero a Relaciones Exteriores.

Entre los enroques de altos funcionarios que se dieron en el Ejecutivo también aparece que la asesora presidencial y parte del círculo de confianza de Alberto Fernández, Cecilia Nicolini, intenta ser nombrada como vicecanciller. Nicolini fue la mano derecha del candidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami y cuenta con el respaldo de la vicepresidenta. Hasta ayer, la “única confirmada para la futura cúpula de Cancillería” es Cecilia Todesca, que ejercía como la vicejefa del gabinete de ministros.

Además, al Ejecutivo se incorporaron los nuevos titulares de la cartera de Seguridad, Aníbal Fernández; de Ganadería, Agricultura y Pesca, Julián Domínguez; de Educación, Jaime Perzyck; de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus; y el último en jurar ayer fue el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Ross. En tanto, seguirán en sus cargos los otros 14 ministros, como la ministra de Salud, Carla Vizzotti; el ministro del Interior, Eduardo De Pedro; y el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria.

La agenda de Alberto Fernández

Esta será una semana clave para el jefe de Estado argentino, por lo que adelantará el paquete de anuncios económicos. De acuerdo al portal Infobae, en la agenda presidencial aparece un nuevo aumento del salario mínimo, un reajuste en el mínimo no imponible de ganancias, créditos tasa cero para más de un millón de personas sin trabajo, así como bonos para jubilados y para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), medidas con las que el gobierno busca inyectar dinero para mover el consumo y recuperar el poder adquisitivo de los sectores más golpeados por la inflación.

Sin embargo, Fernández debe combinar el lanzamiento de las políticas de ayuda a los argentinos, que implicarán un gasto adicional de US$ 70 mil millones, sin desequilibrar la golpeada economía nacional para evitar una convulsión en los mercados, especialmente cuando Cristina Kirchner solicitó en su misiva al mandatario revisar el presupuesto enviado la semana pasada.

Según el diario La Nación, tal como se preveía, el gobierno se apresta a actualizar el nuevo piso de la deducción especial, que no es un cambio en el mínimo no imponible, y que se actualizará por decreto para que debajo de los US$ 2 mil, el trabajador quedaría librado del impuesto a las ganancias, con el objetivo de un impacto electoral.

El nuevo jefe de gabinete, Juan Manzur, aseguró ayer que “las diferencias del ámbito de la política están terminadas y zanjadas”, en lo que anuncian será un nuevo inicio para el Ejecutivo de Alberto Fernández, a quien le restan más de dos años de mandato y que buscará la reelección en las elecciones presidenciales de 2023.

Por el momento, las encuestas sostienen que el Frente de Todos no tendrá fácil la tarea de remontar las cifras de las PASO en los comicios legislativos. El oficialismo luchará por mostrar una unión entre sus filas y sanar los choques internos entre Alberto y Cristina. No obstante, la consultora argentina Taquion publicó ayer la primera medición de intención de voto en la Ciudad de Buenos Aires desde las primarias, en la que con un 23% de indecisos se logra esbozar que se estaría ampliando la ventaja entre la coalición opositora, Juntos por el Cambio, y el oficialismo, el Frente de Todos, pasando de un 24,6% de distancia alcanzada en las urnas a un 26,6% en la encuesta.

Tan solo minutos después del juramento de los nuevos ministros, la candidata opositora a diputada por la ciudad de Buenos Aires y exgobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, cuestionó al Ejecutivo peronista con un mensaje en su cuenta de Twitter. “El mensaje que la gente expresó con su voto fue muy contundente: le dijo BASTA a la falta de rumbo y planificación, al camino del “vamos viendo”. Pero en lugar de prestar atención a eso, expusieron una interna feroz que tiene por única preocupación la disputa de cargos y poder”, aseguró Vidal ayer, tras hacer un llamado a la oposición para conformar un “bloque sólido” que pueda llegar al Congreso en noviembre para arrebatar la mayoría absoluta del oficialismo en el Senado.