Luego de que un misil cayera 20 kilómetros al oeste de la frontera con Ucrania, la posibilidad de una entrada de Polonia a la guerra se vivió como casi cierta durante un par de horas: se creyó, en ese entonces, que un ataque ruso había sido dirigido contra el miembro de la OTAN, y eso podía desembocar en una escalada del conflicto, que ya lleva nueve meses, entre Moscú y Kiev.

Al terminar ese día, cuando se supo que en realidad había sido un misil de defensa lanzado desde Ucrania, y que su caída en Polonia había sido accidental, los miedos a una guerra más amplia se calmaron, pero se vio clara la posición de Varsovia: en cualquier momento, los polacos estarían dispuestos y preparados para defenderse de una agresión. El medio Politico señala que “la sabida desconfianza hacia todo lo que sea ruso, por parte de Polonia, y la profunda antipatía del gobierno actual hacia Moscú provocaron la preocupación desde Bruselas a Berlín de que Varsovia se precipitase a reaccionar”.

Una semana antes, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, había declarado para el Día de la Independencia: “El ejército polaco debe ser tan poderoso como para que no tenga que pelear, debido a la fuerza que exhiba”. La inversión y los últimos pasos del Ejecutivo en cuanto a defensa van en esa dirección.

En el último tiempo, Polonia ha estado armando a su Ejército en miras a una potencial guerra. Este año, el Ejecutivo polaco señaló que pretende elevar su gasto en defensa desde el actual 2,4% del PIB hacia un 5% en los años que vienen, y ya a un 3% en 2023. Mientras tanto, el país más rico del continente, Alemania, gastó un 1,5% y está lejos de tener la voluntad política de aumentar ese porcentaje significativamente.

Los cálculos polacos respecto al gasto en defensa miran directamente a una amenaza desde el este. El viceprimer ministro de Defensa, Marcin Ociepa, señaló al respecto en una entrevista a Dziennik Gazeta: “Existe un grave riesgo de guerra con Rusia en los próximos tres a 10 años”.

En tanto, Estados Unidos mira conforme el crecimiento militar de Varsovia: “Polonia se ha vuelto nuestro socio más importante en Europa continental”, comentó un oficial del Ejército estadounidense a Politico, señalando el rol crucial que cumple el país, que es uno de los que más armas han enviado a Ucrania en los últimos nueve meses.

Los estados al este de la OTAN, como Polonia y los países bálticos, han aumentado en conjunto su gasto militar, presionados por la amenaza rusa: Estonia ya gasta más de un 3% de su PIB en eso. “El episodio del misil ha acelerado los esfuerzos de los Estados por dotarse de mejor protección. Ha crecido la preocupación de que un accidente como este pueda repetirse de nuevo”, indicó a El País Rafael Loss, analista de Defensa en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

En ese contexto, el gobierno polaco ya declaró su intención de duplicar la cantidad de efectivos en su Ejército regular, e incluso más: si hoy cuenta con 110 mil efectivos, la idea sería alcanzar 300 mil en 2035. La idea, aseguró en julio el ministro de Defensa del país, es contar con “la fuerza terrestre más poderosa en Europa”.

Soldados de las Fuerzas Terrestres de Polonia. Foto: Notes from Poland.

Desde ya, su número de oficiales se acerca a los 170 mil alemanes, y la cantidad de tanques y obuses que posee Polonia es mayor a la de sus vecinos occidentales. Por otro lado, desde 2017 que se empezó a armar una fuerza de “Defensa Territorial”, similar a la de Ucrania y compuesta en su mayoría por estudiantes y voluntarios: hasta el momento, 30 mil polacos están inscritos en un programa que, medio en broma, fue llamado “soldados de fin de semana”.

En camino a militarizar a mayor parte de su población, el mes pasado el Ejército polaco empezó a ofrecer sesiones de “entrenamiento militar y sobrevivencia”, que se dirigen a civiles de entre 18 y 65 años de edad que lo soliciten. Vista la situación en Ucrania, el gobierno polaco ya vio la necesidad de contar con una sociedad preparada para las estrecheces y situaciones de la guerra.

Los adiestramientos ofrecidos duran solo un día, e incluyen nociones de tiro, manejo de distintas armas, defensa personal y supervivencia. Entre estas enseñanzas se contempla también encender fuego con palos, purificar agua, ofrecer primeros auxilios y el orientarse por el sol o las estrellas. El Ministerio de Defensa polaco ya comunicó que quienes deseen inscribirse recibirán comida y estarán asegurados contra posibles accidentes.

Asimismo, el Estado Polaco empezó a proponer un “servicio militar voluntario”, enfocado en los jóvenes, y que ofrece un sueldo mensual de mil euros, además de ventajas fiscales, becas para estudiar y préstamos preferenciales. Esto, en un país con muchas más facilidades para reclutar que otros de la región: “Los polacos tienen una actitud mucho más positiva hacia sus militares comparado con Alemania, ya que tuvieron que pelear por su libertad”, apunta Gustav Gressel, un exoficial militar austríaco, en entrevista con Politico.

Tanques Black Panther fabricados en Corea del Sur llegan a Polonia. Foto: Mezha Media.

Si bien la seguridad de Polonia es una tranquilidad para el resto de Europa, las maneras en que Varsovia la ha venido procurando no están del 100% alineadas con Occidente: de hecho, uno de los mayores proveedores de armas del país es Corea del Sur, lo que trae cierta frustración en Estados Unidos.

Este año, Polonia firmó un acuerdo por cerca de cinco billones de euros con Estados Unidos, para reemplazar 240 tanques soviéticos, que había mandado a Ucrania, por 250 tanques Abrams de procedencia norteamericana. Sin embargo, el último acuerdo entre Varsovia y Seúl excede por lejos esa cifra: entre 10 a 12 billones de dólares en total.

Este trato incluye 180 tanques Black Panther, 200 obuses Thunder, 48 aviones de ataque ligero y 218 lanzacohetes Chunmoo. En los próximos años se espera que lleguen a Polonia, desde Corea del Sur, cerca de mil tanques más y 600 obuses. La ventaja de las armas coreanas consiste no solo en su precio relativamente más bajo que las alternativas norteamericanas y europeas, sino que en una velocidad aún mayor de producción por parte de las fábricas asiáticas.

El analista y editor del portal Nowa Technika Wojskowa, Mariusz Cielma, señaló a Politico que “no hay un país en Occidente que desee agrandar su equipamiento militar por tanto ni tan rápido. El país que consiga hacer tratos de armas con Polonia tendrá décadas de beneficios, porque también hay que mantener y reparar ese equipamiento”.

Ahora bien, todo este poder militar se contrapone con el escaso poder político que Varsovia exhibe al interior de la Unión Europea, y que se debe principalmente a la desconfianza que sus líderes, el partido de ultraderecha PiS (sigla para Ley y Justicia en polaco), inspiran en el resto de los países. En los últimos años, el bloque continental ha denunciado el viraje autoritario y el deterioro progresivo de la independencia entre poderes en Varsovia.

El presidente del PiS, Jaroslaw Kaczynski, dejó clara la posición polaca respecto a la compra de armas desde su país: “Estamos listos para comprar armas en otros países de la Unión Europea, pero ellos deberán terminar su guerra contra Polonia. Estamos listos para llegar a distintos acuerdos y poner el dinero, pero no cuando se nos dice que no hay Estado de Derecho en nuestro país”.

A pesar de las diferencias entre el resto de los países europeos y Polonia, donde la extrema derecha ya cumple siete años en el poder, el bloque continental está consciente de la importancia polaca en materia de seguridad. Uno de los países más conformes con el aumento en defensa de Varsovia sería Alemania, país donde se sabe que su vecino del este funciona como un tapón contra la influencia rusa.

“Me parece que los alemanes encontraron una nueva hamaca”, ironizó al respecto el experto Gustav Gressel en conversación con Politico al referirse a la reputación que tiene Berlín de “detenerse y descansar” mientras países como Estados Unidos hacen los gastos más grandes en defensa.