El martes el Banco Central sorprendió a todos al subir en 75 puntos base la tasa de interés para dejarla en 1,5%. Y este miércoles, en el Informe de Política Monetaria de septiembre, profundizó el por qué hizo ese ajuste. Y la respuesta es clara: la economía crece sobre su potencial lo que podría generar desequilibrios dado el mayor impulso que está entregando el consumo.

En otras palabras, si el BC no comienza a hacer el ajuste monetario ahora el riesgo de que la inflación se escape no sería “ciencia ficción”, sino que está a la vuelta de la esquina. De hecho, para este año subió su estimación de 4,4% a 5,7%. Por ello, de no contralar los precios de manera efectiva, el impacto en las personas y principalmente de menores recursos será fuerte. Un ejemplo siempre es que, al tener la inflación elevada, los ingresos del trabajo se hacen menos al tener que comprar productos más a precios elevados. Eso es lo que quiere evitar el Banco Central y ese fue el mensaje que envió en este informe que presentó ante el Senado.

Lo otro que quiere evitar el BC es que el hecho de que, si la inflación se escapa y cuesta contralarla con este proceso de alzas, tendrá que acelerar el pasó frenando a un más la demanda y por ende subiendo el costo de los créditos.

Pero ¿Qué llevó a esta mayor inflación? Primero el mayor crecimiento proyectado para este año que pasó de un rango entre 8,5% y 9,5% uno 10,5% y 11,5%, el cual se basa principalmente en el consumo privado que ha estado sustentado principalmente por las ayudas estatales y por los retiros de los 10% de los fondos de pensiones. “Los datos del segundo trimestre mostraron un aumento del gasto privado que superó lo previsto en junio, por lo que el punto de partida para las proyecciones es más elevado”, dice el Central.

Y en su discurso ante el Senado, el presidente del Banco Central, Mario Marcel, reforzó esa idea señalado que “la ampliación y persistencia de algunas de estas medidas, combinada con una alta propensión de los hogares a consumir los recursos aportados por diversas vías, ha tenido un impacto en el gasto privado que ha superado todas las previsiones. Ello, en un contexto en que la oferta aún no logra recuperarse completamente, ha modificado significativamente la evaluación de las presiones inflacionarias que enfrenta la economía”. A esto se suman además las presiones de mayores precios internacionales, otra de las fuentes de las alzas locales.

Además, el documento dice que se incorpora a la proyección que los recursos disponibles para el consumo de los hogares serán mayores, dada la ampliación anunciada de las transferencias fiscales, extensión del IFE universal e IFE laboral. Así, su proyección para el consumo pasa de 13,8% a 16,9%. Para la inversión, en tanto, la perspectiva también es positiva, llega a 16%. A

Crecimiento

Para este año todo al alza. La proyección se ubica entre 10,5% y 11,5%, pero el ajuste es fuerte para 2022 y 2023. Para el próximo el rango el nivel se ubica entre 1,5% y 2,5%, menor al previsto en junio de 2% y 3%, mientras que para 2023 la situación es aún más exigua: 1% y 2%. “Pese a que se anticipa también un mayor nivel de gasto privado para el próximo año, la mayor base de comparación resulta en un rango de crecimiento estimado para el 2022 más bajo. Hacia el 2023, la paulatina desaparición de los efectos de la política fiscal y la acción de la política monetaria reducen el rango de crecimiento estimado para dicho año”, sostiene el BC. Lo mismo pasa con las variables de consumo e inversión. Para la primera se proyecta un crecimiento de 0,5% y de 0,3 para la segunda, lo que da cuenta de una desaceleración fuerte y deja en claro que hoy hay un riesgo latente de sobrecalentamiento de la economía. “Pese a que se anticipa también un mayor nivel de gasto para el próximo año, la mayor base de comparación resulta en un rango de crecimiento estimado para 2022 que es más bajo. Hacia 2023, la paulatina desaparición de los efectos de la política fiscal y la acción de la política monetaria reducen el rango de crecimiento estimado para dicho año”, comentó Marcel.

Sobre la señal que envió el Central de los riesgos de desequilibrios que se están incubando, los economistas comparten el mensaje entregado. Felipe Alarcón, economista de Euroamerica, sostiene que “las brechas de actividad se han cerrado rápidamente, de hecho, incluso el BC estima que durante este trimestre la brecha incluso se tornará positiva. Por lo que, de seguir las altas tasas de crecimiento, particularmente del consumo, el riesgo de que la inflación y que las expectativas de inflación sigan al alza es muy alto”. Misma visión entrega Ricardo Consiglio, economista Jefe de Zurich AGF quien argumenta que los riesgos de sobrecalentamiento han ido aumentando en la medida que la incertidumbre sobre la convergencia fiscal y los retiros de los fondos de pensiones se han incrementado, a lo que si sumamos al exceso de liquidez que todavía está presente en la economía podría darse un escenario en donde si la política monetaria no actúa se comience a ver aumentos en las expectativas de inflación”.

Inflación al alza

El Central también puso el foco sobre las presiones inflacionarias y por ello elevó sus proyecciones de esta variable para el corto plazo “de manera importante por el fuerte dinamismo del consumo, la depreciación idiosincrática del peso, los mayores precios internacionales de los combustibles y una oferta global y local que aún no logra reponerse del todo”. En el escenario base, la inflación anual culminará el año en 5,7% (4,4% en junio), manteniéndose en cifras por sobre 5% durante la primera mitad del 2022 explicadas también por el alza del componente volátil de los precios de la energía y los alimentos.

La inflación subyacente también se revisa al alza respecto de junio, proyectándose que se ubicará en 4,7% a fin de año y que alcanzará su máximo hacia mediados del 2022, cuando su variación anual se acerque a 5,5%. “Las proyecciones de inflación de corto plazo se revisan al alza de manera importante por el fuerte dinamismo del consumo, la depreciación idiosincrática del peso, los mayores precios internacionales de los combustibles y una oferta global y local que aún no logra reponerse del todo”, explica Marcel. Para los próximos años, se espera que la desaceleración de la demanda generada por el retiro de las políticas de estímulo fiscal y monetario llevará la inflación a iniciar su convergencia a la meta el próximo año, para ubicarse en valores por debajo de 4% a fines de 2022 y cerrar en 3,5%, y en 3% hacia fines de 2023.

Trayectoria de la tasa de interés

En cuanto la política monetaria, se menciona que la necesidad de evitar la acumulación de desequilibrios macroeconómicos que, entre otras consecuencias, podría provocar un aumento más persistente de la inflación, excediendo la meta de 3% a 24 meses, ha llevado al Consejo a alterar la orientación de la política monetaria. “Es así como en nuestra Reunión de Política Monetaria efectuada ayer, decidimos aumentar la TPM hasta 1,5% y hoy comunicamos que la convergencia de la inflación a la meta requerirá continuar retirando el impulso monetario. Por ello, llevaremos la TPM a niveles en torno a su valor neutral hacia mediados del primer semestre de 2022” (nivel que calculó el BC entre 3,25% y 3,75%). No obstante, la institución pone como riesgo el hecho de que las presiones inflacionarias se aceleren y eso lleve a que la política monetaria sea más restrictiva con un alza mayor a la prevista en su escenario base, es decir, tenga que subir más allá de su nivel neutral de 3,5%. “El juicio del Consejo es que los escenarios de sensibilidad asociados a mayores presiones sobre los precios tienen una probabilidad algo mayor de ocurrir, lo que podría llevar a una trayectoria de la TPM más cercana al borde superior del corredor de tasas (5,75%). Como siempre, la implementación de la política monetaria será contingente a los efectos de la nueva información sobre la dinámica proyectada para la inflación”. En este punto, Marcel especificó que en caso de concretarse un cuarto retiro de los fondos de pensiones las alzas constituyen un escenario de riesgo lo que se traduce en mayor alzas en la tasa de interés.

Pavel Castillo, gerente de Estudios de Corpa, afirma que “nos parece una medida correcta, y perfectamente puede llegar al nivel neutral en torno al 3,5%, y de continuar los desequilibrios, podemos ver una tasa incluso sobre 5%”. En tanto, el economista jefe de BTG Pactual, Pablo Cruz, acota que “el escenario del IPoM contempla que el gasto fiscal se contraerá en torno a 25% el próximo año. En un contexto con un nuevo gobierno que enfrentará altas presiones de gasto, este supuesto parece fuerte, lo que obligaría al BC a llevar la tasa a niveles bastante mayores que los neutrales”. Desde Itaú sostiene que “la eventual materialización de los escenarios de riesgo, tanto una demora en la consolidación fiscal, como de la aprobación de un nuevo retiro de ahorro previsional, implicarían ajustes macro relevantes en el corto y largo plazo”.

La alerta fiscal

Al igual que en el IPoM de junio, uno de los riesgos identificados en esta entrega es la evolución de las finanzas públicas no sea clara sobre su estabilización en el largo plazo. En ese caso, advierte el Central, es posible observar no solo mayores presiones de gasto que las previstas en el escenario central, sino también la amplificación de los impactos en el mercado financiero. “En esa situación, las mayores presiones inflacionarias llevarían a la necesidad de un aumento más acelerado de la Tasa de Interés pese a lo cual la inflación no alcanzaría a converger a la meta de política dentro del horizonte de dos años”.

Impacto de los retiro de Fondos

Otro escenario de riesgo que describe el BC es uno donde la persistente discusión respecto de la estabilidad de los ahorros previsionales termine por alterar significativamente el funcionamiento de los mercados financieros. Menciona que inicialmente, el retiro de ahorros previsionales fue una medida de carácter excepcional, por una única vez, en medio de una emergencia económica. Pese a ello, se han continuado aprobando y proponiendo nuevos retiros, lo que ha provocado efectos significativos en la economía, como se deduce del comportamiento de las tasas de largo plazo y del tipo de cambio. “Es muy probable que nuevos retiros de ahorros previsionales, más aún la probabilidad de retirar el 100% de ellos, lleven a los distintos agentes a considerar que está ocurriendo un cambio estructural en la base de ahorro de la economía, la que ha sido clave para el desarrollo del país, la dinámica de la inversión y el acceso del fisco a financiamiento a un costo adecuado. Un cambio en esta dirección provocaría múltiples efectos negativos difíciles de cuantificar, pero cuyo impacto sin duda será grande y muy persistente”.

Añaden que, en lo más inmediato, un nuevo retiro aumentará la liquidez de los hogares impulsando el ya fuerte dinamismo del consumo, presionando aún más los precios y la trayectoria de la inflación. A esto se suma el hecho de que mantener abierta esta discusión está aumentando significativamente los costos de endeudamiento, generando salidas de capitales y una mayor acumulación de fondos en dólares. “Todos fenómenos que se verían significativamente amplificados por la aprobación de un nuevo retiro que genere desconfianza respecto de las estructuras fundamentales que sostiene el mercado financiero. Ningún banco central cuenta con facultades, instrumentos o recursos para neutralizar riesgos de esta envergadura y restaurar los equilibrios macroeconómicos”, advierte el Central.