El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió este miércoles con su par ruso, Vladimir Putin, en Ginebra, en un encuentro que fue más mediático que fructífero, de todos los que sostuvo en el marco de su gira por Europa esta semana. Si bien ambos líderes se mostraron moderadamente satisfechos con la conversación, lo más concreto de la cita fue que Biden y Putin acordaron devolver a sus respectivos embajadores a sus puestos e iniciar negociaciones para reemplazar su último tratado vigente de limitación de armas nucleares.
A pesar de las tensiones, la cumbre celebrada en la elegante Villa La Grange comenzó con un apretón de manos entre ambos gobernantes. Biden había propuesto al inicio de las discusiones a su homólogo ruso una relación más “previsible”, estimando que “dos grandes potencias” debían gestionar sus desacuerdos de forma “racional”.
Ante la expectación por la reunión, diversos analistas recordaban la célebre cumbre en Ginebra entre los presidentes Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en 1985, que marcó el comienzo del deshielo de la Guerra Fría.
La reunión, que se realizó en un salón forrado de libros, tuvo un inicio algo incómodo: ambos líderes trataban de evitar verse a los ojos durante una caótica sesión para los camarógrafos, indicó la agencia The Associated Press. En cierto momento, Biden pareció asentir con la cabeza cuando un reportero le preguntó si cree que se puede confiar en Putin. La Casa Blanca luego envió en tuit insistiendo en que Biden “muy claramente no estaba respondiendo a una pregunta específica, sino asintiendo con la cabeza para reconocer a la prensa”.
Tras el encuentro Putin dijo que “no (hubo) hostilidad” durante las conversaciones con Biden, que concluyeron antes de lo previsto. Las partes habían dicho que preveían una reunión de cuatro a cinco horas, pero estuvieron juntos menos de tres horas. La reunión inicial fue entre los dos presidentes y sus respectivos asesores de política exterior, Sergei Lavrov y Antony Blinken.
Putin fue el primero en describir los resultados en una conferencia de prensa, antes de que Biden tuviera su propia sesión con los periodistas. El mandatario ruso dijo que su par estadounidense abordó temas de derechos humanos y la suerte del dirigente opositor Alexei Navalny.
En ese sentido, Putin defendió la pena de prisión de Navalny y ante las preguntas reiteradas sobre el maltrato a los dirigentes opositores rusos optó por hablar de los trastornos internos de Estados Unidos, como las protestas del movimiento Black Lives Matter y la insurrección del 6 de enero en el Capitolio, en Washington.
Cuando se le preguntó a Biden, posteriormente, qué pasaría si Navalny muere bajo custodia rusa, el Presidente estadounidense dijo: “Le dejé en claro que las consecuencias de eso serán devastadoras para Rusia”.
El mandatario ruso aseguró que él y Biden acordaron iniciar negociaciones con la perspectiva de reemplazar el tratado de limitación de armas nucleares Nuevo START, que caduca en 2026. Washington interrumpió las conversaciones con Moscú en 2014 en respuesta a la anexión rusa del territorio ucraniano de Crimea y su intervención militar en apoyo a los separatistas en el este de Ucrania. Las conversaciones se reanudaron en 2017, pero no cobraron impulso ni llegaron a un acuerdo sobre la extensión del Nuevo START durante la presidencia de Donald Trump.
El presidente ruso dijo que acordaron que sus respectivos embajadores regresen a sus puestos. Los dos países los retiraron durante el enfriamiento de las relaciones en los últimos meses.
Rusia retiró a su embajador Anatoly Antonov hace tres meses, cuando Biden calificó a Putin de “asesino”. El embajador estadounidense John Sullivan abandonó Moscú hace dos meses, ante una sugerencia del Kremlin de que regresara a Washington a realizar consultas. Putin informó que se prevé el regreso de ambos a sus puestos en los próximos días.
Biden señaló que había planteado algunos de los mayores problemas que dividen a Estados Unidos y Rusia. “La conclusión es que le dije al Presidente Putin que necesitamos tener algunas reglas básicas que todos podamos cumplir”, señaló.
El mandatario estadounidense señaló que pidió a Putin que respetara los derechos humanos y planteó el caso de un par de estadounidenses que están encarcelados en Rusia. Dijo que los dos líderes acordaron iniciar un diálogo de estabilidad estratégica formado por oficiales militares y diplomáticos. El nuevo grupo se centrará en el control de armas, entre otras cosas.
En una clara ruptura con la ambigüedad de su predecesor Donald Trump, Biden aseguró que advirtió claramente a su par ruso contra los ciberataques y la injerencia rusa. “Le dije claramente que no toleraríamos los intentos (...) de desestabilización de nuestras elecciones democráticas y que responderíamos”, aseguró el inquilino de la Casa Blanca, en una referencia a los comicios presidenciales de 2016.
“Esto fue más una reunión que una cumbre. No creo que hubiera mucho más en la agenda que se lograra realmente, al menos desde la perspectiva estadounidense. No creo que desde el lado estadounidense estuvieran con expectativas de que se produjera un gran acuerdo, un gran trato, sobre cualquier tema, como cambio climático, control de armas nucleares”, comentó a La Tercera Max Bergmann, analista del think tank Center for American Progress, enfocado en la cooperación de seguridad de Europa, Rusia y Estados Unidos.
“Desde la perspectiva estadounidense, esta reunión fue fundamentalmente sobre tratar de establecer líneas rojas en las relaciones para enviar un mensaje claro de que estamos listos para enfrentarnos, pero también que tomaremos acciones fuertes contra Rusia si ellos cometen acciones contra Estados Unidos”, señaló Bergmann. “Creo también que quería tratar de ver si se podía bajar la temperatura en la relación, si se podía evitar la confrontación. No estoy seguro que se pueda o si ocurrirá, pero creo que vale la pena tratar, sentarse en la misma habitación y ver si se puede tener una buena conversación y ver si eso puede llevar a otras cosas”, agregó.
Según Bergmann, “no se puede leer mucho más de lo que Putin dijo después de la reunión. Creo que hay cosas que vi, como cuando se le preguntó si Biden lo había invitado a la Casa Blanca y dijo que no. Creo que hay un elemento cuando Putin describe la reunión como un encuentro para tratar de entenderse mejor. Supongo que eso puede reflejar de forma más precisa lo que ocurrió en la reunión”.
“Creo que otro elemento a considerar es la duración de la reunión, no fue una reunión larga, sino que fue relativamente corta, lo que significa que probablemente tocaron muchos temas. Cada lado tenía sus puntos a tocar listos. No parece que profundizaran en los temas. Eso es especulación, basado en lo que duró el encuentro”, destacó el experto, que entre 2011 y 2017 se desempeñó en varios puestos en el Departamento de Estado.
Antes de reunirse con Putin, Biden tuvo encuentros con los líderes del G7, la OTAN y la Unión Europea (UE). “En cierta forma fue irónico que la reunión de hoy (miércoles), que creo que era la menos importante del viaje, fuera la que tuvo más atención. Esto, porque no había nada que se pudiera lograr. En cambio, en el G7 se hicieron bastantes cosas, había anuncios de que Estados Unidos había regresado, que trabajaba con sus aliados en diversos temas, desde el Covid hasta el cambio climático, pasando por la recuperación económica”, señala Bergmann.
“Luego vino la cumbre de OTAN, que tras cuatro años en lo que no se podía hacer mucho debido a Trump, tenía una declaración de 50 páginas de todas las cosas que iban a hacer. Y el martes, Biden tuvo el encuentro, quizás con más consecuencias, con la Unión Europea, donde ambos van a cooperar juntos, y establecieron una agenda audaz, en la que establecían un marco, un borrador para trabajar en varios temas”, concluyó el experto.