Bolsonaro redobla ataques contra la Justicia durante masivas marchas de apoyo: “Solo Dios me saca” del poder
En concurridos actos en Brasilia y Sao Paulo, el presidente brasileño desafió al Supremo Tribunal Federal y dijo que no cumplirá las decisiones del juez Alexandre de Moraes.
Partidarios del Presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se reunieron el martes en las principales ciudades para respaldar al líder de extrema derecha en su disputa contra el Supremo Tribunal Federal (STF), exacerbando un conflicto que ha sacudido la democracia más grande de América Latina. Redoblando sus ataques contra las instituciones y el sistema electoral de Brasil en una jornada en que buscó movilizar a sus seguidores, el mandatario aseguró que “solo Dios me saca” del poder.
Bolsonaro tuvo el martes por la mañana una recepción entusiasta por parte de decenas de miles de personas reunidas en Brasilia, la capital. En un discurso inaudible para muchos en la multitud, lejos de los altavoces, el presidente arremetió contra el STF. “A partir de ahora no aceptaré a una o dos personas que actúen al margen de la Constitución”, dijo a sus partidarios, haciendo eco de sus recientes críticas a ciertos magistrados de la Corte Suprema, antes de ponerse la banda presidencial y viajar -en un Rolls Royce abierto conducido por el tricampeón brasileño de Fórmula 1 Nelson Piquet- a un evento militar en el marco del Día de la Independencia.
El mandatario, quien ya había vendido la concentración de este martes como un “contragolpe necesario contra el Congreso y el Tribunal Supremo”, dijo que la nación ya no puede aceptar lo que calificó como encarcelamientos políticos, una referencia a los arrestos ordenados por el juez Alexandre de Moraes. Advirtió que el STF podría “sufrir lo que no queremos”. La multitud comenzó a gritar: “¡Fuera Alexandre!”. “No queremos una ruptura. No queremos pelearnos con ningún poder. Pero (...) no podemos permitir que una persona ponga en riesgo nuestra libertad”, afirmó Bolsonaro, en alusión a De Moraes. “O bien el jefe del STF (Luiz Fux) coloca a (este juez) en su lugar, o bien este poder sufrirá las consecuencias que nadie quiere”, añadió.
Su discurso siguió a un sobrevuelo en helicóptero, y quienes estaban abajo reaccionaron eufóricos. Aplaudieron y gritaron: “¡Leyenda!” y “¡Autorizo!”, un lema entendido ampliamente como un aval general a sus métodos. Bolsonaro ha pedido al Senado que impugne a De Moraes, quien ha encarcelado a varios partidarios del presidente por supuestamente financiar, organizar o incitar a la violencia o difundir información falsa.
Después de recorrer la marcha en Brasilia, el presidente partió en un vuelo a Sao Paulo, donde por la tarde se unió a simpatizantes en la que calificó como la mayor manifestación política en la historia de Brasil. En la Avenida Paulista, instó a la desobediencia a las decisiones judiciales. “Debemos, porque hablo en nombre de ustedes, determinar que todos los presos políticos sean puestos en libertad. Alexandre de Moraes, este presidente ya no cumplirá. La paciencia de nuestro pueblo ya se agotó”, dijo Bolsonaro.
“(Quiero) decirles a los sinvergüenzas que nunca me arrestarán”, señaló el presidente, quien continuó. “O este ministro se cuadra o pide su salida. No se puede admitir que solo una persona, solo un hombre, nuble nuestra libertad”.
Aún en la Avenida Paulista, como ha dicho en discursos en el interior del país, Bolsonaro dijo que las únicas opciones para él son ser arrestado, ser asesinado o salir victorioso, afirmando, sin embargo, que nunca será detenido. “Para decirles a los que quieren hacerme inelegible en Brasilia: sólo Dios puede sacarme de allí”. “Solo salgo preso, muerto o victorioso”, completó.
“Queremos elecciones limpias, democráticas, con conteo público de los votos. No puedo participar en una farsa como la que defiende el Tribunal Superior Electoral”, dijo el mandatario ante una multitud en la céntrica avenida de Sao Paulo, donde según la policía reunió a 125.000 personas.
Tanto en Brasilia como en San Paulo, los bolsonaristas -la mayoría sin mascarillas- se movilizaron portando banderas nacionales. Algunos corearon lemas golpistas, otros criticaron a los expresidentes izquierdistas Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016) y otros rezaron por el presidente, quien entre su base electoral cuenta con buena parte de evangélicos. En Sao Paulo, la ciudad más poblada del país, también se desarrolló una manifestación opositora bajo el lema “Fuera Bolsonaro”, que según la policía reunió a 25.000 personas.
En respuesta a las movilizaciones, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, hizo un llamado a defender el Estado de Derecho. “Mientras se celebra el Día de la Independencia, expresión fuerte de libertad nacional, no dejemos de comprender nuestra más evidente dependencia de algo que debe unir a Brasil: la absoluta defensa del Estado Democrático de Derecho”, publicó en Twitter. Pacheco estaba invitado a la ceremonia de izado de la bandera nacional que este año sustituyó al desfile militar, suspendido por la pandemia. Sin embargo, ni Pacheco ni el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira; ni el presidente del Supremo Tribunal Federal, Luiz Fux, acudieron a la ceremonia.
Según el columnista del diario O Globo Merval Pereira los ministros del STF se reunieron ayer para analizar la reacción que debe tomar la corte luego de las amenazas “golpistas” lanzadas por Bolsonaro durante la jornada.
Para el excandidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) en 2018, Fernando Haddad, Bolsonaro “debería estar preso”. “En un país mínimamente democrático, Bolsonaro sería apartado de sus funciones y preso. Sólo por el espectáculo grotesco de hoy, que desmoraliza a Brasil ante el mundo”, escribió en Twitter.
También opinó el gobernador de Sao Paulo, João Doria, quien por primera vez ha abogado por la destitución por juicio político de Bolsonaro. “Mi posición es por el impeachment de Bolsonaro, después de lo que he escuchado hoy, que claramente agrede la Constitución”, afirmó en una conferencia de prensa recogida por la cadena Globo.
Bolsonaro afirmó en los últimos días que esperaba movilizaciones multitudinarias para enviar un “ultimátum” a los jueces de la Corte Suprema. El índice de popularidad de Bolsonaro cayó en julio al 24%, su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019, debido especialmente a la gestión de la pandemia, que ya deja más de 580.000 muertos, y una crisis económica que está repercutiendo en el bolsillo de los brasileños.
Para Maurício Santoro, de la Universidad del estado de Río de Janeiro, es la primera vez desde la vuelta de la democracia en Brasil que se “vive una situación así”, “semejante a lo que vimos en países como Hungría, Polonia, Venezuela y en Estados Unidos durante Trump”. “Es una retórica autoritaria que debilita la democracia por dentro”, dijo a France Presse.
A 13 meses de las elecciones presidenciales, “lo que estamos viendo hoy es un ensayo general de Bolsonaro” para entonces, agregó el profesor de Ciencia Política, que teme situaciones venideras de “violencia y de inestabilidad”. Según los sondeos, Bolsonaro sería ampliamente derrotado por el expresidente Lula da Silva, quien todavía no ha confirmado su candidatura.
Las marchas de este martes “no fortalecen ni debilitan a Bolsonaro. Pero me parece que el presidente ya no tiene la ambición de vencer de manera legítima. Me parece más probable que tenga una estrategia de ignorar una probable derrota y creo que esta estrategia de movilizar ahora a sus seguidores debe ser analizada en este contexto”, señaló a France Presse Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getúlio Vargas en Sao Paulo.
“Es triste ver el estado en que nos encontramos y cuán débil es la democracia en Brasil. Nuestra democracia no ha madurado lo suficiente y por eso vemos este tipo de manifestaciones en las calles, la gente abiertamente atentando contra los pilares de la democracia brasileña. Y el presidente, claro, es el principal responsable de todo esto, pero no el único”, comenta a La Tercera Paulo Afonso Velasco Júnior, cientista político de la Universidad del estado de Río de Janeiro. “Bolsonaro todavía tiene mucho apoyo, pero no sé si sería suficiente para que gane las elecciones del año que viene. Todavía tiene bastante gente a su lado, alrededor de un 15% de los electores en Brasil siguen con él, desgraciadamente”, agrega.
Rafael Duarte Villa, analista político y académico de la Universidad de Sao Paulo, tiene una opinión similar. “Las manifestaciones a favor de Bolsonaro demuestran que todavía hay un buen apoyo al presidente, a pesar de sus manifestaciones constantemente antidemocráticas y a la profundización de la crisis económica”, comenta a La Tercera. “Lo que sucede es que Bolsonaro consiguió crear una base social de apoyo conservadora que hoy debe ubicarse aproximadamente en 25 millones de electores y un sector social ultraconservador, los cuales siempre estarán dispuestos a apoyarlo y que realmente creen que el presidente no puede gobernar porque otras instituciones como el Superior Tribunal Electoral, una parte del Congreso y la mayoría de los gobernadores no lo dejan”, concluye.
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