Aceptó organizar la Copa América de Fútbol a pesar del peligro de más contagios y tras casi medio millón de muertos por la pandemia. Luego reivindicó la fabricación de vacunas tras negar la amenaza del Covid-19. Pero no parece haber sido suficiente. Este miércoles, a las 14.00, parlamentarios de izquierda, centro y derecha de Brasil presentarán una “supersolicitud” de juicio político contra el Presidente Jair Bolsonaro en la Cámara de Diputados.
Según explica BBC Brasil, varias entidades, grupos políticos y al menos 11 partidos están trabajando para reunir los argumentos de más de 120 llamados de juicio político contra Bolsonaro en una sola solicitud, que ha sido denominada superimpeachment. El nuevo texto será una solicitud de juicio político normal, simplemente recogiendo en un solo documento al menos 24 hechos cometidos por el presidente que la oposición considera delitos de responsabilidad.
Pero un caso en particular está atrayendo la atención de todos: el “escándalo Covaxin”, el cual sí podría traerle graves problemas al presidente, pues compromete su relación con el llamado Centrão, un conglomerado de partidos políticos sin ideología clara, que es conocido por negociar su apoyo a cambio de cargos y beneficios financieros sin pudor.
Tres senadores brasileños presentaron este lunes una demanda ante la Corte Suprema para que se investigue si Bolsonaro cometió el delito de “prevaricación” al no denunciar sospechas de corrupción en la compra de la vacuna anticovid Covaxin. Entre las sospechas que saltaron a la luz la semana pasada está la sobrefacturación del inmunizante del laboratorio Bharat Biotech, por el que se había firmado un contrato a precios más elevados que por cualquier otro fármaco de los adquiridos hasta ahora por Brasil.
“La supersolicitud, además de ser de varios grupos, es más importante porque aglutina a grupos ideológicamente muy distintos. Es una buena señal de unidad después de años de polarización política y disputa agresiva y encarnizada”, dice Carolina Botelho, politóloga de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ).
Según los politólogos entrevistados por la BBC, el escándalo de Covaxin suma al superimpeachment un hecho nuevo y bastante fuerte, que no estaba presente en solicitudes anteriores, pero esto puede no ser suficiente para conducir a un juicio político, incluso si causa más presión sobre el gobierno de Bolsonaro.
“Seguimos trabajando con un escenario muy similar al anterior, a pesar de las nuevas denuncias. El sistema político aún no ha digerido la denuncia. Obviamente, tiene un potencial de degradación de la presidencia, pero aún no hemos identificado un movimiento de disolución de los parlamentarios de base”, explica el politólogo Creomar de Souza, profesor de la Fundación Dom Cabral y fundador de la consultora de riesgo político Dharma.
Como ocurre con los demás pedidos, para que se apruebe el superimpeachment debe ser sometido a votación por el presidente de la Cámara de Diputados, actualmente el diputado Arthur Lira, aliado del gobierno. Luego, debe tener un voto de al menos dos tercios de la Cámara para ser enviado al Senado, donde debe ser aprobado por mayoría simple. Por el momento, explica Souza, Bolsonaro tiene suficiente base de apoyo en el Congreso para evitar tal aprobación.
Pero Fernando Luiz Abrucio, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Sao Paulo y profesor de la Fundación Getulio Vargas, en una columna publicada en O Estado de Sao Paulo, habla de tres razones que aumentan el riesgo de un juicio político contra Bolsonaro. “En primer lugar, la Comisión Parlamentaria de Investigación del Covid-19 se volvió más peligrosa con la denuncia de prevaricación por parte del presidente de la República en el caso de la vacuna Covaxin”, escribe.
“Un segundo fenómeno es el aumento gradual de manifestaciones que piden la salida del presidente”, apunta Abrucio. De hecho, la campaña “Fuera Bolsonaro”, que encabezó los actos por el impeachment el 29 de mayo y el 19 de junio, convocó a una nueva movilización nacional contra el presidente para este sábado. La manifestación estaba prevista para el 24 de julio. La idea es aprovechar el calor de las revelaciones del escándalo Covaxin para movilizar a la población y presionar al gobierno, asegura el portal Congresso em Foco.
“Una última cosa puede ampliar la adhesión al impeachment: el apoyo a Bolsonaro y la forma más suave de oposición, practicada particularmente por el centro democrático puede cambiar su posición. En el caso del Centrão, el temor es que el presidente le eche toda la culpa para librarse del escándalo, por lo que sería mejor irse antes de que la casa se caiga”, advierte Abrucio.
Y ese apoyo, según analistas, puede cambiar si las próximas encuestas confirman que Bolsonaro sería derrotado por el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva en los comicios de octubre de 2022. “Lula se ha vuelto muy fuerte, la última encuesta le da casi un 50% de intenciones de voto. Y el campo de la derecha y centroderecha que hoy está con Bolsonaro empieza a actuar de modo más pragmático y tal vez entienda que es mejor apostar por un candidato más competitivo, con más posibilidades de derrotar a Lula”, dijo a France Presse el especialista en derecho público Michael Mohallem.
Si bien de los 11 magistrados del Tribunal Supremo Federal al menos cuatro están en contra de un eventual juicio político a Bolsonaro, según Carolina Brígido, columnista del portal UOL, el respaldo de los brasileños a un impeachment ha ido en alza. Una encuesta realizada por Poder Data, la División de Estudios Estadísticos del medio Poder 360, reveló a fines de mayo que el apoyo al juicio político contra el mandatario aumentó a 57%. De acuerdo con el estudio, el apoyo a la salida de Bolsonaro creció 11 puntos respecto de los tres meses anteriores.