Israel y milicianos de la Yihad Islámica mantenían este lunes un frágil cese del fuego después de casi tres días de violencia. La única central eléctrica de la Franja de Gaza reanudó operaciones y las autoridades israelíes comenzaron a reabrir los cruces fronterizos hacia el territorio palestino. También levantaron las restricciones de seguridad en las comunidades del sur del país luego que la tregua mediada por Egipto entró en vigor el domingo por la noche.
Sin embargo, la situación de los hospitales de la Franja de Gaza aún era motivo de preocupación. Durante días, los funcionarios de salud palestinos habían estado emitiendo advertencias sobre una interrupción inminente en la prestación de servicios médicos debido a la falta de combustible necesario para hacer funcionar los generadores de electricidad en los hospitales y centros de salud de Gaza.
La única central eléctrica de la franja, Nuseirat, cerró el sábado, días después de que Israel detuviera el transporte planificado de combustible al territorio. Esto sometió a Gaza a cortes de electricidad continuos de más de 20 horas al día, según The New York Times. “Quedan 48 horas para funcionar sin el combustible necesario para mantener las operaciones de los generadores de reserva en los hospitales. En un momento en que las fronteras están cerradas e impidiendo que se necesite combustible industrial para hacer funcionar la principal central eléctrica de la Franja de Gaza”, advirtió el domingo el Ministerio de Salud de Gaza en su cuenta de Twitter.
“La situación es tan triste e inimaginable”, dijo Amina Ashkinan, de 65 años, cuyos nietos tuvieron que ser trasladados de urgencia al Complejo Médico Shifa en la Ciudad de Gaza, luego que resultaran heridos tras un ataque aéreo israelí mientras jugaban frente a su casa en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza.
Su nieta, Mayar, de 10 años, fue alcanzada por metralla en el abdomen, mientras que su nieto, Ahmed, de nueve años, sufrió heridas en todo el cuerpo. “Ningún ser humano puede soportar lo que nosotros soportamos, desde la guerra contra nosotros, los civiles indefensos, o los constantes cortes de energía o la falta de combustible”, comentó Ashkinan a la cadena Al Jazeera. “¿Cuál es nuestra culpa, y cuál es la culpa de nuestros hijos, para que les pase todo esto?”, se preguntó.
Pero Mayar y Ahmed tuvieron suerte. La nieta de Ashkinan fue llevada de inmediato al quirófano. Su condición, junto con la de su hermano, se había estabilizado desde entonces. No como los, al menos, 15 niños palestinos que se contabilizaban entre las 44 personas muertas en la Franja de Gaza en los tres días de bombardeo israelí, según funcionarios del Ministerio de Salud palestino.
Desde 2008, Israel ha librado cuatro guerras en territorio palestino, matando a casi 4.000 personas, una cuarta parte de ellas niños, asegura el canal de televisión qatarí. En tanto, según los datos recopilados por Defense for Children International, al menos 2.200 niños palestinos han sido asesinados por el Ejército y los colonos israelíes desde 2000, el comienzo de la segunda intifada.
Mohammad Abu Salmiya, director del Shifa, el mayor hospital de Gaza, dijo que el colapso del sector de la salud era un resultado inevitable del bloqueo israelí de 15 años impuesto a la Franja de Gaza. Ahora, agregó, la crisis eléctrica solo vino a agudizar los males del sector, paralizando todos los departamentos y en especial la unidad de cuidados intensivos, las estaciones generadoras de oxígeno y las salas cuna.
“Hay más de 25 heridos que necesitan cirugías; hay heridos en los departamentos de cuidados intensivos en condiciones críticas, y hay niños, mujeres y ancianos heridos”, dijo a Al Jazeera el domingo, antes que se informara de la reanudación de operaciones de la única central eléctrica de la Franja de Gaza.
“Los números indican el uso excesivo de la fuerza en el bombardeo israelí. Hay lesiones que requieren intervenciones médicas de diferentes especialidades”, comentó Abu Salmiya, advirtiendo que el sector de la salud enfrentaba “una verdadera catástrofe” si Israel renovaba su ofensiva. “Estamos en una etapa muy crítica”, reconoció.
The New York Times recuerda que desde 2007, Gaza ha estado bajo un severo bloqueo terrestre, aéreo y marítimo por parte de Israel y Egipto, restringiendo qué y cuánto ingresa al empobrecido enclave costero y limitando cuántos de sus aproximadamente dos millones de residentes pueden salir. Esas restricciones también se aplican a los medicamentos y equipos médicos.
Los pacientes que necesitan atención avanzada deben obtener un permiso especial para viajar a Cisjordania ocupada o Israel para recibir tratamientos como quimioterapia o cirugía cardíaca. Decenas de esos pacientes en Gaza no han podido salir desde el cierre de los cruces, según el Ministerio de Salud y las Naciones Unidas.
“El derecho a la salud ya está gravemente comprometido debido a la escasez de larga data y al movimiento fuertemente restringido dentro y fuera de Gaza”, dijo la agencia humanitaria de la ONU en un comunicado publicado el sábado.
El Ministerio de Salud en Gaza dijo que los hospitales de ese territorio palestino tenían solo el 60% de los medicamentos esenciales que necesitan y el 40% de los suministros de laboratorio y banco de sangre, y describió la situación como la peor en años. El Dr. Medhat Abbas, portavoz del ministerio, dijo que los hospitales habían detenido todas las cirugías y tratamientos electivos.
“Solo podemos atender casos de emergencia con escasez de medicamentos e insumos”, dijo el Dr. Abbas. “Queremos preservar algunos de nuestros recursos para hacer frente a la cantidad de casos que ingresan a la sala de emergencias”, agregó poco antes de que el alto el fuego entrara en vigor.